Capítulo 18

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—¡Suéltame! —Pedí dejando caer lagrimas por mis mejillas— ¡Harry!

-Lia, olvidalo.

-¿Qué lo olvide? ¡Es tu hijo!

—¿Qué lo olvide? ¡Es tu hijo!

—Técnicamente, es mi sobrino, pero lo he cuidado como si fuera mi hijo— Recordó entristecido— Aun así, él no tenía que estar dentro de la casa— Chocó su mirada con la mía, intentaba estar serio, pero podía distinguir algo de tristeza en ellos— Ahora céntrate en tu hermana.

La miré, estaba en sus brazos, pálida, con los ojos cerrados y las manos extendidas. En una de estas tenía una jeringuilla clavada, una vacía. Ya era tarde, si aquello funcionaba mi hermana reviviría, volvería a la vida como una vampira. No sé si me asustaba más que funcionase o que no.

—Tráela —Ordenó Henry para que me llevaran con mi hermana.

Me tiraron a unos pasos de ella, y me arrastré hasta su cadáver, mientras Henry se levantaba.

—No te preocupes, vivirá.

—¿Y si no lo hace? —Dudé dolorida.

—Lo hará.

—¿Cómo estas tan seguro?

—Tiene que hacerlo, llevo años buscando algo que reviva a mi hermanita, esta es la que funciona. Tiene que serlo.

Le miré incrédula, me parecía un niño pequeño, uno asustado, que jugaba a ser dios, intentando revivir a las personas, solo porque su hermana estaba muerta.

—Dime algo Henry —Dije sin ser del todo consciente— ¿Quisiste alguna vez a alguna de tus mujeres?

—No preguntes cosas de las cuales sabes la respuesta.

—No —Aseguré respondiendo por él— ¿Y tus hijos? ¿Tampoco?

—Son sangre de mi sangre, claro que les quiero.

Acaricié el rostro de mi hermana, apartándole el pelo y observando su belleza.

—No, no lo haces —Volví a asegurar por él.

—Ella no es mi hija.

—¿Y yo? ¿Alguna vez te ha importado lo que quería o sentía?

—Estoy reviviendo a tu hermana.

—¿Pero a qué precio, Henry? Has matado a Harry —solamente nombrarlo me partía el corazón—, casi me matas a mí y has matado a muchas más personas a lo largo de estos años solo para revivir a tu hermana.

—Ella no tenía que estar muerta.

—¡Ni mi hermana! —Aullé fuera de mí.

—Por eso, Lia, volverán las dos, todo acabará.

—¿Y si no son la misma? ¿Y si solo puedes revivirlas unas horas? ¿Y sí? —Empecé a cuestionar.

—Piensas demasiado las cosas.

—Y tu demasiado poco.

Levanté mi mirada dirigiéndole una amarga y seria, cuando él agachó su cabeza. Entonces sentí algo en mi mano, en la que estaba enlazada con la de mi hermana, como si se hubiera movido. La miré rápidamente y un mal presagió pasó por mi mente. Por sus ojos caían lágrimas, lágrimas de sangre, y en su nariz había hecho un recorrido otra gota de sangre que acababa juntándose con la que caía por su boca.

—Henry...— Tartamudee muy asustada.

Este levanto la vista y corrió seguido por unos cuantos humanos con batas, batas blancas, como si fueran médicos.

—¿Qué la está ocurriendo? —Dudó empujándome para atrás y privándome de ver a mi hermana.

Intenté buscar alguna perspectiva por la cual ver a mi hermana, pero no la había. Entonces unos pasos tras de mí, me hicieron darme la vuelta. Creí que serían mis compañeros, rezaba por ello, pero no lo eran. Uno de los esbirros de mi padre salió empujando a otra silueta, una que conocería incluso a oscuras. Era mi padrastro.

—¡Papá! —Bramé corriendo a sus brazos.

—¡Lia! ¿Estás bien? ¿Qué está pasando? —Dudaba muy perdido.

—Intentan revivirla, papá.

—¿A tu hermana? ¿A mi hija? —Preguntó mientras sus ojos se abrían— Eso es genial.

—Pero... si lo consiguen... será una vampira.

—¡¿Qué?! —Gritó horrorizado— ¿Sera como ellos?

Algo se clavó en mi corazón al escuchar "ellos".

—Sera como yo —Corregí.

—Lia... ¿debería alegrarme o asustarme? No quiero que sea vampira, no lo soportara, no es tan fuerte como tú.

La verdad era que yo llevaba haciéndome la misma pregunta desde que lo supe, no quería que mi hermana fuera vampira, pero tampoco que estuviera muerta... sin embargo, había una opción que podía probar.

—No te preocupes, tengo... tengo un collar, si lo lleva mucho tiempo dejara de ser vampira, pero no puede quitárselo —Informé recordando el amuleto que la abuelita me había devuelto.

—No se lo quitara, la ayudaremos —Aseguró mi padre recuperando la razón.

Pero algo me asusto, hablaba como si esto fuera a ocurrir, como si ya estuviera todo decidido, como si estuviera en nuestras manos, y lo último que vi fue a mi hermana sangrando por toda la cara.

—Papá —Nombré intentando advertirle de que quizá no funcionaba, aunque me daba pena, la luz había vuelto a sus ojos.

—¿Qué la pasa? ¿Qué necesita? —Preguntaba una tras otra vez Henry.

—Sangre, necesita sangre.

—Bien pues sacrificaremos a cualquiera —Empezó a decir.

—No, no lo entiendes, necesita sangre de un vampiro— Le cortó uno de los médicos.

Siendo sincera, reconoceré que no lo pensé, pero mi hermana me necesitaba y por ello mi cuerpo reaccionó solo.

—Dale la mía —Propuse corriendo a su lado.

—Bien— Dijo Henry serio.

—Henry... necesita mucha sangre, si bebe tanta sangre como necesita... Lia morirá.

¿Moriré? repitió mi mente imaginándome a mi muerta, pero pronto se mezcló con la imagen de Harry muerto en alguna parte.

—Lia, es tu decisión— Recordó uno de los médicos apartándose y dejándome sola con mi hermana.

—¡Lia no lo hagas!— Intentó ordenar Henry, juraría que era la primera vez que mostraba su tristeza, que mostraba que no estaba de acuerdo en revivir a mi hermana, pero ya era tarde.

Me giré mirando a mi padrastro, quien se había vuelto a perder entre lo que ocurría, solo me miraba con lástima. Pero aquella era su hija, no yo, ella era quien debía vivir.

Me acerqué a él y le abracé mientras unas lágrimas caían por mi rostro, al finalizar pude ver que él también lloraba, le extendí mi mano y dejé algo en la suya. Me di la vuelta y me acerqué de nuevo a mi hermana, quien yacía inmóvil.

—Lia...no... —Intentó manifestarse mi padrastro, pero no le salía la voz.

—Esta ha sido tu decisión, Henry— Quise dañarle, aunque supuse que mi muerte no sería nada para él, por mucho que parecía estar entristecido.

Rajé mi mano dejando caer la sangre a su boca y fui a ponérsela en su mano cuando alguien me aparto de ella, agarrándome y alejándome de aquella escena.

—¡No!— Grité, por primera vez estaba segura de que quería revivirla.

No obstante, mi rostro se chocó con unos ojosverdosos, que hicieron que mi corazón latiera tan rápido que creí que medesmayaría, o quizá ya lo estaba, quizá mi hermana ya me había dejado sinsangre y eso era el final, una dulce despedida.

Muerte vampirica (SpV#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora