Muerte vampirica (SpV#2)

Último capítulo (-20-)

—¿Qué? —dudó Harry mientras yo le miraba— va no tanto, no le creas.

—Harry, cállate y asume lo que sientes —pidió Dylan soltándome las manos.

—Está bien, sí —aceptó rendido—, ¿cambia algo?

—Lo cambia todo —escupí sin pensarlo, pero haciéndole callar la boca.

—Lia yo solo... —empezó a decir Dylan.

—¿Sabéis? Da igual, soy tu primo, asumámoslo, nunca podríamos estar juntos —finalizó Harry agachando la cabeza—. Solo espero que seáis felices juntos, y, Dylan, como la pase algo te encontraré y.

—Y me mataras —finalizó por él— Lo sé.

—Perfecto, pues me iré, una botella de tequila me espera junto a un asiento muy incómodo— siguió Harry empezando a caminar.

—Eres estúpido Harry, aunque te lo ponga fácil te las arreglas para joderlo —soltó Dylan enfurecido.

—Sera eso —fue lo único que dijo.

—No, tiene razón, eres jodidamente estúpido, manipulador e infantil —dije llenando mis ojos de lágrimas.

—Sera mi maldición —anunció mostrando una sonrisa torcida, pero forzada, podía ver en sus ojos la tristeza que nunca admitiría—. Si no vais a criticarme más, tengo que irme, como he dicho, me están esperando.

Me quedé en silenció y observé como Harry desaparecía, estaba rabiosa pero no sabía si salir corriendo tras él o quedarme con Dylan. Este último era encantador y no podía negar su belleza, inteligencia o su amabilidad, junto con su madurez. Por otro lado, estaba Harry, era apuesto, divertido, protector y porque negarlo, sus ojos me trasmitían tanto que una simple mirada suya lograba paralizarme, a la vez que emocionarme. Sin embargo, también era inmaduro, manipulador y misterioso. Pero no sabía que debía hacer, cualquiera de los dos significaba mucho para mí, no obstante, ¿de quién estaba enamorada?

—Lia —nombró Dylan sonriéndome, al mismo tiempo que haciendo que dejará mis pensamientos y me centrará en él— hablemos.

Narrador externo.

Harry se escapó de la peor escena de su vida, la realidad de lo que sentía. Y como siempre, se arrepentía de ello, aunque no se imaginaba la idea de quedarse allí, viendo como una de las únicas personas que había querido, se marchaba con otro. No lo dudó y volvió al bar en el cual había pasado las últimas noches envuelto en alcohol, justo después de acabar aquellos trabajos en los cuales se había metido forzosamente y, por los cuales, no pasaba mucho tiempo en su casa, a la vez que le hundía en un mar de tristeza y odio con sigo mismo.

—Vuelves de nuevo —observó el camarero abriendo una botella de cerveza y pasándosela—, ¿esta vez que te ha pasado? ¿Otro cliente insatisfecho? ¿Una víctima dura? ¿Matar a tantas personas se te está haciendo duro? ¿O quizá te hayas convertido de nuevo en la victima de uno de tus enemigos?

—No es nada de eso —reveló bebiendo un trago largo, no era la botella de tequila que él pensaba, pero serviría.

—Ah, ya entiendo. La mayoría de las personas que vienen a beber es por lo mismo, me tragó las penas amorosas de todos mis clientes. Pero es curioso, nunca creí que el gran Harry tuviera ese problema.

—La gente te sorprende —aclaró agitando la botella y reclamando una nueva ya que esa ya estaba vacía.

—Bebes muy deprisa, debe de haber sido algo gordo. ¿Una ruptura quizá? O tal vez ella te haya dejado por otro —La botella que Harry agitaba cayó a la barra, por suerte no se rompió— Eso me temía. El amor puede debilitar hasta a la persona más fuerte, Harry, debes de tener mucho cuidado.