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El show continuaba con normalidad en el circo. Los aplausos y risas llenaban la carpa, pero Jungkook, aún en el backstage, se encontraba distraído, siguiendo la partida de póker con sus amigos. Sus ojos iban de las cartas a sus compañeros a las propias,  tratando de ignorar el momento de tensión que había vivido antes al ver las marcas en la muñeca de Jimin y la realidad que se vivía dentro del circo en control de Jiwon. Así mismo había tratado de evadir el hecho, de no pensar en ello, pero la imagen persistía en su mente como un eco perturbador.

A medida que el show de acrobacias avanzaba, el clímax del espectáculo se acercaba. El acto de sogas de Jimin volvía a ser el último número de acrobacias, y el público disfrutaba de la vista artística que se desentrañaba dentro de la lona. Los vítores se intensificaban cuando Jimin, con su agilidad innata, ejercía el culmine de su performance.

Jungkook, aunque intentaba mantenerse centrado en el juego, no pudo evitar ser atraído por el sonido en el centro de la carpa, ojeando inevitablemente hacía la tela roja que separaba aquél espacio con el escenario.

El acto culminó finalmente anunciado por los aplausos y gritos de la muchedumbre, lo acompañó a Jimin atravesando la tela roja, descendiendo con la misma ímpetu con la que había entrado al escenario. Todo había salido excelente. Las luces se apagaron para dar paso a un nuevo acto que anunciaría la voz del jefe, y el eco de los aplausos resonó en cada rincón del circo, aún con aquél artista retirado de la escena.

Por su lado, en el backstage, la atmósfera era diferente. Rosé y Sooyoung, quienes habían observado todo desde las sombras, se acercaron con la intención de felicitar a Jimin por su actuación. 

—¡Woohoo, Jimin! Lo hiciste genial —dijo Rosé con un entusiasmo que apenas podía contener.

—Eres todo un profesional —añadió Sooyoung, con una sonrisa cariñosa y ojos de admiración.

Sin embargo, con solo una mirada de Jimin, ambas mujeres comprendieron. No era el momento para felicitaciones. Esa mirada, cargada de una mezcla de seriedad y contención, más aquél asentimiento agraciado con una micro sonrisa, les hizo entender que debían mantenerse al margen. Así que, respetando su espacio, se quedaron observándolo mientras él cruzaba el backstage, Jimin durante su acto había meditado las palabras de Sooyoung inevitablemente, había tomado una decisión.

El ambiente entre los presentes era variado. Algunos, escépticos sobre los eventos previos, mantenían sus reservas en silencio. Otros, sin embargo, siguieron a Jimin con la mirada, curiosos y expectantes por lo que podría suceder a continuación. Entre ellos estaba Jungkook, quien, a pesar de tener las cartas aún en la mano, había dejado el juego en un segundo plano.

Jimin, al notar la mirada de Jungkook, le dedicó una directa y sostenida. Esa expresión, una invitación velada, no pasó desapercibida para Jungkook. La intensidad en los ojos de Jimin decía más que mil palabras. 

Jungkook, se quedó estático, las cartas aún en sus manos, atrapado por esa comunicación silenciosa que solo ellos dos entendían.

—¿Jeon? ¿Vas a jugar o qué? —la voz de Jin junto a una picardía lo trajo de vuelta a la realidad, pero su mente ya no estaba en el juego.

La voz de Jiwon resonó a través del espacio.

—¡Damas y caballeros, niños y niñas, prepárense para un espectáculo que los dejará sin aliento! ¡Les presentamos al magnífico, al inigualable, al maestro del filo, Jin, el Artista de Lanzamiento de Cuchillos!

Jin fue llamado a pasar al frente, todos los que rodeaban la mesa voltearon en su dirección.

—Oh, estás de suerte —le regaló a Jungkook una media sonrisa que resaltó uno de sus pómulos más un encogimiento de hombros, dejando las cartas sobre la mesa.

🎪 Of The Wonders | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora