11- Viaje

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El tan esperado día donde viajaría con Arima a su pueblo natal llegó.

La mañana era fría, casi gélida en comparación a otras temporadas del año. Durante el otoño, la temperatura general a estas horas ronda los 10 grados Celsius, así que me pareció prudente estar abrigado para el viaje.

Es muy temprano, así que decidí ir yo mismo a buscar a Arima en vez de esperarla en la estación. Al llegar, toqué la puerta y después de unos segundos me abrió. No pude evitar pegar una ojeada discreta de arriba hacia abajo al momento en el que se reveló. Su abrigo y su bufanda no muestran que es lo que lleva puesto, y si no fuese por el sombrero de turno, juraría que su ropa la eligió Akane.
Se ve hermosa.

   —Dudé que vinieras —me saludó, dibujando una sonrisa —. Estaré lista en unos minutos. Pasa y espérame.

   —Está bien —le respondí —. Con permiso.

Al entrar, me retiré los zapatos y fui guiado por Arima a tomar asiento en la sala principal. Me indicó donde quedaba el baño en caso de llegar a necesitarlo y se metió en su habitación.
Su apartamento es espacioso, moderno y se ve estético. Si bien sabía que Arima estaba acomodada, no tenía una noción real de que tanto.

Durante mi tiempo de espera, decidí revisar mi teléfono. Marcaban las 6:10 de la mañana. En 20 minutos el tren iba a marchar. Sabiendo eso, me levanté del sofá y caminé rumbo la habitación.

   —Arima —toqué la puerta.

   —¿Ah? Eh- ¡No vayas a entrar! —resonó desde adentro de la habitación.

   —No pretendía entrar —le aclaré. No soy un pervertido ni mucho menos disfruto irrumpir habitaciones ajenas. —. Apresúrate, el tren saldrá pronto.

No pasaron más de 5 segundos para que la puerta se abriera de golpe. Ahí está ella, algo desarreglada y con un bolso preocupantemente lleno.

   —Vayamos a la estación —solicitó.

Afortunadamente un taxi nos dejó en la estación a pocos minutos de que el tren llegase. Compré nuestros boletos y me quedé cerca del banco donde se quedó sentada Arima. No siento tensión en el ambiente, pero ninguno de los dos ha querido decir alguna palabra. Lo dejaré así por ahora.
Al poco tiempo llegó el tren. Tomé mi equipaje y me ofrecí para llevar el de ella también. Como era de esperar, rebosó orgullo, pero terminó cediendo. Al entrar, caminamos por el vagón y tomamos asientos separados, frente a frente.

Quise romper el silencio:

   —Entonces, ¿Cómo te sientes con ir a ver a tu mamá? —cuestioné.

   —Nerviosa —respondió inmediatamente.

No pude evitar sentir algo de lastima debido a la situación.

   —Pero —agregó, eliminando el rastro de nerviosismo de hace un momento —… es algo que en verdad necesito hacer. Todos estos años estuve evitando pensar en ella, negando que me afectase, viviendo por mi misma… pero no puedo seguir mintiendo, ¿Sabes?

   —¿Mentir? —le cuestioné, con mi curiosidad despierta.

   —No puedo seguir engañando a los demás ni engañándome a mí misma —respondió.

…ya veo.
Arima Kana es solo una muchacha más. No importa si fue una actriz infantil genio, o si es el centro del nuevo B-Komachi. Está peleando por soltar ese mecanismo de defensa que la hace ser como es; desea dejar de fingir.
Puedo entenderlo perfectamente, Arima Kana.

   —Es admirable que decidieras encarar tus demonios, Arima —confesé, sin saber bien a quien.

Ella me miró, inexpresiva, por unos segundos. Después de eso volteó su cabeza y se enfocó en la ventana.
Su seriedad me intriga. Hace días, cuando fuimos a la playa, estaba actuando normal, pero desde entonces pareciera que estuviese incómoda, o, quizás, planeando algo.
Quizá son solo cosas de chicas. Más allá de saber como manipularlas -de lo que me sigo arrepintiendo-, nunca supe entender a estas mujeres.

   —Entonces, Aqua —se dirigió Arima hacia mí, sin quitar su mirada de la ventana —. ¿Qué planes tienes a futuro?

¿Qué planes tengo a futuro?
Amemiya Gorou soñó con ser cardiocirujano, pero… ese era su sueño, no el mío.
Divagar una respuesta no servirá de nada. Quizás formulando se me ocurra algo.

   —Si te soy honesto, me veía como administrador o algo parecido en Strawberry Productions. Quizás podría heredarle el puesto de presidente a mamá —comenté.

Pude notar el pequeño asombro que tuvo Arima al escuchar la palabra “mamá” salir de mi boca.

   —Sin embargo —agregué —, creo que estoy disfrutando actuar.

Finalmente, mi compañera de viaje se volteó hacia mí, apoyando su rostro en su palma mientras su brazo se sostenía de su pierna, cruzada.

   —¿Quieres ser actor? —me cuestionó con orgullo, como si su lenguaje corporal presumiera su talento actoral.

…sí, quiero ser actor.

   —Eso creo.

Me miró de arriba hacia abajo, con una expresión pensativa.

   —¿Y qué harás al respecto pronto? —me preguntó.

Era una pregunta válida. No tengo una respuesta construida todavía.
Una vez más, recordé el pequeño momento de satisfacción durante los ensayos de Tokyo Blade. Ahora que lo pienso, las personas que me importan se hicieron cercanas fue precisamente por ese proyecto. Todos dieron lo mejor de sí, mejoraron y demostraron de qué están hechos. No me quiero quedar atrás.
Uniendo cables una vez más, recordé que tanto Taiki como Akane son los ases de la Compañía Teatral Lala Lai. Quizás…
Pensé un poco más en mi respuesta, y se la revelé a Arima:

   —Quiero entrar en el Grupo Lala Lai.

Noté como se sorprendió un poco al escuchar mi declaración. Ahora, adelantándome, puedo suponer que va a tomar una actitud celosa por Akane y va a actuar con su complejo de Tsundere. Por favor, Arima, eres-

   —Me alegra mucho —comentó Arima, sonriéndome cálidamente.

No hay celos.
No hay orgullo injustificado.
No hay nada.
Ella está… ¿Genuinamente feliz?

   —Tienes mucho potencial como actor—añadió —. Me gustaría verte triunfar.

No, Arima, no hagas eso.
Esa es la sonrisa por la que me enamoré de ti.
Mis mejillas ardieron fuertemente por unos breves momentos, así que aparté la mirada y opté por ser yo el que viese a la ventana ahora.

   —¿Y tú? —le pregunté —¿Qué harás después?

Escuché un suspiro ahogado.

   —No lo sé —me respondió tras unos momentos en silencio —. Quizás lo descubra hoy.

Después de esa respuesta, ninguno volvió a hablar durante el viaje.

Me Tienes A Mi (Oshi No Ko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora