29 [El arma secreta]

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El ambiente de la habitación era sumamente tenso. Se podía ver a Hinata, Natsu, Jiraiya, Tsunade y Romura...

Las dos asesinas estaban en silencio, mientras que Jiraiya y Tsunade parecían esperar a que hablaran.

—Bien, creo que va siendo hora de hablar —declaró Hinata, llamando la atención de todos.

—Concuerdo —respondió Jiraiya—. Han pasado cuatro años, después de todo. Es bueno tenerlas aquí.

Romura se mantuvo en silencio, sin decir nada.

Tsunade la miró de reojo, notando su expresión.

—Quisiera saber por qué insistieron en que la señorita Yorima estuviera en la reunión —preguntó la rubia.

La demonio suspiró antes de juntar sus manos.

—Supongo que no puedo disimular frente a ustedes. Todos ustedes ya saben de la existencia del ocultismo, y varios de ustedes conocen mi verdadera identidad, así que no tiene sentido ocultar nada —declaró ella antes de transformarse en una masa de agua. Tras algunos segundos, mostró su verdadera forma.

Jiraiya y Tsunade se vieron sorprendidos ante el cambio tan repentino.

—Tú eres... —intentó formular Jiraiya, pero la demonio se adelantó.

—Soy Romura, la jinete demoníaca del agua.

Hinata tan solo la miró con desprecio antes de contestar.

—Me intriga saber qué hace una de los cinco generales demoníacos aquí, pero viendo cuál de ellos eres, me es obvio el porqué. Estás huyendo de Naomi —declaró la Hyūga con frialdad.

El ambiente era extremadamente denso... Lo cierto es que a nadie le agradaba la demonio, ni la idea de que un general demoníaco estuviera allí.

—Así que todo este tiempo una de ustedes estuvo escondida bajo nuestras narices... —murmuró Jiraiya, mostrándose algo enojado.

—Diría que lo siento, pero es verdad. Me es más conveniente apoyarlos que estar ahí afuera a merced de Naomi. Además, les he ayudado durante estos cuatro años, así que no tienen derecho a reprocharme —declaró ella, frunciendo el ceño y cruzando los brazos. Ahora fijó su mirada en Hinata—. Azami leyó tu mente hace cuatro años. Hasta yo sé tus secretos más profundos, Hyūga. Y sé que todos los aquí presentes saben de mí, mis compañeros... Al igual que todos sabemos tu origen y el de tu novio.

Hinata la miró mientras su aura asesina empezaba a manifestarse en la sala. Solo recordar la batalla en Isla Tortuga le causaba enojo al ver a la demonio del agua.

—¿Ayudar? Mejor confiesa, demonio. ¿Cuántos ocultistas hay en la base rebelde? Más importante aún, dame una razón para no exterminarte aquí y ahora, lo que causaría que todos mueran en cadena.

Todos los presentes se vieron agobiados por la presencia de la Hyūga. Su chakra negro empezaba a desbordarse por su cuerpo, mientras sus ojos se tornaban oscuros.

Mierda... Esta tipa es mucho más fuerte que cuando estábamos en Isla Tortuga... Y no es solo cosa del Kyūbi...—pensó Romura mientras saltaba de su silla y se colocaba algunos metros atrás. Aunque no podía sentir su chakra debido a su indetectabilidad, su sed de sangre era abrumadora.

Tsunade y Jiraiya no pudieron evitar tensarse. Casi de forma instintiva, se pusieron de pie.

Aunque la veían como aliada, aquella aura se sentía muy amenazante, como si en cualquier momento fuera a matarlos a todos los presentes.

Jejeje... Esa demonio está fuera del agua. Sería perfecto asesinarla, un peso menos que cargar de ahora en adelante...declaró Kuri desde el interior de Hinata. Y estás rodeada de estúpidos que ni se habían dado cuenta. ¡Son imbéciles!

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