12 [Legado parte 3]

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Hamaki abrió los ojos... solo para encontrarse con una escena que a día de hoy aún le causa pesadillas. Podía ver alrededor a unos dos Uchiha tirados en el suelo, algunos cortados en pedazos, otros con sus extremidades torcidas en ángulos imposibles, algunos sin ojos... Esto era una masacre...

Ella se miró las manos... Las tenía cubiertas de sangre.

—F-fui yo... —

Respiraba con dificultad mientras levantaba la mirada, solo para ver a los Hyuga, quienes la miraban con horror.

Lo único que escuchaba era un pitido, mientras muchos comenzaban a gritarle cosas. Pero ella no entendía lo que decían.

¿Estaban agradeciendo? No... sus miradas parecían la de quienes ven a un monstruo.

¿La insultaban? Tal vez... Pero, ¿qué ganaban con eso?

De hecho, ¿qué ganaban la mayoría de las veces?

Golpearla, despreciarla, humillarla, llamarla error de la naturaleza, engendro malparido que no debió nacer, obligarla a casarse con un hombre odioso, a tener hijos, alejarla del único que tuvo y que quería criar... Querer venderla a otro clan...

¿En serio el clan Hyuga buscaba algo con todo eso?

Si era así... ¿qué habían ganado?

Probablemente, su único legado al mundo había sido ese hijo que les sirvió como reemplazo para los herederos que murieron esa noche. De ahí en adelante, una mujer repugnante, temida y olvidada...

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Hamaki finalmente despertó, respirando agitada en medio de aquel lago, mientras miraba su entorno.

—...—

Se percató de que había burbujas a su alrededor, con un gran chakra... Probablemente eran las causantes del genjutsu.

Sin decir o intentar nada más, nadó, sumergiéndose más y evitando aquellas burbujas.

Después, llegó a una especie de cueva con esferas flotantes y otro lago igual... al que se metió.

Nuevamente evitó las burbujas, hasta llegar a una cueva.

—¿Eh?—

Al levantar la mirada, se encontró con un cangrejo gigante que rugía y la miraba con intenciones de atacar.

—Am... ¿Lindo cangrejito? —dijo nerviosa.

La cueva tembló bruscamente mientras el cangrejo atacaba una y otra vez. La princesa lo esquivaba, hasta que finalmente salió de aquel lugar siguiendo el único pasillo de la cueva, llegando a su salida.

—¡Wow, este lugar es bonito! —exclamó al salir. Estaba en medio de una pequeña isla en el mar... A lo lejos, podía ver tierra y un pueblo.

Al mirar hacia lo alto, podía apreciar un cielo azul y hermoso, iluminado por un sol.

—¿Ese sol es real?... Eh... —usó sus ojos.

Al instante pudo ver que en realidad era una especie de buque volador.

Era más grande de lo que aparentaba, pero básicamente era una estructura estática que guardaba en su interior un espacio gigantesco.

Por otro lado, al observar detenidamente el lugar, notó que había aves gigantes alrededor... Estas surcaban los cielos de manera majestuosa. Al mirar el océano, podía ver que estaba lleno de vida marina nunca antes vista.

Suspiró antes de sonreír.

—Bueno... Entonces, ¿esta es la luna por dentro? Está linda —dijo mientras daba un gran salto al agua, cayendo de pie y comenzando a caminar.

The lostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora