19 [El juego]

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En la tierra, al día siguiente.

Se podía ver cómo Hinata estaba de pie en alguna zona perdida del océano...

—¿Es aquí? —cuestionó Hinata.

—Sí —declaró Hamaki desde el plano espiritual mientras Hinata activaba sus ojos.

La Hyuga se quedó sorprendida al ver al fondo...

Incluso después de 400 años, podía ver el chakra rosado ardiendo en lo profundo del agua... Y con el modo sabio, podía percibirlo.

Probablemente no había sido encontrada en todo este tiempo, debido al lugar donde estaban... En una zona del mar muy alejada del continente, a cientos de kilómetros de cualquier civilización...

El chakra que veía era muy potente...

—¿Cómo es posible que siga allí en tan buen estado? —cuestionó Hinata sorprendida.

—Es muy simple —contestó Hamaki mientras levantaba un dedo—. Eso es porque la habilidad pasiva de mi Youringan sigue activa, lo que lo ha mantenido fresco. Y debido a que el agua quedó extremadamente baja de oxígeno, se ha evitado que las criaturas marinas o bacterias se apoderen de mis restos.

Hinata se llevó la mano al mentón... Era cierto que, incluso sin esas condiciones, los cuerpos en el fondo marino se conservan mejor que en superficies más elevadas del mar o en tierra firme, debido a la baja presencia de oxígeno en esas profundidades; es un fenómeno visto en barcos hundidos...

—Vale, entonces... ¿Crees que puedo transferir tu alma a ese cuerpo? —cuestionó Hinata.

Hamaki solo rió antes de negar con la cabeza.

—Para nada, el cerebro está frito debido al ataque que me mató. Primero debemos arreglarlo. Por suerte para ti, tu abuela es una experta en ninjutsu médico. Además, puedo usar la modificación cerebral en otras personas si quiero... Aunque, ya sabes... Si no estudio el cerebro y lo hago de forma controlada, es un peligro... Pero yo conozco muy bien mi propio cerebro —explicó Hamaki, a lo que Hinata asintió.

Entonces, la Hyuga se recubrió de chakra mientras miraba a Kurama.

—Vamos, Kurama —el zorro asintió antes de envolver a Hinata en una cabeza de chakra gigante.

Finalmente, la asesina bajó a gran velocidad hasta las profundidades marinas... Al llegar, pudieron observar el cadáver reposando en el lecho marino, bajo una enorme capa de oscuridad, con el cabello ondeando y una expresión de sonrisa tranquila.

Hinata agarró el cadáver antes de meterlo al interior de la cabeza de Kurama, donde lo miró con cuidado.

La luz era muy baja debido a las profundidades, pero el chakra de Kurama brillaba lo suficiente para verlo... Mientras mantenía el agua de las profundidades apartada.

Se veía muy bien conservada, incluso después de tantos años... Tenía el aspecto de 18 años.

Aún era difícil creer que alguien que se veía más joven que ella fuera su abuela, y encima tuviera más de 300 años...

Hinata finalmente empezó a hacer los cánticos y posturas... Dándole su lugar a Hamaki, quien poseyó su cuerpo.

—Bien, es hora de volver, guapa, tenemos mucho trabajo —declaró la Hyuga mientras empezaba a cubrir su mano con un aura verde de chakra médico, para luego colocarla sobre la cabeza—. Reconstrucción...

Tras algunos minutos trabajando sobre el cerebro, drenando el agua de los pulmones y estómago, además de preparar la mente para los nuevos 400 años, una sonrisa se dibujó en el rostro de Hinata poseída.

The lostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora