La noche estaba helada, y el viento se colaba entre las costuras del vestido blanco que llevaba, erizándome la piel. Por un momento, mientras bajaba las escaleras del edificio, pensé que alguno de ellos me detendría. Pero no lo hicieron. Respetaron mi decisión de salir, aunque sabía que probablemente quedarían enfrascados en su propio conflicto dentro de la casa.
Al cruzar la puerta, me di cuenta de que había dejado el abrigo de Hoseok atrás. Una parte de mí quiso regresar por él, pero mi orgullo no me permitió hacerlo. Regresar significaría volver a enfrentar esas miradas cargadas de reproches, y ahora mismo no podía con eso. Necesitaba tiempo, necesitaba pensar.
¿Me estaban pidiendo que eligiera? La pregunta retumbaba en mi cabeza mientras caminaba por la calle casi desierta. Las luces de los faroles parpadeaban débilmente, proyectando sombras en las aceras que no inspiraban confianza. Mi ritmo de caminata se aceleró instintivamente.
¿Por qué me haces esto, Hoseok? Pensé, como si mi mente pudiera dirigir la pregunta directamente a él. Habíamos estado bien, o al menos eso creía. Pero esta noche de reencuentro se había desmoronado de formas que nunca imaginé.
El frío se intensificó, y mis pasos me llevaron hasta una pequeña pizzería, una de esas que aún mantenían sus luces encendidas a altas horas de la noche. El olor a queso derretido y masa horneada me hizo darme cuenta de que, además de necesitar calor, también necesitaba comer algo.
Abrí la puerta, y una campanilla sonó al hacerlo. Dentro, el ambiente era cálido y acogedor. Un par de clientes ocupaban las mesas más alejadas, y la señora detrás del mostrador me recibió con una sonrisa cansada.
-¿Puedo ayudarte con algo? -preguntó, limpiando sus manos en un delantal.
-Sí... ¿puedo quedarme aquí un rato? -respondí, mi voz casi un susurro.
-Claro, adelante querida. ¿Te gustaría una porción?
Asentí y me senté cerca de una ventana. Desde allí podía ver la calle, todavía vacía y solitaria. Mis pensamientos volvieron a la escena en el departamento, a las miradas intensas de Hoseok y Yoongi, a las palabras que no podía borrar de mi mente.
Cuando llegó la porción de pizza y una botella de agua, la mujer del mostrador me dejó tranquila. Agradecí ese gesto. Tomé un mordisco y dejé que el calor de la comida me reconfortara. ¿Qué estaba haciendo? ¿Cómo había llegado a este punto?
De pronto, la puerta del local se abrió de golpe, haciendo sonar la campanilla con fuerza. Alcé la mirada, y mi corazón dio un vuelco. Allí, de pie en la entrada, estaba Hoseok. Llevaba su camisa blanca desabotonada y su cabello algo despeinado por el viento.
Me miró fijamente, como si hubiera recorrido medio Nueva York para encontrarme. Sus ojos tenían ese brillo entre furia y preocupación que ya conocía demasiado bien.
-¿En serio creíste que iba a dejarte caminar sola por esta ciudad a estas horas? -dijo, acercándose a mi mesa.
Me quedé sin palabras, incapaz de decidir si quería abrazarlo o pedirle que se fuera.
-Lo siento, yo solo... -mi voz se quebró al intentar hablar. Bajé la mirada hacia el pedazo de pizza frente a mí, y antes de poder contenerlo, sentí cómo las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas. Era un llanto silencioso, pero imparable.
Hoseok se quedó de pie frente a mí, observándome. Lo vi moverse en mi visión periférica mientras retiraba una silla y se sentaba frente a mí. No dijo nada de inmediato, y eso lo hizo peor. Su silencio me hacía sentir expuesta, como si estuviera desnuda frente a alguien que lo veía todo, mis miedos, mi confusión, mi dolor.
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Behind The Sun - Jhope
FanficNo tenía planeado conocer a la familia que me daría hospedaje: Los Jung. Mucho menos tenía planeado conocer a su hijo: El idol. Jung Hoseok... J-Hope. ¿Podría salir algo mal? ¿Podría ver más allá detrás del sol? • 1k: 22/07/24 ☼ Actualizaciones: D...