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PARTE 2

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Julio comenzó con incertidumbre, y esa incertidumbre me envolvía cada mañana. Los días se estiraban ante mí, cargados de preguntas sin respuestas, mientras esperaba los resultados de los exámenes de admisión a la universidad que había hecho hace meses, incluso mucho antes de todo lo ocurrido.

No sabía qué me depararía el futuro, pero algo en mí, por primera vez en mucho tiempo, se sentía aliviada de estar ocupada. Conseguí un trabajo de tiempo completo en un pequeño café coreano ubicado en el barrio chino de la ciudad, un lugar que rápidamente se convirtió en mi refugio. El trabajo no solo me mantenía alejada de los recuerdos dolorosos, sino que también me absorbía tanto que el tiempo parecía desvanecerse entre las horas, dejando apenas un rastro de mí misma al final del día.

El café era pequeño pero acogedor, con decoración minimalista: paredes blancas, detalles en madera y una barra de hierro que daba la sensación de un lugar donde todo estaba pensado para la tranquilidad. Los aromas de café y pastelitos de matcha me envolvían y cada vez que una nueva fragancia se colaba entre mis sentidos, me recordaba a mi abuela Kim Mi-Sue y a las cenas que solíamos compartir en casa.

Las jornadas comenzaban temprano y terminaban tarde, y pronto la rutina me absorbió por completo a mitad de mes. Conocía a los clientes habituales que venían buscando no solo café, sino también un pedazo de su hogar. Los jóvenes coreanos que hablaban en su lengua materna, las madres que charlaban en un tono bajo mientras sus hijos se entretenían jugueteando por el lugar, y los hombres de negocios que se tomaban su café con un respeto casi reverencial hacia el ritual. La razón por la que me contrataron era simple: al ser coreana y hablar el idioma, podía conectar mejor con la clientela habitual, lo que me dio una especie de poder silencioso sobre el lugar.

Al principio, Lina era solo una clienta más. Entraba al café con su habitual energía, pidiendo su café con leche y, a veces, un pastelito de matcha. Me sorprendió al principio lo mucho que le gustaba el ambiente, cómo se sentaba por horas con su libro y no parecía importarle el bullicio del lugar. Sin embargo, pronto me di cuenta de que su interés iba más allá de solo disfrutar de la comida y las bebidas. Comenzó a preguntarme más sobre el idioma y la cultura coreana. Se mostraba fascinada por todo lo relacionado con mi país.

Un día, mientras yo atendía a otro cliente, Lina se acercó tímidamente a la barra y me pidió un favor.

-Sun-Hee, ¿crees que podrías hablar con tu jefe para que me contraten aquí? -preguntó con una mezcla de nerviosismo y esperanza.

La sorpresa fue inmediata. Yo la había visto muchas veces en el café, pero no sabía que quería trabajar allí. Y aunque desde el inicio me trató con demasiada confianza no habíamos entablado una amistad de forma abierta. Por eso me vi sorprendida por su petición.

-¿Pero por qué aquí? -le pregunté, confundida.

-Bueno... sabes que me encanta todo lo que tiene que ver con Corea, y he estado pensando que sería genial trabajar aquí contigo. Aunque... -dudó, mirando el menú en la pared-, no hablo coreano muy bien. Solo sé saludar y decir algunas palabras.

La risa salió de mi boca sin poder evitarlo. No sabía si sentirme sorprendida o admirada por su valentía.

-No te preocupes, Lina. Voy a hablar con el jefe. Estoy segura de que podremos encontrar una solución.

Al día siguiente, hablé con el dueño, un hombre mayor y amable que no se sorprendió de la petición de Lina. Después de una breve charla, me dio el visto bueno para que comenzara a trabajar como mesera, aunque tuviera conocimientos limitados del idioma. A partir de ese momento, Lina comenzó a trabajar en el café, y su presencia se hizo parte de la rutina. Aunque al principio las interacciones con los clientes eran difíciles para ella debido a la barrera del idioma, siempre había algo en su actitud que desarmaba cualquier tensión. Su entusiasmo por aprender era tan grande que, aunque no hablara mucho coreano, su disposición hizo que los clientes la aceptaran rápidamente.

Behind The Sun - JhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora