El Ladrón y el Rayo

CAPÍTULO IX

Bueno, hasta allí legó el tiempo de Piper y Jason como compañeros de cabaña.

Los siguientes días, Jason se tuvo que re-acostumbrar a la rutina del campamento. Cada mañana recibía clases de griego antiguo de Annabeth. No era sencillo, para nada. El cerebro de Jason no estaba programado para entender el griego del mismo modo que el latín, pero no era una tarea imposible, y con algo de esfuerzo consiguió algunos avances.

El resto del día lo pasaba familiarizándose con el campamento. Era distinto a lo que recordaba, más vacío, con menos cabañas, con distintos campistas, pero seguía siendo el sitio que bien conocía, relajado, tranquilo, un campamento de verano en toda regla, alejado de lo tradicional y militarista del Campamento Júpiter.

Jason se sabía observado, por otros campistas, por los consejeros. Todos intentaban averiguar quién era su padre, pero no les estaba resultando fácil. Ser rubio y de ojos azules inclinaba a algunos a pensar que podría ser hijo de Apolo, dios del boxeo, entre otras cosas. Había quienes querían considerarlo quizá hijo de Ares, pero su actitud tranquila no fortalecía a la teoría. Habían también quienes pensaban en él como un posible hijo de Atenea, inteligente y metódico, pero no había evidencia sólida sobre ello. De forma similar, Luke sugirió que podría ser un hijo de Hermes, quien podría adaptarse fácilmente a cualquier característica y/o talento, pero tampoco sonaba demasiado convencido.

A pesar de todo, Jason adoraba el campamento. El saberse allí, más cerca de la verdad con respecto a su desfase temporal, le había hecho permitirse bajar la guardia, al menos de momento. Podía pasear por los campos junto a Piper, jugar en la vieja Nintendo de Quirón con Leo y, al no haber sido reconocido aún, realizaba sus actividades siempre acompañado por los miembros de la cabaña 11, en lugar de verse confinado en la cabaña de Zeus, viviendo en soledad.

El martes por la tarde, tres días después de su llegada al Campamento Mestizo, tuvo su "primera" lección de combate con espada. Todos los de la cabaña 11 se reunieron en el enorme ruedo donde Luke les instruía.

Jason se permitió recrearse un poco. No había tenido la ocasión de entrenar con la espada en todo el tiempo que estuvo en Yancy, y eso lo había puesto nervioso. Acostumbraba a entrenar sus movimientos con cierta regularidad, asegurándose de no perder práctica, y finalmente volver a tener una espada en las manos le hacía sentir más tranquilo.

Sin darse cuenta de lo que hacía, se dejó llevar por el momento. Realizando su usual rutina de cortar y pinchar, moviéndose alrededor del muñeco de paja con armadura griega que usaba para la práctica, haciendo oídos sordos a las instrucciones de Luke con respecto a los movimientos básicos.

Las espadas del campamento no le agradaban. Todas eran demasiado largas, cortas, ligeras o pesadas. Aún así, había sido criado como soldado, podía usar cualquier espada que le pusiesen en las manos, ya tendría tiempo de conseguirse un gladius en condiciones.

—No lo haces nada mal, ¿eh?—habló Luke, arrancándolo de su ensimismamiento.

Jason parpadeó dos veces, sacudiendo la cabeza para despejarse.

—Lo siento...

—No te disculpes—sonrió Luke—. ¿Habías practicado esto antes?

—Un poco... sí.

Luke asintió lentamente, cómo calibrando la nueva información.

—Ven aquí, quiero comprobar algo.

Los campistas comenzaron a dividirse en parejas para practicar enfrentamientos. Luke anunció que sería compañero de Jason, dado a que tenía curiosidad por ver qué tan bueno era.