Capítulo 6

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Cris casi se ahoga con la bebida.

—¿Que quieres qué?

—Que me beses Cris. ¿Sabes lo que es un beso, no?

—Será mejor que te lleve a tu apartamento. No eres tú ahora mismo.

Ale se sentía furiosa en este momento y algo triste. Ver a su padre era no sólo recordar el que la haya abandonado. También era recordar a su madre. Todo lo que había pasado con ella. Lo que el cáncer había hecho no sólo con ella si no con toda su corta familia. Ale a veces sentía que hasta la culpaba un poco. Tal vez si hubiera luchado más contra el cáncer... Pero sabía que era absurdo pensar así y se llenaba de culpabilidad por pensar así de su madre. Ella había hecho todo los que había podido.

Quería consuelo, eso era todo. Quería olvidar un poco. Y Cris estaba allí. Además sentía ya las consecuencias del alcohol. Al otro día seguro no se acordaría de lo que estaba pidiéndole a Cris.

­—Vamos Cris bésame. Lo necesito.

Ale no le dio tiempo a pensar. Simplemente se lanzó a sus labios. Cris de la sorpresa al principio no le correspondía. Pero luego Ale notó que empezó a mover los labios contra ella. Y cada vez más rápido y más profundo. Cris apreció aún más el whisky al saborearlo en Ale. Era exquisito. Lo tomó por el cabello y la acercó aún más él. Ale aprovecho eso y se subió al regazo de Cris con las rodillas a cada lado de sus piernas. El vestido se le subió un poco. Cris gimió al sentir como Ale rozaba esa parte de su anatomía que crecía más y más. Ale movía sus caderas contra las de él. No estaba pensando. Solo sentía lo bien que se sentían los labios de Cris. Lo bien que se sentía su miembro endurecido a través de sus vaqueros contra las partes íntimas de ella. Cris la acarició por la espalda y Ale sintió un estremecimiento.

Cris abrió sus ojos. Y se dio cuenta que a quien besaba era a Ale. Su mejor amiga. Se paralizó por completo. Y separó los labios de los de ella.

—Ale. No. Espera. Esto no está bien.

Ale no lo escuchaba. Iba por sus labios de nuevo pero Cris no la dejó. La tomó por lo hombros y la bajó de su regazo no muy amablemente. Y se levantó.

—Cris nunca rechazas acostarte con una mujer. Por favor... Sólo...

—Tú no eres una mujer.

Ale lo miró dolida. "¡Maldición!". Cris respiró profundo para calmar su calentura. Porque se había puesto caliente como el infierno. Y no lo había esperado. No esperaba tener esa reacción con Ale.

—No es lo que quiero decir Ale. Tú eres una mujer claro. Pero...

—No me deseas.

—No. Sí. —Cris soltó una palabrota—. Eres mi mejor amiga. Y estás algo ebria. No debes hacer algo de lo que nos podamos arrepentir.

Ale iba a decir algo pero el sonido del teléfono la interrumpió. Cris frunció el ceño. A estas horas casi nadie lo llamaba.

Se acercó al teléfono que estaba cerca del mini bar.

—¿Sí, diga?

—Cris, cariño. Disculpa la hora —sonó al otro lado de la línea la voz de su tía.

—Ah Hola Sara. No te preocupes. —Sintió un escalofrío cuando notó que Ale se le acercaba por la espalda y lo acariciaba por la nuca.

—¿Es tu tía? —susurró bajito. Cris sólo asintió.

—Sólo quería decirte que este domingo hay una reunión en la casa y no debes olvidar pasarte. Dile a Ale también que venga. Extraño verla.

Ale escuchaba la conversación aunque no muy bien. Le quitó el teléfono a Cris.

—Claro que iré Sara. Allí estaré.

—¿Ale? ¿Qué haces allí a esta hora? ¿Cómo estas querida?

—No muy bien Sara —contestó Ale con un puchero aunque sabía que Sara no la veía—. Tu sobrino no se quiere acostar conmigo.

—¿Qué... Qué dices...? ¿Qué Cris no quiere...? ¿Estás borracha?

—Sólo un poquitito —Y con la ayuda del dedo pulgar y el índice le indicaba lo poco borracha que estaba. Cris suspiró exasperado y algo avergonzado.

—Ya está bueno. —Y le quitó el teléfono a Ale. Esta soltó una risita y fue a sentarse en el mueble de nuevo. Solo oía murmurar a Cris cosas como "Si" "No" y "No te preocupes". Pero a la final la dominó el sueño y se durmió en el mueble.

Cuando Cris terminó de hablar con Sara, volteó a ver a Ale y observó cómo dormía. Suspiró y se dijo que eso no se iba a repetir. Ale era su mejor amiga y se quedaría como tal. Una relación entre ellos así sea solo de manera sexual no le convenía. Sabía que eso cambiaria las cosas entre ellos. Sintió un poco de temor y se dio cuenta que le daba miedo perder a Ale. Ella era una constante en su vida. De alguna manera lo había salvado después de la muerte de sus padres. Y era a la única persona a la que medio dejaba entrar en su corazón. Ni siquiera a sus tíos. Que lo habían tratado con amor y cariño y nunca con rechazo, los dejaba entrar tanto. Claro les tenía cariño pero hasta allí. No quería sufrir ni sentir como lo había hecho cuando perdió a las dos personas que más había amado y que lo habían amado.

Cris despejó sus pensamientos y se dio cuenta que Ale se veía adorable durmiendo. Parecía una niña aún. Se acercó a ella. Y con algo de esfuerzo la levantó para llevarla al dormitorio de "huéspedes". Ale se movió un poco y respiró profundo en su cuello. Cris sintió un escalofrío.

—Hueles bien.

—Siempre lo hago cariño. Vamos a la cama.

—¿Te acostaras conmigo?

Cris casi suelta una risa. Si algo tenía que decir de Ale es que nunca se rendía. No importa qué.

—Chss cariño duerme. Mañana será otro día.

Cris abrió la puerta de la habitación y la acostó en la cama. Observó el vestido que llevaba. Se le veía hermoso. Pensó que debía quitárselo y ponerle algunas de sus camisas para su comodidad pero era mejor no caer luego en la tentación. Sin embargo, sintió curiosidad por saber si se había puesto ese conjunto tan sensual que había comprado. Sinceramente esperaba que no y no sabía por qué. Mentira. Si sabía. No quería pensar que se lo había puesto pensando en Milán.

Buscó unas sábanas en el armario y cubrió a Ale con ellas. Le apartó el cabello de la frente y casi se acerca a darle un beso en la frente. Se detuvo y se apartó para irse. Cuando se acercaba a la puerta, la voz de Ale lo detuvo.

—¿Cris?

—¿Sí?

—Eres mi mejor amigo. Aunque no quieras acostarte conmigo.

Cris masculló por lo bajo:

—Yo no diría tanto. —Y en voz más alta—. Lo sé cariño, duerme.

Y fue a su propia habitación para acostarse. Pero le estaba costando un poco. Rememoraba el beso con Ale una y otra vez.

Le había gustado.

Mucho.

Al final lo venció el sueño y se durmió con Ale en sus pensamientos.

En ese momento, me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora