En ese momento, me enamoré

Capítulo 13

―Cuéntame. ¿Dónde trabajas?

Ale se llevó el tenedor a la boca y saboreó su delicioso pollo en salsa de champiñones. Esperó la respuesta de Patricio con genuino interés. Estaban en un restaurante que también tenía mesas al aire libre. Era bastante acogedor. Aunque en opinión de Ale, un poco molesto, el viento llevaba su cabello una y otra vez a su rostro y ya la estaba irritando un poco.

―Estoy trabajando para una empresa de producción y exportación de una marca de pasta de dientes como contador fijo. Quiere decir, que no me pueden despedir. ―Miró a Ale con picardía. Ella soltó una pequeña risa.

―Chico listo.

―¿Cómo es que tu novio te dejó venir?

Ale lo apuntó con el tenedor y rodó los ojos.

―No es mi novio, ya te lo dije. Sólo es un amigo.

―Un amigo con el que te acuestas ―dijo con diversión.

―Un amigo con el que me acues... Espera, ¿cómo sabes que me acuesto con él?

Patricio se rio abiertamente.

―Ale, por favor. En todo momento te miró como si fueras suya y dejó caer una que otra indirecta cuándo fuiste al baño. Me dices que no es tu novio, así que sólo queda que te acuestas con él.

―¿Me miraba como si fuera suya?

―Cariño, ese h0mbre te miraba como su presa. Creo que él quiere más que una amistad.

Ale negó con la cabeza.

―No lo conoces, Cris no es así.

―¿Estas segura?

Ella asintió y para confirmar su afirmación dijo:

―Estoy segura.

―Si tú lo dices.

―Mejor dime, ¿ya saliste del closet? ―preguntó Ale, cambiando de tema. No quería hablar más de Cris. Su relación la confundía cada vez más.

Patricio dudó.

―Exactamente no, mis padres aún no lo saben pero tengo pareja ahora y él es abiertamente gay. Le está molestando un poco que no diga nada aunque no me lo dice ni me presiona. Es muy complaciente, pero siento que es momento de decir la verdad.

Alexandra lo miró comprensivamente y tomó una de sus manos con la suya.

―Me alegro que hayas encontrado a alguien. ¿Cómo se llama?

―Leonardo, es un amor.

Patricio tenía una mirada enamorada en su talante y Ale se sintió feliz, aunque en el fondo sintió un poco de envidia. Ella quería sentirse así también. Recordó que hubo una época en que sintió haberse enamorado y no fue correspondida.

―Estoy segura de que es así. Y...

―¿Alexandra? ―interrumpió una voz chillona. Ale hizo una mueca al escuchar su nombre completo. Levantó la mirada y observó a una hermosa pelirroja acercarse a ellos―. Oh sí, eres tú.

―Eso parece ―dijo Ale con voz neutra―. Hola Sofía.

―¿Está Cris aquí?

―No, él...

―Lo llamaré mañana, me debe estar extrañando.

―Seguro que...

―Él me ama, ¿sabes?

Eso captó la atención de Ale.

―¿Lo hace? ¿Te lo dijo él?

―Oh no. Tiene miedo pero sé que estaremos juntos. Sólo le estoy dando su espacio pero creo que es momento de llamarlo de nuevo. ¿Le dices que me viste, por favor? ―Sofía no la dejó contestar. Le dio un beso en la mejilla y se fue en un pavoroso vestido amarillo dejando una estela de perfume a su paso.