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La noche había caído sobre Santo Domingo, pero la brisa cálida no lograba disipar la tensión en el departamento de Fernando. Aisha cruzaba los brazos con firmeza, la mandíbula apretada mientras miraba a su prometido con incredulidad.

-¿Me estás prohibiendo ver a alguien? -preguntó con tono afilado, su voz reflejando una mezcla de sorpresa e indignación.

Fernando suspiró, pasándose una mano por el cabello, visiblemente alterado. Caminaba de un lado a otro de la sala, tratando de ordenar sus pensamientos.

-Ese hombre no es bueno, Aisha. No quiero que te acerques a él.

Aisha arqueó una ceja, cruzando las piernas con elegancia mientras se recargaba en el sofá de terciopelo gris.

-¿Y desde cuándo necesitas decirme con quién puedo o no hablar?

Fernando se detuvo en seco, girándose para mirarla con frustración.

-Desde que un mafioso extranjero pone sus ojos en ti como si fueras un maldito trofeo.

Aisha exhaló, cerrando los ojos un momento antes de fijar su mirada en él.

-Estás exagerando.

-¿Exagerando? -Fernando rió sin humor-. No tienes idea de quién es Lukas Demetrios, ¿verdad? Ese hombre no es solo un empresario. Es un peligro, Aisha. Un hombre acostumbrado a tomar lo que quiere, sin importarle las consecuencias.

Aisha lo miró fijamente, su mente reviviendo el encuentro con Lukas en el club.

La manera en que la había observado, como si ya fuera suya. La forma en que su voz acariciaba cada palabra con una seguridad arrolladora.

Un escalofrío le recorrió la espalda, pero se negó a ceder ante el miedo.

-No soy una niña, Fernando. Sé cuidarme sola.

Fernando se acercó a ella y tomó sus manos con urgencia.

-Aisha, escúchame. Lukas Demetrios no es alguien que acepte un no como respuesta. Su dinero, su poder... todo en él grita peligro. No quiero que te metas en algo que no puedas manejar.

Ella entrecerró los ojos, midiendo sus palabras.

-¿Y crees que prohibiéndome algo lograrás que te obedezca?

Fernando tensó la mandíbula.

-No es cuestión de obedecer. Es cuestión de seguridad.

Aisha soltó sus manos con un suspiro exasperado y se puso de pie.

-Sabes, Fernando, estoy empezando a pensar que esto no tiene nada que ver con mi seguridad, sino con tu ego.

Fernando parpadeó, ofendido.

-¿Ego?

-Sí. Te molesta que alguien como Lukas me haya notado.

-¡Eso no es cierto! -exclamó con furia-. Lo que me molesta es que él crea que puede meterse en nuestras vidas como si tuviera derecho a hacerlo.

Aisha lo miró con seriedad.

-Y si es así... ¿por qué siento que ya lo estás dejando ganar?

Fernando abrió la boca, pero no encontró respuesta.

Aisha tomó su bolso y caminó hacia la puerta.

-Voy a dar un paseo.

-Aisha...

Ella se detuvo y giró el rostro apenas lo suficiente para mirarlo de reojo.

-No me llames. No necesito un guardián.

Obsesión Belga©(Completa✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora