El Mejor hallazgo

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Hoseok estaba en el quirófano, Taehyung sostenía su mano, ambos sonreían al pensar que pronto verían a su princesa a quien llamarían Ji-Won por ser el nombre de alguien importante para Hoseok, pues su abuela recordaba ese nombre de su primer hija que había fallecido muy joven,  así que también lo era para su esposo. Ese día ambos se dieron cuenta que sus almas estaban destinadas a vivir juntos por toda la eternidad. La doctora estaba pendiente de los signos vitales de Hoseok quien se había visto mal en su primer parto, esta vez parecía estar demasiado bien como si Taehyung fuera su medicina. 

Man-Young y Hana esperaban junto a sus tíos en la sala de espera del hospital, ambos sabían que sus padres estaban nerviosos por el primer parto donde ellos habían nacidos, Hoseok les había contado lo que habían vivido durante aquellas horas inquietantes, pero que para él habían sido premiadas con creces pues ellos habían nacidos saludables y hermosos. 

—Pequeños, no se preocupen, su padre es muy fuerte y no les pasará nada. Hoy ellos están completos.

—  Tío Dong, no hables lo que no sabes. Tú no puedes saber si están bien y menos después de lo sucedido cuando nacimos. 

—  Las probabilidades de que alguien fallezca en un parto es de por cada cien mil personas dos mil veintiuno mueren. Así que podría pasar...

Respondió Man, Dongpyo se rindió pues era imposible convencer a sus sobrinos, Jimin intentó hacerlo al igual que Jungkook, pero solo recibieron las respuestas lógicas carentes de emoción de parte de Man. Entonces llegó Hae-In y se sentó al lado de los pequeños. — ¿Qué caras son esas? ¿Acaso no sabes que su padre es el puto amo? Él saldrá de ese quirófano con su hija y sin haber sudado un poco. 

—  ¿De verdad lo crees tío Hae?

—  Simón bolita de arroz. 

Los dos chicos asintieron y Dong los vio con un rostro indignado, Jimin no podía creer lo mucho que confiaban en Hae-In quien era la persona menos confiable para ellos por su personalidad cínica y descarada. —  Pero si es lo mismo que les dijo Dong. 

—  No quieras robarte el crédito ahora, Tío Hae es el mejor. 

Hae-In sonrió y luego espero paciente, pero sentía miedo de que su hermano sufriera en aquel quirófano. Mientras  tanto en la sala de operaciones, la doctora inició la cesárea. Taehyung recordó que su hija había sido caprichosa pues poco habían visto de ella, incluso al inicio pensaron que era un niño y no una niña, fue hasta el sexto mes que les dijeron que era una niña. Taehyung estaba feliz pues amaba a las niñas, eran adorables como su padre y lo amaban como nadie. 

— ¿Estás listo, Hoseok? Esta vez estás más fuerte y te ves genial, no hay nada que pueda salir mal. 

—  Lo sé, Ahn... Confío en ti. —  Taehyung tomó la mano de Hoseok y la besó, luego vio cómo empezaban la incisión. 

Taehyung había estado en muchas excavaciones por todo el mundo, entre ellas habían descubierto hallazgos importantes de grandes civilizaciones orientales. La última había sido las ruinas de Midori no Oka donde habían rescatados hermosos tesoros. Es necesario saber que, para un arqueólogo, lo más importante en un hallazgo es la información que pueda proporcionar sobre la cultura material de un pueblo antiguo.  Cada que estaba frente a un hallazgo su rostro se iluminaba y empezaba a detallar cada una de las características de aquel objeto. 

Como arqueólogo había visto tantas cosas magníficas que pensó que lo había visto todo, sin embargo en ese momento estaba incrédulo viendo a su esposo sonriendo, pese al dolor, al el rostro de su hija Ji-Won quien era una belleza;  para él no había un bebé más precioso que aquel que era puesto en los brazos de su esposo. — ¡Cielos! Es un ángel el que acaba de nacer. 

¿Tú de qué vas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora