¡NO HABLO INGLES!

extra (3)

Siete años después…

El caos seguía siendo parte de la vida de la familia Jackson Y Azul Estelia Jackson, con sus rizos oscuros y ojos grises, lo manejaba con la dignidad de alguien que había nacido rodeada de locura.

—Mamá — dijo Azul, cruzándose de brazos mientras miraba a Annabeth con seriedad. — ¿Por qué me llamo Azul?

Annabeth cerró los ojos y suspiró.

—Pregúntale a tu padre.

Azul giró lentamente la cabeza hacia Percy, quien estaba ocupadísimo intentando parecer ocupado.

—Papá — insistió Azul.

Percy sonrió de manera sospechosa.

—Eh… bueno, fue porque… el azul es un color muy importante para nuestra familia. Representa el océano, el legado de Poseidón y…

—Y tus galletas — completó Azul con expresión plana.

Percy se aclaró la garganta.

—Exacto.

Azul suspiró.

—Papá… eso no es una razón válida para ponerle Azul a tu hija.

—¡Claro que lo es!

Antes de que Azul pudiera responder, la puerta de la casa se abrió de golpe y entraron Leo y Luna, como si fuera su casa (lo cual, técnicamente, a veces parecía serlo).

—¡Azul, sobrina favorita! — exclamó Leo, levantándola del suelo en un abrazo.

—Soy tu única sobrina — señaló Azul.

—¡Exacto! Por eso eres la mejor — dijo Leo con una gran sonrisa antes de bajarla.

Luna se acercó con una bolsa de compras y se la entregó a Azul.

—Te traje un regalo.

Azul sacó la prenda y parpadeó. Era un abrigo rojo brillante.

—¿Rojo otra vez? — suspiró.

—Obvio. Es tradición — respondió Leo, encogiéndose de hombros.

Percy puso los ojos en blanco.

—¡No puedes seguir vistiendo a mi hija de rojo!

—Claro que puedo — respondió Leo. — Es mi derecho divino como su tío favorito.

—Eres su único tío — señaló Annabeth, sin levantar la vista de su libro.

Azul suspiró y miró su nuevo abrigo.

—Bueno, al menos me queda bien.

—¡Eso es el espíritu! — dijo Leo, dándole una palmadita en la cabeza.

Percy se cruzó de brazos.

—Oye, Azul, pero recuerda que tu segundo nombre es Estelia, como Annabeth quería.

Azul lo miró con sospecha.

—¿Y cómo lo decidió mamá?

Annabeth cerró su libro con un suspiro.

—Le dije que si no lo hacía, lo ahogaría con la almohada.

Azul asintió, como si todo tuviera sentido.

—Buena estrategia, mamá.

—Gracias, cariño.

Luna rió y pasó un brazo por los hombros de Azul.

—Bueno, Azul Estelia Jackson, oficialmente has llegado a la edad en la que puedes burlarte de tu nombre.

—Genial, porque tengo muchas preguntas — dijo Azul con una sonrisa traviesa.

Leo le guiñó un ojo.

—Bienvenida al club, pequeña rebelde.

Percy suspiró dramáticamente.

—Me siento traicionado en mi propia casa.

Annabeth le dio una palmadita en la pierna.

—Lo superarás, amor.

Pero en el fondo, Percy sabía que nunca lo haría.