Lucios Malfoy queda viudo durante la primera guerra Mágica dejándolo a cargo de su pequeño Hijo Draco Malfoy.
Cree volver encontrar el amor, pero un error lo llevará a perder ala mujer qué ama otra vez y esta vez a su hijo también.
Pues sus errores...
Un beso, dos besos, tres besos luego un jadeo. Remus mordía con fuerza el labio inferior de Miel mientras ella estaba sentada encima del escritorio de la oficina de el.
Las manos de Remus subían y bajan sobre las piernas de Miel, mientras que las manos de ella hacían lo mismo pero en la espalda de el.
Remus bajo sus labios al cuello de Miel dejando marcas en el, marcas que simbolizaban qué ahora ella le pertenecía a el y únicamente a él.
El vestido rojo de Miel fue retirado de forma lenta y cuidadosamente al igual que de una forma delicada.
Fue bajada del escritorio con las manos de Remus en su cintura y colocada boca abajo encima del escritorio y con las piernas ligeramente abiertas.
Ella se preparaba para recibirlo pero un ruido llamó su atención.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Eran las ocho de la mañana cuando la alarma de Miel sonó, haciendo que se despertara de golpe.
Al hacerlo cayó de la cama y una vez que quedó consciente sentada del piso se dio cuenta de lo que había soñado.
Miel se levantó del piso y camino rápidamente hacia el espejo y reviso su cuello supervisando qué no hubiera marcas.
Pero no las había lo único rojo en su cuerpo eran sus mejillas totalmente sonrojadas por aquel sueño.
El cual parecía haber sido un sueño húmedo, así que aquello dejo a Miel sorprendida y un tanto asustada pues nunca había soñado algo así.
Luego de varios minutos Miel recupero la postura y se dispuso a prepararse para el día a continuación.
Una vez que estuvo lista y salió de su dormitorio camino por pasillos de Hogwarts, hasta que llegó al gran salón era la hora del desayuno.
-Buenos días My lady ¿como dormiste ayer?.
Hablo Remus una vez que Miel se sentó a su lado pues era el único asiento libre.
-Bien gracias y ¿tú?.
-De maravilla.
Miel sonrió al escuchar la respuesta positiva de Remus y luego se dispuso a desayunar en silencio. Pues de cierta forma le daba vergüenza ver o hablar con Remus después de lo que había soñado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
