Capítulo 28

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Aquel hombre extraño con el que me había encontrado no hace muchos días, ahora era un un hombre con el que me había encariñado y con el que cada día me sentía más unida.
Tenía un humor peculiar que me recordaba a mi padre, pero no como un sentimiento de nostalgia, si no que me traía recuerdos felices de cuando era pequeña y me hacía reir en situaciones difíciles.

Estaba segura de que aquel hombre al que había llamado Nelson por la ausencía de memoria para recordar su nombre albergaba un pasado por el que valía la pena recordar.

Me preguntaba si entre uno de nuestros días juntos empezaría a recordar todo aquello que olvidó.

Aunque por aquellos momentos la mayor parte del tiempo la ocupabamos maquinando planes y extrujandonos el cerebro intentando resolver una incognita que al parecer necesitaba más que un simple coeficiente de inteligencia alto.

Todos los días provabamos un número diferente. Incluso provamos con el zero, pero evidentemente aquella no era la respuesta.

Suplicamos pistas y avisos por saber si nos ibamos acercando a la solución. Pero lo único que conseguíamos era volver al día siguiente para coleccionar otra de las piedras que pertenecían al meteorito.

Éramos como hormigas trabajadoras intentando conseguir comida para llevarnosla al hormiguero, sin descanso.

Pero algo me chocó en cuanto me di cuenta de lo que se me había pasado; a Nelson no le habían hecho firmar ningun contrato.

De repente no entendía nada. ¿Me habrían tomado el pelo?
¿Y si eran compinches y se habían unido contra mi?

No lo sabía. Era mejor no darle importáncia. Pero eso no quitaba la posibilidad de que algo estaba pasando.

El Tren De Las Tres En PuntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora