Capítulo 13

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-¡¡¡Emy despierta por sexta vez!!!- gritó Cece.

-¿Qué...? Dejame... son las 7- Dije con los ojos medio cerrados.

-Corrijo, las 7:10. Y no sería tan tarde si ya te hubieras despertado.

-Si estoy despierta...

(10 minutos más trade)

-!Emily!

Mi única respuersta eran los roncmquidos acomulados por sueños perdidos.

(5minutos más tarde)

-¡Como no te levantes te vas a enterar!

-Te he dicho que ya voy...

(3 minutos más tarde)

Abrí los ojos y me encontré de pie en la recepción de la estación, sentada en la silla, y yo con la camiseta empapada, de babas y agua con la función vana de despertarme.

Me di cuenta de que a mi lado se encontraba Cece hablando con una chica a la que le explicaba que no podía salir de esta estación y que tenía que bajarse en la siguiente parada.

-¿Se puede saber para que me levantas? No soy yo la que trabaja- comenté después de esperar a que se fuera la señora y mientras dava vueltas a la silla sobre la cual estaba yo sentada.

- Ves a comprar agua, pan...-y me dió una lista con más cosas, lo que le hizo dejar de nombrar alimentos que parecían elejidos al azar.

-¡¿Yo?!

-Tu. Toma, yo te doy un poco de dinero.

Alzó la mano para entregarme unas pocas pesetas, pero las negué.

-Estas loca... Si quieres me voy a ninguna parte, compro leche imaginaria y nos la bebemos imaginariamente. Me encantaría.

- Cuelate en el tren, te bajas en la siguiente parada compras lo necesario y después vuelves.

Aquella afirmación me hizo fruncir el ceño.

- Saldrá bien ya verás. Sino diles que conoces a La Señorira Seetoux.

-¿Quien es es esa? Dije arqueando las cejas.

-Soy yo, tengo familia francesa- cofesó como si se abergonzara.

- Bueno... provaré- asentí no muy convencida.

                        *  *  *

A pesar de que estaba nerviosa, el viaje de ida estaba hiendo bastante bien. No me habían pillado y eso sumaba muchos puntos, los suficientes para que me tranquilizara.

En cuanto llegué a Viria, la siguiente parada, bajé del tren y me dirijí a mi siguiente destino, el supermercado.
Sin embargo no dejaba pasar la oportunidad de mirar a todas partes por si encontraba a alguien conocido.

Más tarde decidí proseguir con mi misión y entrar en el supermercado, así que dejé por un momento todo mi pequeño universo a un lado.

-Vamos a allá.Primero agua, luego...

                         *  *  *

A la vuelta volví a la misma estación y miré cual era el tren de vuelta.

Cuando me ubiqué en el tren me quedé dormida en el asiento. Media hora de camino.

Al despertarme no reconocí cuanto tiempo había pasado. Había perdido la noción del tiempo.
Las puertas se abrieron, pero no bajaba nadie. Esa era mi parada.

-Mierda...

Aún me dava tiempo. Fui corriendo pero las bolsas de la compra pesaban mucho.

Al final un hombre de uniforme,  me ayudó, me cojió las bolsas y bajó conmigo.

-Gracias- le agradecí.

-Solo hago mi trabajo.

Se dio la vuelta para continuar  con su camino pero al dar un paso se volvió a girar. Yo adelantaba más lento por el peso que colgaba de mis brazos.

-Perdone...

Me giré.

-¿Si?

-¿Le he picado el billete?

- Em... si.- Estaba a punto de conseguirlo, de llegar, no me esperaba esa pregunta, me asusté.

- No recuerdo haberlo hecho. ¿Me lo enseña?

- Verá... esque soy amiga de La Señorita...¿como era? Sitee...

-¿Siteeoux?

-¡Sí! Justo eso.

-Esa niñata otravez. Esta vez no se volverá a ir de rositas.

Se ve que no caía muy bien por ahí.

Esta vez el hombre caminó en mi misma dirección.

-!Espere no es culpa suya!

Fui detrás de el pero iba tan rapido que no pude alcanzarlo. Después de todo lo que había pasado para conseguir esas bolsas no las iba a soltar ahora.

Cuando llegé después de un buen rato ya no quedaba nadie en el despacho, ni en recepción.

El Tren De Las Tres En PuntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora