Capítulo 6

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Eran las 10:45 de la mañana. Segundo día en Lowix.

Me acababa de levantar. La verdad, no había mucho que hacer.

- ¿Que hacemos de comer?-Preguntó mi madre.

- Que os parece... mmm. Sopa de Olivia.-Bromeé.

- ¡Para ya!- Gritó mi hermana debido a mi abrazo por la broma
Sonreí y le giñe el ojo derecho.

-No le agobies -Dijo mi padre mientras entraba por la puerta a la vez que bostezaba. El tambien se acababa de despertar.

- Pesados. - Pensé en voz alta.

-Sigo sin saber que hacer de comida -Continuó mi madre.

Todos nos callamos.

- Muy bien, no contesteis iré a por pollo, y si no os gusta os aguantais.

Segíamos callados. Mirándola.

Gimió, bajo en las escaleras y se escuchó un portazo.

La casa de mi abuelo tenia tres pisos; abajo el recibidor, la abitacion de mi abuelo y el garaje; en medio las demás habitaciones, la cocina y el comedor; y en la última planta la terraza.

                        * * *

Picaron a la puerta.

Fui a abrir. Era Maison.

-Genial.- Dijo mi padre en cuanto le vió.

- ¡Papá!- Grité.- Maison... ¿puedes subir un momento ? Arriba está Olivia. Tengo que hablar con mi padre.

Tengo que admitir que Maison era muy amigo de mi hermana.

-Eres una histérica.¿Qué quieres? - Afirmó mi padre.

-Oye se que no te cae muy bien.

-¿Quien?

-No bromeo.

- Vale, esta bién. Grácias Emily por aclararmelo. Grácias por aclararme que ese mentiroso que a saber que se trae entre manos cada día que pasa es peor. Grácias.

- Odio que me llames asi.

Saimon sonrió.

-No hace falta que disimules tanto delante suyo. Ya sabes a lo que me refiero.

- Perdón. La proxima vez le traeré flores.

Choqué mi mano contra mi frenté y cerré los ojos unos segundos para suspirar.

Estabamos a punto de empezar otra discusión pero de repente se escucharon gritos en la terraza que llamaban a nuestros nombres.

Mi padre y yo subimos lo más rápido posible.

Lo primero que vimos fue a mi hermana con una cara que demostraba terror, y a Maison señalando al cielo boqueabierto.

Seguímos su mirada.
Lo único que se veía era una luz blanca que iluminaba todos nuestros ojos cegandonos sin que pudieramos ver nada con claridad.



El Tren De Las Tres En PuntoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora