El origen del Ao-andon es muy antiguo, data del periodo Edo. En aquel entonces los aristócratas y las clases sociales más pudientes se reunían en verano para contar kaidanes, algo así como vivencias sobrenaturales (para saber más sobre los kaidanes puedes consultar nuestra reseña de Cuentos del Japón oculto). Se decía que la mejor forma de combatir el terrible calor de las noches de verano era ponerle encima una capa del frío que generaba el miedo de esas historias.
Durante estas sesiones se encendían cien velas que se colocaban en el interior de linternas de papel azules, con el fin de crear la atmósfera misteriosa ideal. Se apagaba una al finalizar cada narración sobre yôkai, demonios, fantasmas y otras cosas extrañas, hasta que únicamente quedaba una linterna alumbrando el lugar, generando alargadas sombras que se retorcían al vaivén de la llama.
La leyenda cuenta que al apagar esta última vela, de la oscuridad más absoluta, aparecía un fantasma de verdad para atacar a los participantes. Se dice que ese ser nacía a partir de las fuertes emociones y los temores generados durante la noche, que daban forma al Ao-andon, la encarnación del terror humano en masa.
Así pues el Ao-andon se creaba a partir de los temores de grandes grupos de personas, alimentándose de su miedo y tomando la apariencia de una mujer demoníaca con pelo largo y negro, piel azul como la linterna, dientes ennegrecidos, garras afiladas y cuernos. Solía vestir con un kimono mortuorio blanco o azul, que adquiría un resplandor misterioso en la oscuridad.
Sin embargo este yôkai no es muy común, y raramente existían avistamientos, pues la gente ya precabida y temerosa al llegar a la historia noventa y nueve daban por finalizada la velada, y de esta forma el grupo evitaba tener que apagar la última luz que mantenía alejada al Ao-andon.
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Bestiario Mitológico 2
FanfictionSegunda parte de la recolección y nombrar las distintas criaturas y bestias