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FINAL
Hae-in observa con el ceño fruncido cada movimiento por parte de Gunho, iba y venía colocando extraños artefactos sobre aquella mesa de piedra en dónde habían encontrado su Daga hace un tiempo. No estaba planeando nada bueno, eso era definitivo, pues algunos símbolos si habían sido reconocidos por la chica, y si por si solos eran peligrosos -segun lo que Myungho le había explicado en sus entrenamientos- juntos presagiaban algo mucho peor.
La chica trata de mover sus brazos para evitar que se adormezcan debido a la posición, pero tanto tiempo estando con las manos atadas tras su espalda ya comenzaba a darle calambres, y ni hablar de la tela en su boca, la quijada le dolía demasiado. Ella deja salir un quejido frustrado desde lo más profundo de su garganta, que más bien se asemeja a un gruñido animal, y así atrae la atención del Dios.
ㅡ Lo siento, cariño, ¿dijiste algo? ㅡse burla, avanzando unos pasos hacia ella, y cuando está lo suficientemente cerca, se acuclilla frente a ella y, luego de mirarla por unos largos segundos, sube una de sus manos en in intento de tocar su rostro, pero ella se aparta bruscamente. Ese rechazo hace que Gunho apriete los dientes, luego se compone y forza una sonrisa descarada.ㅡ Romeo está tardando demasiado, ¿no crees? Me pregunto si tomé a la rehén correcta...
Hae-in comienza a balbucear en un intento de formular palabras, lo cuál era difícil debido a la mordaza. El Dios se inclina sobre ella y desata el nudo tras su cabeza que mantenía la tela en su boca asegurada, al sentir la libertad la chica abre y cierra la boca un par de veces, simulando así un masaje para aliviar el dolor.
ㅡ ¿Decías? ㅡpregunta él con falso interés luego de un momento.
La chica lo mira fijamente, ahora es ella quien se inclina a él, y al estar lo suficientemente cerca de su rostro, le escupe con fuerza y coraje.
Él ríe sin gracia, limpiando la saliva de su mejilla.ㅡ Encantadora... ㅡacto seguido, estrella su mano contra el rostro de Hae-in, haciéndola girar la cabeza a un lado por la fuerza del golpe.ㅡ Perra.
ㅡ Bastardo de mierda... ㅡataca de vuelta la chica, apenas en un susurro debido a la pronta falta de fuerzas. Y es que aquel golpe por parte del Dios no había sido solo eso, el ataque estuvo cargado de energía celestial, y al hacer contacto con una mortal, le arrebató parte de su energía vital. Dicho robo incluso dejó una marca en el rostro de Hae-in, la piel de su mejilla izquierda y parte del cuello tenía una gran grieta casi grisácea.ㅡ Voy a joderte como no tienes idea...
ㅡ ¿En serio? ㅡse burla, pero en tan solo un segundo aquella emoción desaparece al sentir que ya no están solos, y su semblante se oscurece ante el peso de una mano sobre su hombro derecho.
