Zarpar al mágico mundo del amor e impactar fuertemente con el adiós.

110 7 0
                                    

A los 15 años, Sophia conoció a un chico mientras practicaba el vals para su fiesta de cumpleaños. Las noches se resumían en textos y los días en sonrisas. Al poco tiempo aceptó ser su novia, sin detalles de la sombra que lo obstaculizaba. Al costo de una amiga, iniciaron una bonita relación. Al mes, una tragedia embargó su dicha, asesinaron a papá; parece mentira, pero no había más nadie que le brindara fortaleza en esos momentos sino Sergio, su novio; gracias a él fue fuerte, en medio de lágrimas y un profundo dolor como si punzaran varias veces su pecho, fue muy fuerte. Sin embargo para mamita significó, 'nunca quiso a papá'.

El señor Antonio murió cierta noche comprando pan salado y relleno para el desayuno del siguiente día, fue abatido por varios disparos a manos de los delincuentes, mejor conocidos socialmente como "el hampa". Antes de salir de la casa le pidió a su hija que, se encontraba sentada en los muros de la misma, por favor lo acompañara... ella penosamente le dijo: "papá, marcha tú, prefiero quedarme aquí a esperarte, vuelve pronto"; él aceptó y partió, —"¡Ya regreso!"— dijo con voz calmada. En el camino se encontró a un sobrino y le hizo la misma invitación que a Sophia; Roberto, también se negó porque iba apresurado a ver el juego de futbol. Fue así como Antonio terminó yendo solo a la panadería.

Minutos después, se acercaron a Sophia, que todavía se hallaba afuera, sujetos con rasgos extraños, bajaron de su auto y le concretaron: "a tu papá lo acaban de plomeá chama, le dieron unos cuantos, corre que todavía está vivo". La chiquilla de 15 años cae al suelo sin poderse sostener, y llorando se levanta como puede, se dirige hacia adentro llamando a su mamá, balbuciendo: "Mamá. Mamá. Mataron a papá. Le dispararon. Está vivo, ¡ayúdalo!".

Muy deprisa emergieron al lugar de los hechos, donde a su llegada Sophia sufría de crisis muy seguidas estando encerrada sola en el auto, sin salida, por orden de su madre; hasta que Sergio llegó, pero dificultosamente la podía controlar.

Su novio la acompañó todos los días que lo necesitó, y desde entonces, aun está habiendo pasado cinco años después, cosa que Sophia le agradece con su vida.

Hoy por hoy, Celia asiente e inculpa a los tres hermanos, a causa de que a su esposo lo violentaron por comprar el desayuno que a todos les apetecía.

Una semana antes del señor Antonio exhalar su último suspiro, Sophia permanecía en el liceo cuando mamá la llamó para que fuese a despedirlo porque se iba de viaje; no pudo llegar a tiempo para su despedida, de hecho fue algo que le pesó al instante y hasta ahora se sigue arrepintiendo.

Posteriormente, sus días sin él han sido una pesadilla; se le fue el alma, lo que más amaba.

Sergio la consolaba a diario. Aparte que echaba de menos a su padre, mamá incansablemente dejaba de juzgarla y ofenderla. Era raro el día que Sergio al visitarla, la encontrase riendo. Por cierto, las visitas llegaban al porche; mamá en lo absoluto permitía que su novio entrara.

Reían, jugaban, gritaban, se hacían cosquillas... eran sumamente felices en tan poco espacio. Siempre ahí, Sophia nunca conoció una cita, ni una salida a comer helados... hasta años más tarde. Obtener un permiso, también era raro, además que difícil, era para ella imposible, temía pedirlo porque le daba pavor la respuesta, y no por ser un "no", sino por el resonante grito ofensivo.

Pasó el tiempo, Sergio y Sophia rebasaron adversidades maternas y externas, entre ellas, el haberse distanciado por un año, Sophia fue rumbo a una ciudad lejana por motivos de estudio. Hoy en día son felices, no en su totalidad, por razones ajenas a ellos, pero felices porque se aman y se siguen amando cada día que pasa. Se han distanciado dos veces, a su pesar, sigue ganando el amor que siente el uno por el otro.


Esperma perfecta, óvulo infecto: creación intransigente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora