8. Vuelta a casa

19 2 0
                                    

Nos duchamos, nos dieron de comer, recogimos nuestras pertenencias y nos montamos en el autobús de vuelta casa. Al día siguiente, nos iban a dar las notas. Estaba seguro de que había suspendido alguna, pero tendría el fin de semana para estudiar y poder hacer el examen de recuperación.

Álex se sentó conmigo en el autobús. Nos hicimos muy amigos en esa semana. Nos lo pasábamos bien, nos reíamos y supimos más cosas acerca del otro en esta excursión: de pequeña montó a caballo, vive en un edificio cerca del instituto, le gusta el baloncesto, le encanta bailar, tiene una hermana pequeña a la quiere mucho, y se le da muy bien nadar.

-¿En qué piensas?- me preguntó con su dulce voz.

-En si voy a dejar alguna asignatura... Mañana nos dan los boletines y no quiero volver a saber del colegio en todo el verano.

-Seguro que apruebas y podrás ir a la universidad el año que viene. ¿Qué vas a estudiar?

-¿Me vas a hablar ahora de lo que voy a estudiar en la universidad cuando todavía no hemos terminado Bachiller?- asintió con la cabeza- Pues la verdad es que no lo sé. ¿Tú?

-Magisterio. Se me da muy bien educar a los niños y explicar las cosas, así que... mi trabajo es de profesora.

Miré por la ventana y observé lo verde de las montañas y las casas rurales que había alrededor. Yo no sabía lo que quería estudiar y ella seguro que tenía todo su futuro planeado. Su vida seguramente era perfecta y no se le ponía nada ni nadie por delante. De algún modo, envidiaba su vida.

Paramos en una gasolinera para estirar las piernas e ir al baño y me reuní con los chicos que me miraban con una sonrisa perturbadora.

- ¿Os habéis liado?- Preguntó Luke y le fulminé con la mirada- Lo siento, esque tengo los asientos que me quitan la vista y no sé lo que pasa entre vosotros en el autobús. Además, Clara no hace más que intentar meterme mano. ¡Me siento muy violado!- gritó y me reí de él y su idiotez.

-No haberte metido dónde no debías. Nunca mejor dicho.

-Ja ja, quiero llegar ya al instituto. Si me vuelve a tocar un poco más arriba de la rodilla, juro que grito.

-Tío- apoyé mi mano en su hombro-, eres peor que una chica. ¡Aclárate! ¿Quieres que te toquen o quieres que te dejen en paz?

Se encogió de hombros y empezó a caminar hacia el bar. Nosotros íbamos detrás de él viéndolo caminar cómo un divo, con la cabeza alta y un mano en la cadera. Movía las piernas de una forma extraña y nosotros no pudimos estalla en carcajadas cuando miró hacia atrás y fingió darse un golpe en el pelo.

(...)

Llegamos al instituto y Luke salió corriendo- literalmente, corriendo- cuando abrieron las puertas. Me empecé a reír y Álex se me quedó mirando cómo si fuese estúpido. Me encogí de hombros y los demás bajamos cómo personas normales. Cogimos nuestras mochilas y Emma, que estuvo enfadada todo el día cogió sus maletas y Luke tuvo que volver a ayudar con el colchón. Esta vez lo hizo con mejor cara, así podía estar separado de Clara por mucho tiempo.

Dejaron el colchón de Emma en el coche de su madre, que la esperaba en el aparcamiento del colegio y Luke volvió con nosotros esquivando a Clara. Se colocó la mochila bien y miró detrás mío. Sonrió y saludó.

-¡Hola, Marie!-gritó.

No, no, no. Mi madre. ¿Por qué ha venido a recogerme? Nunca viene.

Escuché como la puerta de un coche se cerraba y unos pasos acercándose a mí. Luke me dio unos golpecitos en el hombro y después me dio la vuelta, para quedar frente a frente con mi madre. Le sonreí y me abrazó fuertemente.

No podía estar en la calle y que no me dejase en ridículo delante de todo el mundo. Mis compañeros se reían de mí y mis amigos aguantaban la risa. Se separó de mí y me sonrió. Me acerqué a mis amigos y les pedí con los ojos que me ayudaran con la situación que iba a dar lugar en el parking del colegio con dos clases enteras mirando.

-¿Qué tal os lo habéis pasado?- preguntó.

- Muy bien- contestamos todos a la vez. Mi madre adoraba a mis amigos y mis amigos adoraban a mi madre, como yo, pero la adorábamos cuando estábamos en casa, fuera no. Era muy cariñosa y nos dejaba en ridículo.

-¿Os habéis portado bien?

-Sí

-¿No habréis hecho nada malo por la noche, verdad?

Miramos a Luke y él a nosotros.

-No.

-¿Y esas miradas?

-¿Qué miradas?

-Luke, cariño- le puso la mano en la mejilla-, no me chupo el dedo. No voy a decirte nada, solo, no me mientas. - me miró- ¿Tú no habrás hecho nada, verdad?

-No, mama. Vámonos. No sigas con esas preguntas, por favor y menos delante de todos mis compañeros, que nos están mirando. Deja de tratarnos cómo a bebés- esa última parte la susurré, aunque ya les había quedado claro a todos.

-Vale. Chicos, nos vemos. Luke, no me mientas más- éste agachó la cabeza y los demás se rieron de él- ¡Y usa protección!- gritó y el parking se lleno de carcajadas.

Antes de montarme en el coche, miré a Álex que me miraba con diversión. Me despedí con la mano disimuladamente y ella hizo lo mismo.

-¿Es tu novia?- preguntó mi madre desde la puerta del piloto.

-Mama, monta en el coche. Y deja de controlarme y dejarme en ridículo- me quejé.

Abrí la puerta y me monté. Se rió y cuando estuvo dentro del coche, arrancó.

(...)

-Mañana os dan las notas, ¿estás nervioso?- preguntó mi padre y negué con la cabeza- ¿Has suspendido alguna?

-No lo sé. Seguramente suspenderé alguna. Las recuperaciones son la semana que viene. Tengo el fin de semana para estudiar, así que...

-Si suspendes, éste fin de semana no vas a salir de casa. Vas a estar estudiando esa asignatura.

Asentí con la cabeza y me levanté para recoger el plato. Mi padre trabajaba de policía. Casi nunca estaba en casa y cuando estaba, estaba tan cansado que se iba a la cama directamente después de cenar. No se enteraba de casi nada. Era muy estricto y cuando no estaba cansado, tenía que llevar mucho cuidado en lo que decía para no cagarla.

Ya en mi habitación, me lavé los dientes, me puse el pijama y me metí entre las sabanas para dormir hasta mi último día de clases.

DANIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora