_______ abrió los ojos y estiró los brazos por encima de su cabeza. Liam sujetó una de sus muñecas y se la llevó a los labios.
—Me cuesta mucho controlarme cuando te tengo tan cerca —le dijo él mientras recorría el dorso de su mano con la boca.
Ella se estremeció, aquel contacto desató de nuevo el torbellino de deseo que la había embriagado la noche anterior. Sin dudarlo, se inclinó sobre él y comenzó a besarle el pecho.
—Lo mejor es no controlarse, detective Payne. —Sus ojos castaños lo desafiaron abiertamente. Ella contempló su rostro y le sostuvo la mirada mientras su boca trazaba cada milímetro de su torso musculoso. Levantó la mano para recorrer su mandíbula áspera, luego las mejillas hasta posarse en sus labios entreabiertos para comenzar a descender, muy lentamente, una vez más.
—Llámame Liam—le pidió él y contuvo el aliento—. Anoche lo susurraste una vez y sonó maravillosamente bien.
—Liam... Liam —le susurró en su oreja.
Liam la aprisionó entonces por la cintura y la sentó encima de él. Era una invitación que _______ no iba a desaprovechar. Comenzó a besarlo y Liam sintió una descarga de placer que lo dejó aturdido.
Ella lo acariciaba y lo provocaba con la lengua en suaves movimientos circulares. Cuando llegó hasta dónde él deseaba que ella llegara y justo cuando creía que iba a estallar, ella comenzó a desandar su camino de besos, subiendo de nuevo por el abdomen y el pecho hasta llegar a su boca. Se alzó sobre él y sus pechos oscilaban sobre Liam.
Su ardor creció y sus ansias se hicieron cada vez más sofocantes, hasta volverse arrolladoras. Y no quedó nada más que ella, la pasión y la magia que le entregaba.
—Eres tan parecida. —Sus dedos acariciaban su mejilla temblorosa—. Es casi como tenerla aquí.
Lisa Rogers volvió la cara, aquellas manos le causaban repugnancia. Había estado tocando su rostro durante toda la noche. Le había dicho que se parecía a la mujer que él amaba tantas veces que ya había perdido la cuenta. No recordaba en cuántas oportunidades le había repetido que ella no era la mujer que él creía.
No era _____(d). Le había gritado su nombre, una y otra vez, pero él parecía no escucharla. Lo observó mientras se dirigía a la ventana. Intentó zafarse, pero las esposas que le rodeaban sus muñecas y la tenían atada a la cama no cederían con facilidad. No importaba cuánto se esforzara por liberarse, sabía que no había escapatoria posible.
No entendía qué hacía aquel tipo allí. Lo había dejado entrar a su casa porque la había convencido con su historia de la encuesta para la Comisión de los Derechos de los Animales. Más tarde, en un momento, él la había sujetado por detrás y cuando despertó se encontró atada en su propia cama, con un vestido que no era el suyo y peinada con una trenza al costado de la cabeza. El pequeño Bongo había logrado huir antes de que él pudiera hacerle daño.
—¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí? —le gritó y exigió su atención.
Pero él ni siquiera se giró a mirarla. Su _____(d) no le haría aquellas preguntas; ella sabría que, cuando estuvieran juntos, deberían cumplir con el destino que se les había signado. Sería la última vez que haría aquello, ya no tenía sentido dilatar el momento del reencuentro.
Se giró lentamente y la observó. Sus ojos estaban vacíos: la miraban, pero no era a ella a quién veían. En su mente y en su corazón era _____(d) la que estaba tendida en aquella cama y esperaba por él.
Se acercó y cuando la vio temblar y sacudirse en un intento por escapar de su destino le sonrió.
—No hay nada que puedas hacer. _____(d) debe comprender que tiene que estar a mi lado. Tu muerte me llevará con ella, serás el puente que nos unirá al fin.
Lisa gritó y suplicó por su vida. Pero él no la escuchó. La vio llorar y la escuchó rezar pero no le importó. Tenía una misión y no había nada que le impidiera llevarla a cabo.
Sus manos repugnantes, esa vez, no la acariciaron. Solo se cerraron alrededor de su cuello y le arrebataron, poco a poco, la respiración. Sus ojos sombríos y su sonrisa sádica fue lo último que los ojos castaños de Lisa Rogers vieron aquella mañana de domingo.
_______ aun no había puesto un pie fuera de la cama cuando el teléfono del salón comenzó a sonar. Observó la puerta del cuarto de baño por un instante, Liam había desaparecido por ahí un par de minutos antes.
Cubrió su desnudez con la camisa de Liam, que fue lo primero que encontró al alcance de la mano. Salió corriendo de la habitación y llegó a levantar el auricular antes de que comenzara el mensaje del contestador y el grito aterrador fuera proferido por el aparato.
—Hola —dijo mientras respiraba agitada.
Hubo un silencio del otro lado de la línea.
—¿Estoy hablando con el numero de Liam Payne?
Era una voz femenina.
—Sí, así es.
—¿Quién habla?
Notó la sorpresa en aquella voz completamente desconocida para ella.
—Mi nombre es _______. Soy la novia de Liam. ¿Quién es usted? —Si se hubiera detenido a pensar, jamás habría dicho semejante cosa, pero no supo por que lo había hecho.
Su respuesta había dejado muda a la mujer.
—Soy Trisha. —Hizo una pausa—. No sabía que Liam tuviera novia —comentó.
Trisha. ¿De dónde diablos había salido aquella mujer? Decidió que lo mejor era no pensar mucho al respecto.
—Pues ahora lo sabes —respondió con sarcasmo—. Se está duchando en este momento; no creo que pueda atenderte, si quieres dejarle algún recado...
—Solo dile que he llamado, y que no olvide que prometió venir a verme.
—¿Cuál era tu nombre? —Lo recordaba perfectamente.
—Trisha.
—Le diré que has llamado, no te preocupes.
—Está bien, adiós. Espero que podamos conocernos en persona pronto.
_______ se quedó atónita. No estaba en sus planes conocer a la amante de Liam.
Ni siquiera lo escuchó cuando se acercó por detrás y la rodeó por la cintura.
—Te sienta de maravillas mi camisa —le dijo y le besó la oreja.
Ella se quedó quieta. Aquel contacto la hizo zozobrar. No estaba para arrumacos, no después de aquella llamada. Dio media vuelta y se apartó.
—Ven aquí. —Tironeó de la manga que caía de forma holgada sobre sus brazos—. Necesito mi cuota de besos matinales.
_______ cruzó los brazos sobre el pecho. Deseaba más que nada perderse de nuevo en su boca, pero la llamada de la tal Trisha la había dejado intranquila.
—No, mejor no —le dijo y levantó la mano antes de que volviera a avanzar hacia ella.
—¿Qué sucede? —preguntó con los brazos en jarras. Observó el auricular del teléfono mal colocado—. ¿Ha llamado alguien?
_______ contó hasta cinco antes de responderle. Quería saber lo que él iba a decirle, pero al mismo tiempo temía escuchar la respuesta.
—Ha llamado una tal Trisha —dijo por fin; notó que Liam ni siquiera se inmutaba al oír aquel nombre—. Quería hablar contigo, ha mencionado algo de una promesa de que irías a verla.
Liam comprendió, entonces, la actitud distante que había demostrado _______ hacia él. Estaba celosa. Y aquello le encantaba.
—Cierto. —Esbozó una sonrisa—. Le dije delante de su padre que iría a verla.
Los ojos castaños de _______ se abrieron como platos. ¿Su padre? ¿Conocía al padre de aquella mujer? Entonces no se trataba solo de una amante casual, sino de una relación más seria. Sintió que se le encogían los músculos del estómago; aquello no podía estar pasando, mucho menos después de la noche de amor que ambos habían compartido.
—Creo que deberías saber que tal vez he metido la pata —le dijo, incapaz de ocultar su enojo.
Liam frunció el ceño.
—Explícate.
Lo miró directamente a los ojos.
—Le he dicho que era tu novia.
—¿Qué tú qué?
—Le he dicho que era tu novia —reiteró.
—¡Por Dios! ¿Es una broma, verdad?
_______ negó con un leve movimiento de cabeza. Estaba molesto. Se convenció de que había cometido un gran error al decir aquello; aunque el error más grande lo había cometido la noche anterior al entregarse a él. ¿Cómo podía haber sido tan estúpida de creer que después de haber hecho el amor se convertiría en su novia? ¿Cuándo iba a aprender que para Liam Payne ella no era más que trabajo?
—Lo siento. —Hizo un esfuerzo enorme para no llorar.
—No sabes lo que acabas de hacer, _______ —dijo y se pasó una mano por el cabello.
—¡Maldición, Liam! ¡Te he dicho que lo siento! —No pudo contener las lágrimas mucho más—. ¡No creía que te molestara tanto que dijera que era tu novia!
Entonces, Liam se dio cuenta de cuán estúpido había sido. Debía explicarle a _______ el porqué de su enojo antes de que ella siguiera creyendo lo que no era.
—_______. —Se acercó.
—¡No, déjame! —Se apartó cuando su mano intentó acariciarle el rostro.
—¡Déjame explicarte!
—¡No es necesario! —Se secó las lágrimas de un manotazo—. ¡Está todo muy claro para mí!
—¡No es lo que tú piensas! Me he enfadado, pero no por lo que tú crees —explicó y bajó el tono de su voz.
_______ no estaba dispuesta a escucharlo; nada de lo que le dijera podría hacerle sentirse mejor. Deseaba salir corriendo de allí y no regresar jamás.
—No intentes tergiversar los hechos, Liam. Sé muy bien lo que ha sucedido aquí y lamento haber sido tan ingenua como para creer que, después de lo que sucedió anoche, las cosas entre nosotros habían cambiado.
—_______, escúchame —le pidió.
—No, déjame sola. No tiene caso. Si te arrepientes de haber hecho el amor conmigo por temor a lo que vendrá después, no hay nada que yo pueda hacer. —Dio un paso hacia atrás, pero él la sostuvo por el brazo; no dejaría que se fuera sin antes escucharlo.
—No me arrepiento, _______ —le dijo y clavó sus ojos verdes en los ojos húmedos de ella—. Jamás podría. Lo que sucedió anoche fue maravilloso.
Ella no dijo nada. Quería creerle, desde el fondo de su corazón quería creer lo que él le estaba diciendo.
—Si me he molestado por lo que le has dicho a Trisha, es solo por una razón. —Lanzó un suspiro—. Trisha es la hija de Phil Conway, mi jefe, y si él se entera de que tú y yo tenemos una relación, es muy probable que me saque del caso.
Aquellas palabras borraron, en un segundo, la pesada angustia que sofocaba el corazón de _______. Sin embargo, lo que había descubierto no podía dejarla menos que intranquila.
—¿La hija de tu jefe? —Había sido ella la que había cometido un error, un error que quizá le costara a Liam su trabajo.
Liam asintió.
—Lo siento. —Se soltó y le dio la espalda, la vergüenza que sentía era demasiado grande como para que él, además, la estuviera mirando a los ojos.
—No. —Se puso frente a ella—. Perdóname tú a mí por haberte hecho pensar, por un instante, que estaba arrepentido de lo que sucedió anoche.
—Pero ¿qué va a suceder ahora? —No podía sostenerle la mirada—. Si no hubiera abierto mi tremenda bocaza, ahora no estarías en serios problemas con tu jefe.
—Deja que de Phil me encargue yo. —Le acarició la barbilla y la obligó a mirarlo—. Además de ser mi jefe, es mi amigo, y yo sabré cómo dorarle la píldora.
_______ se mordió el labio inferior.
—Debería haber sido menos impulsiva y...
Liam la calló con un beso ligero.
—Me gusta que te hayas puesto celosa —le susurró junto a la boca.
—Yo no he mencionado esa palabra —respondió ella con la mirada clavada en sus labios.
—No importa. —La atrajo hacia él y le rodeó la cintura con los brazos—. Lo estás y eso hace que me vuelva más loco por ti.
_______ no dijo nada; solo apoyó su cabeza en el hombro de Liam, cerró los ojos y se apretó contra él. Necesitaba volver a sentir cada milímetro de su cuerpo pegado al de ella, necesitaba que él le demostrara que estaba todo bien. Que lo que había sucedido entre ellos la noche anterior era la promesa de muchas noches más.