Capítulo 14
_______ bajó hasta el segundo piso y, cuando la puerta del montacargas se abrió, Diana Marin caminaba hacia el loft de Liam.
-Detective Marin -la llamó-. Acabo de verla por la ventana.
Diana alzó las cejas.
-¿Desde dónde me has visto?
-Desde el tercer piso. -Notó el desconcierto en el rostro de la mujer-. Tengo mi taller de pintura allí -explicó.
-¿De veras?
_______ asintió mientras caminaba hacia la puerta.
-Liam ha alquilado el lugar para mí. -Se volvió para mirarla-. Pase.
Diana entró. Seguía más sorprendida que antes; Liam no le había mencionado nada al respecto. Se preguntó cuántas cosas más había preferido callar su compañero.
-Busco a Liam.
-No está -respondió _______-. Esta mañana me ha dicho que tenía una reunión importante y que no regresaría hasta la noche. Creía que estaría con usted.
-No, no ha aparecido por la comisaría y no he podido localizarlo; por eso he venido hasta aquí. -Echó un vistazo al interior de la vivienda.
-¿Es extraño, no cree?
Diana estaba de acuerdo con _______ y comenzaba a preocuparse, Liam no era la clase de persona que desaparecía y no decía nada de su paradero.
-¿No te ha dicho dónde estaría?
-No, solo que tenía una reunión; he deducido que estaría con usted. -Estaba intranquila, la detective le había trasmitido su preocupación.
-Puedes tutearme, _______ -le dijo-. Después de todo tenemos casi la misma edad.
_______ esbozó una tibia sonrisa, no se atrevió a decirle que prefería guardar un poco de distancia con ella.
-¿Quiere... quieres tomar algo? -Caminó hacia la cocina-. Puedo preparar un poco de café.
-Me encantaría -contestó mientras la seguía de cerca.
_______ preparó dos tazas de café y las colocó sobre la encimera. Se quedaron en silencio sin saber qué decir; la tensión entre ellas era evidente._______ no podía imaginarse de qué podían conversar. Era obvio que tenían un tema en común y ese era Liam Payne, pero no estaba dispuesta a discutir ese asunto con ella. La observó mientras se ponía dos cucharadas de azúcar y revolvía su café con lentitud. De pronto, Diana Marin levantó los ojos y _______ notó su mirada inquisidora.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
_______ se encogió de hombros.
-Supongo que sí, tú eres la policía aquí.
-¿Qué tienes en contra de mí?
_______ se atragantó con el café caliente.
-¿Perdón?
-Has entendido muy bien la pregunta, _______ -dijo con tranquilidad-. Sé que no te caigo muy bien y quisiera saber el motivo.
_______ dejó la taza encima del plato y buscó en su mente una respuesta convincente a aquella pregunta, aunque sabía que Diana obtendría de ella la verdad. Después de todo, era policía y sabía hacer muy bien su trabajo.
-No es así. -Hizo una pausa mientras pensaba lo que estaba a punto de decir-. Estaba convencida de que era yo la que no te caía bien a ti.
Diana sabía que _______ estaba tratando de confundirla para no contarle realmente cómo estaban las cosas.
-Estás equivocada, _______. No te conozco lo suficiente como para juzgar si me agradas o no.
-No sé si debería creerte -respondió con recelo.
-Mira, comencemos por el principio. -Se acomodó mejor sobre el taburete-. ¿Por qué crees que no me caes bien?
Irremediablemente, aquella conversación las estaba llevando a hablar de Liam y si Diana Marin quería saber la verdad, entonces ella misma se la proporcionaría.
-Creo que Liam es el culpable de eso -soltó al fin.
Diana abrió sus ojos exageradamente.
-¿Liam?
-Sí, Liam -repitió.
-¿Por qué no me lo explicas mejor? -Tenía curiosidad por lo que _______ Carmichael tenía que decirle. Presentía que tenía una idea muy equivocada de lo que estaba sucediendo.
-¿Es realmente necesario? -Sentía que aquella mujer le estaba tomando el pelo.
-Me temo que sí.
Muy bien, si eso era lo que quería, le diría lo que pensaba sin pelos en la lengua.
-Sé que la idea de que me mudara aquí no recibió tu aprobación.
-Eso es verdad -la interrumpió.
-Supongo que es comprensible pero no es mi culpa. -Sonrió con ironía-. Yo no pedí venir a vivir aquí.
-Estoy de acuerdo.
_______ pensó que la detective seguía burlándose de ella, pero su rostro seguía tan serio como al principio de aquella conversación.
-No debe ser sencillo para ninguna mujer aceptar que su pareja comparta la casa con otra mujer, creo que si yo estuviera en una situación similar, también sentiría lo mismo que tú.
-¡Espera, espera! -Levantó las manos y la obligó a callarse-. ¿De qué hablas?
-De ti y de Liam. Es normal que no te guste verme aquí, supongo que los celos deben ser terribles y...
-¡No sigas! -le ordenó y, antes de preguntárselo, tuvo que reprimir una sonrisa-. ¿Tú crees que Liam y yo tenemos una relación? -Ahora entendía muchas cosas.
-No lo creo, Liam y tú tenéis una relación -respondió con un claro énfasis en la palabra «tenéis». Estaba segura de lo que estaba diciendo.
Diana se cruzó de brazos y se apoyó en la encimera.
-¿Acaso él te lo ha dicho?
-No ha hecho falta que lo hiciera.
-Digamos, entonces, que tú lo has deducido. -La detective Marin usó un tono burlón para «deducido».
-No ha sido difícil descubrirlo.
-Me gustaría saber cómo has llegado a esa conclusión -dijo, curiosa.
-No creo que sea necesario. Lo importante aquí es que puedes estar tranquila, porque no hay nada entre Liam y yo -respondió y esperó sonar natural.
-No, te equivocas. Lo importante aquí es saber por qué estás diciendo eso. Creo que si tuviera una relación con Liam yo tendría que estar enterada, ¿no lo crees?
Su respuesta la sorprendió. Creyó que se moriría de la vergüenza, todo ese tiempo había estado equivocada y, allí estaba, haciendo el papel de tonta una vez más.
-Yo creía que...
-Pues creías mal. -Esbozó una sonrisa comprensiva-. Liam y yo trabajamos juntos desde hace dos años; y no solo somos compañeros también somos muy buenos amigos, pero nuestra relación nunca ha llegado más lejos que eso. Al principio, cuando acababa de conocerlo, no voy a negar que me sentí atraída por él. -Hizo una pausa-. Liam es un hombre sumamente atractivo y creo que tú lo debes saber mejor que yo.
_______ se sonrojó.
-Pero con el tiempo ese sentimiento cambió y se transformó en cariño. No podría tener un mejor amigo y en el trabajo nos complementamos a la perfección. No sé qué haría sin él y creo que a él también le pasa lo mismo respecto a mí.
-¿Entonces, entre ambos nunca...?
-Nunca. Eso habría significado traspasar una línea que solo hubiese estropeado nuestra amistad. Creo que hay hombres y mujeres que funcionan mejor como amigos que como amantes. Liam y yo tuvimos eso siempre en claro -explicó.
_______ asintió. La había escuchado con atención y entendía lo que Diana le decía, pero si no existía un romance entre ellos, ¿qué era lo que provocaba que Liam se acercara a ella para luego alejarse? Entonces, una idea cruzó por su cabeza. El hecho de que Diana y él no tuvieran una relación amorosa no significaba que Liam estuviera libre. Podría tratarse de otra mujer, una mujer de quien no sabía nada en absoluto: la dueña del sujetador que había encontrado debajo de su cama.
-Parece que mi explicación no te ha dejado muy convencida. -Le tocó el brazo-. Créeme, no hay nada entre nosotros.
-Ahora lo sé y agradezco que me hayas sacado de mi error.
-Veo un «pero» asomando de tu boca -le dijo con una sonrisa.
_______ se levantó de un salto y le pidió que la acompañara al cuarto de baño.
Diana la siguió sin chistar.
-¿Qué es lo que quieres mostrarme? -preguntó intrigada.
_______ abrió el cesto de ropa y estiró su brazo hasta el fondo. Logró rescatar el sujetador negro de debajo de un montón de otras prendas.
-Ya sabemos lo que es, pero, ¿por qué me lo estás mostrando? -Diana la miró desconcertada.
-Lo encontré debajo de la cama de Liam el primer día que llegué aquí.
-Y creíste que era mío.
-Sí.
-No lo es.
-Ahora lo sé -respondió _______ arrepentida de haber pensado lo que no era.
Diana observó el sujetador con atención para luego arrojarlo nuevamente dentro del cesto de la ropa.
-_______, no deberías preocuparte por eso. -Se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja-. No podemos precisar el tiempo que llevaba bajo su cama juntando polvo y además ya sabemos cómo son los hombres...
-No me preocupo -le aclaró.
«¡Oh, sí lo haces, y no te imaginas cuánto!», pensó Diana mientras la observaba caminar hacia la habitación.
-Está bien, no lo haces -le dio la razón.
-Lo que Liam haya hecho o haga con otras mujeres no es de mi incumbencia, pero...
-¡Me encanta cuando esas palabras salen de tu boca! ¡Te escucho!
_______ comenzaba a pensar que había juzgado mal a la detective pero también recordaba que ella se había opuesto a que Liam la llevara a vivir con él.
-Hay ciertas actitudes suyas que no comprendo; realmente llegan a desconcertarme mucho. -No quería comentar con ella detalles íntimos, pero tal vez Diana tuviera una respuesta para ella.
-¿Qué tipo de actitudes? Nadie conoce a Liam Payne mejor que yo.
_______ se quedó en silencio un momento. ¿Cómo podía contárselo sin revelarle demasiado?
-Pues... ha habido cierto acercamiento entre nosotros -comenzó a explicar.
-Continúa.
-No es fácil hablar de esto -dijo y desvió la mirada.
-No te preocupes por mí, seguramente he oído cosas peores. -Le sonrió divertida para intentar relajarla.
-No logro entenderlo, en un momento se me acerca y se deja llevar, luego parece arrepentirse y se aparta de mí. Es como si existiese algo que le impide -buscó la mejor manera de decirlo- dar el siguiente paso.
Diana se mordió el labio. Sabía que aquello después de todo sí era culpa suya.
El golpe de la puerta que se cerró con fuerza les indico que ya no estaban solas.
-Es Liam-dijo _______ e intentó ocultar su nerviosismo.
Salieron a su encuentro y él se sorprendió de ver a su compañera allí.
-¡Marin! ¿Qué haces aquí?
-Te estaba buscando. _______ ha sido muy amable y me ha invitado a tomar un café.
Liam las observó a ambas; tuvo el extraño presentimiento de que se estaba perdiendo algo.
-Pues me has encontrado.
-Le he dicho a Diana que no regresarías hasta la noche -comentó _______.
-Sí, pero necesitaba unos papeles. -Fue la primera mentira que se le ocurrió. En realidad había regresado porque quería verla-. ¿Ha pasado algo? -preguntó y dirigió su atención de nuevo a su compañera.
-Archie ha revisado la cinta y no hemos obtenido nada que nos ayude a identificar la voz, pero sí se ha logrado rastrear la llamada.
El rostro de Liam se iluminó.
-Eso es bueno.
-He mandado a un grupo de peritos para que examine la cabina telefónica desde donde se hizo la llamada.
_______ los escuchaba con atención sin interrumpir.
-No obtendremos mucho de una cabina telefónica -señaló Liam; comenzaba a desanimarse-. ¿Dónde está ubicada?
-Espera. -Diana sacó su pequeña libreta de notas-. Fulton, el nombre de la calle es Fulton.
-¿Fulton? -preguntó _______ de repente.
Diana asintió.
-_______, ¿qué sucede?
-Jack Gordon, el chico con el que salía antes de mi secuestro, vivía en esa calle..
El Mustang negro de Liam dobló en la intersección de la avenida Olive con la calle Fulton. Apenas quince minutos antes, _______ les había dicho a él y a Diana que Jack Gordon, su ex novio, vivía en aquella calle. La misma desde donde habían llamado a la emisora de radio para dedicarle a _______ una canción.
Liam no creía en las coincidencias y aquel dato era una pista certera y real.
Por el rabillo del ojo observó a su compañera. Aún seguía intrigado por su presencia en su casa; había notado cierto nerviosismo tanto en ella como en _______ cuando lo vieron llegar, y si su instinto no le fallaba aquellas dos mujeres le estaban ocultando algo.
-¿Crees que vivirá todavía aquí? -preguntó Diana, sin mirarlo a los ojos.
-No lo sé. _______ dejó de verlo hace tiempo; según el expediente del caso la última vez fue la misma noche en que fue secuestrada -dijo con seriedad.
-Y ahora, cuatro años después, alguien llama a la radio para dedicarle una canción de amor, justo desde una cabina cercana a su casa.
Liam asintió en silencio.
-¿Crees que es él?
-No lo sé, hablaremos con el sujeto y veremos qué es lo que tiene que decirnos. -No quería precipitarse y cometer un error, pero no podía pasar por alto que en la investigación de su padre del secuestro de _______, Jack Gordon había sido considerado desde siempre el primer sospechoso. Pero tenía una coartada y como _______ había perdido la memoria la investigación se había quedado estancada hasta terminar en el cajón de los casos sin resolver.
-Es allí. -Diana señaló una casa blanca con techo azul ubicada justo en la esquina. Unos metros más adelante distinguieron la camioneta que pertenecía al laboratorio de criminalística.
-Parece que los muchachos ya están haciendo su trabajo -comentó Liam y estacionó su automóvil frente a la casa de Jack Gordon.
Atravesaron un camino estrecho de grava y llegaron al porche que estaba iluminado por la tenue luz que despedía una lámpara de gas.
Liam dio unos cuantos golpes a la puerta mosquitera. No se escuchaba ningún sonido proveniente de la casa pero un par de minutos después un hombre joven, ataviado en pijama, les abrió.
Liam y Diana sacaron sus placas.
-Somos los detectives Marin y Payne, deseamos hablar con el señor Jack Gordon -anunció.
El hombre se rascó la cabeza y retrocedió.
-¿Qué es lo que quieren?
-¿Es usted Jack Gordon? -preguntó Diana. No cabían dudas de que el hombre se estaba poniendo nervioso.
-Lo soy -respondió finalmente-. ¿Qué quieren hablar conmigo?
-Necesitamos hacerle algunas preguntas; le solicitamos que nos acompañe a la comisaría de policía para interrogarlo con más calma. -Liam percibió de inmediato la palidez en el rostro afilado de Jack Gordon.
-¿De qué se trata?
-Preferiríamos hablar en la comisaría, señor Gordon.
-¿Y si me niego? -dijo desafiante.
-No se lo recomendaría, señor. Obtendríamos una orden y volveríamos a por usted en un par de horas. -Ladeó la cabeza-. Le conviene cooperar con nosotros.
Jack Gordon masculló un par de maldiciones mientras entraba en la casa a cambiarse de ropa.
-¿En cuánto tiempo te ha dicho el juez que nos conseguirá esa orden de registro?
-Debe de estar en mi escritorio en este preciso momento -respondió Diana.
-Perfecto. -Se llevó las manos a la cintura-. Ocúpate tú mientras yo me encargo de interrogar al simpático señor Gordon.