-Maite sólo me iré un fin de semana, no hace falta que finjas decir que vas a extrañarme-le dije mientras terminaba de acomodar mi pequeño bolso.
-Almendra no quiero que te vayas, que haré en tu ausencia? Oh Dios me aburriré como un cactus-me decía Maite simulando llorar.
-Solo son 2 días, no seas tan exagerada, además puedes llamar a Augusto y a James y Cárter.
Era viernes, la semana había sido un asco. El profesor Ryan se había ausentado al colegio, así que no habíamos tenido clases de economía. Tampoco me había enviado mensajes en whatsapp. La preceptora no había aclarado porque el profesor había faltado toda la semana así que nadie tenia idea de porque se ausentaba. Por otro lado había tenido exámenes de matemática y química, materias en las que me va muy mal por cierto. Debo decir que se me dan mas las letras y no las materias exactas.
Tenia muchas ganas de ver a mi familia, los extrañaba. Ya hacia casi 2 meses que no los veía, por lo que estaba preparándome para hacer un pequeño viaje.
Mi familia esta formada por mi padre Daniel, mi madre Mónica y mi hermana menor, Alexia. Juntos vivían en una gran mansion alejada de la ciudad, mi padre había construido una pequeña empresa cuando era joven con la ayuda de mi tío, con mucho esfuerzo y dedicación de parte de los dos la empresa fue creciendo, convirtiéndose así en una de las mejores empresas de publicidad de Canadá.
Por lo tanto eramos una familia bastante acomodada económicamente hablando. Gracias a mis padres me había ido a vivir con Maite, ya que ellos fueron quienes me regalaron ese departamento.
-Bueno Maite, Adiós. Espero que te comportes mientras no este aquí-le dije mientras subía a mi auto y acomodaba mis valijas.
-Tranquila Almendra, me la pasare follando en mi habitación con Augusto, quien por supuesto se quedara aquí hasta que vuelvas-me contesto ella riendo.
-No lo hagas en la cocina ni en el sofá, solo eso te pido. Adiós, te quiero-le dije y arranque mi auto.
El viaje era medianamente corto, me la pase escuchando musica. Luego de una hora y media de manejar, llegue a la casa de mis padres.
Al golpear la puerta me atendio Jessie, una mujer que ayudaba a mi familia con las tareas domésticas. A mis padres nunca les gusto llevar la típica vida de familia con dinero, no les gustaba que haya muchas personas en la casa trabajando para ellos, por lo cual se ocupaban de casi todo en la casa, mi padre amaba cocinar, osea que jamas acepto que contrataramos a un cocinero y a mi madre le gustaba ocuparse de la casa, acomodarla y además hacer jardinería, por lo tanto Jessie era como su mano derecha, ya que juntas se complementaban y hacían que la casa se vea siempre de maravilla.
-Hola Almendra, que sorpresa-me dijo Jessie dándome un abrazo. Siempre habíamos tenido una muy buena relación, ya que trabajaba para mis padres desde que yo era niña.
-Me alegra verte Jessie-le dije feliz mientras entraba con mis maletas a la casa.
-Ya mismo llamaré a Mónica, estaba en la pileta hace un rato-me dijo ella y salio al patio.
La casa seguía igual que desde que era niña, siempre se había caracterizado por ser una casa rustica e iluminada, tenia un gran ventanal que hacia que los rayos del sol iluminen todo el salón. Cuando digo rustica me refiero a que los pisos eran de madera, siempre se veían lustrados y brillosos, no había casi cosas de cristal, todo era madera, como las mesas, sillas y pequeños objetos que servían de decoración. A mis padres les gustaba lo lujoso claro, por lo que nuestra casa era una mezcla entre lujo y rusticidad, una combinación perfecta a mi parecer.
En el gran salón había una estufa a leña, al costado se encontraban unos sillones color crema muy cómodos, frente a un televisor plasma de casi 90 pulgadas, era realmente un placer que mi padre sea un aficionado a la tecnología, siempre nos compraba las mejores cosas y las traía a la casa. Obviamente todo el salón se encontraba decorado con cuadros de arte preciosos. En un extremo se encontraba la escalera que te llevaba a la parte superior de la casa, donde estaban todas las habitaciones, la biblioteca y una sala de entretenimiento donde podías jugar billar, bowling y otras clases de juegos para distender la mente del trabajo. Volviendo al salón, desde allí había pasillos que te llevaban a la cocina, otro al comedor principal, uno al garage y por ultimo uno al patio trasero, donde se encontraba la pileta, el quincho y la parrilla.
ESTÁS LEYENDO
- Un falso profesor - #Wattys2015
RomanceEsta no es la típica historia dulce y cariñosa de amor.. Aquí conocerás a un falso profesor, a un amante del "aquí y ahora", A un hombre que llega a la vida de una alumna que esta pasando por un momento difícil, una ruptura, a una estúpida ruptura d...