Capítulo seis -

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Cuando los ojos de Rubén se encuentran con los míos, cierra el libro apresuradamente y se queda mirándome, no sé si espera a que vaya a saludarle, pero lo hago.

- Hola – sonrío tierna.

- Hola – deja el libro en la parte trasera de la tumbona.

- No sabía que ibas a venir... ¿conoces a Nicole? – Rubén frunce el ceño.

- ¿A quién? – responde desorbitado.

- Nicole. La chica que ha organizado la fiesta – intento explicarle.

- A mí no me ha invitado ella – añade.

Por un momento siento que la que está completamente descolocada aquí, soy yo.

- ¿Y quién lo ha hecho? – insisto.

Rubén mira por encima de mi hombro hasta que parece encontrar a las personas que está buscando.

- Ellos – mueve la cabeza en dirección a un grupo de jóvenes que se acercan cuando ven que les estamos observando. Hay algo que llama mi atención, y es que dos de ellos son idénticos.

"Es a lo que se le llama gemelos, Amber"

- ¿Ellos? – asiente.

- Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí – dice uno de los gemelos, provocando así que todo el grupo empiece a reír – Si ha venido míster lecturas.

Rubén agacha la cabeza y recoge el libro, quedándose en completo silencio.

- Por lo visto no te lo dejas ni para venir a bañarte – añade el otro gemelo quitándole el libro de las manos.

Rubén se pone en pie y se acerca a él.

- Devuélvemelo – dice tranquilo y sin mirar al gemelo. Mantiene la vista baja en todo momento.

- ¿Qué has dicho? Es que con esa vocecita de nena no te escucho – se burla él y todos ríen de nuevo.

- Ha dicho que se lo devuelvas, ¿Qué es lo que no entiendes de esa frase? – intervengo colocándome entre Rubén y el gemelo.

El resto del grupo, incluyendo al hermano, empiezan a abuchear.

- ¿Y tú quién eres? – pregunta clavando sus ojos en mí.

- No te conviene saber quién soy, así que devuélvele el libro – amenazo.

- Anda, quita niñata – frunzo el ceño cuándo me aparta riendo y vuelve a ponerse delante de Rubén.

- ¿Niñata? – Susurro – Bien, pues voy a ser una niñata de verdad.

Salto sobre su espalda, enrollando mis piernas a su cintura tratando de quitarle el libro, pero moviendo su brazo hacía atrás consigue cogerme de la cintura y cargarme sobre su hombro, haciendo así que el libro caiga al suelo.

- ¡No Amber! – grita Rubén.

- ¡Cógelo Rubén! – Grito sobre el hombro de este imbécil – ¡Y tú suéltame! – pataleo.

- ¿No hace mucho calor aquí? – se aproxima a la piscina y empiezo a sentir pánico – Quizás te vendría bien un chapuzón, para entender que hay cosas que no debes hacer, ¿no crees Amber?

- ¡No! ¡Suéltame joder! – forcejeo en su hombro, pero cuando quiero darme cuenta, estoy cayendo al agua con él.


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