Cuando los ojos de Rubén se encuentran con los míos, cierra el libro apresuradamente y se queda mirándome, no sé si espera a que vaya a saludarle, pero lo hago.
- Hola – sonrío tierna.
- Hola – deja el libro en la parte trasera de la tumbona.
- No sabía que ibas a venir... ¿conoces a Nicole? – Rubén frunce el ceño.
- ¿A quién? – responde desorbitado.
- Nicole. La chica que ha organizado la fiesta – intento explicarle.
- A mí no me ha invitado ella – añade.
Por un momento siento que la que está completamente descolocada aquí, soy yo.
- ¿Y quién lo ha hecho? – insisto.
Rubén mira por encima de mi hombro hasta que parece encontrar a las personas que está buscando.
- Ellos – mueve la cabeza en dirección a un grupo de jóvenes que se acercan cuando ven que les estamos observando. Hay algo que llama mi atención, y es que dos de ellos son idénticos.
"Es a lo que se le llama gemelos, Amber"
- ¿Ellos? – asiente.
- Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí – dice uno de los gemelos, provocando así que todo el grupo empiece a reír – Si ha venido míster lecturas.
Rubén agacha la cabeza y recoge el libro, quedándose en completo silencio.
- Por lo visto no te lo dejas ni para venir a bañarte – añade el otro gemelo quitándole el libro de las manos.
Rubén se pone en pie y se acerca a él.
- Devuélvemelo – dice tranquilo y sin mirar al gemelo. Mantiene la vista baja en todo momento.
- ¿Qué has dicho? Es que con esa vocecita de nena no te escucho – se burla él y todos ríen de nuevo.
- Ha dicho que se lo devuelvas, ¿Qué es lo que no entiendes de esa frase? – intervengo colocándome entre Rubén y el gemelo.
El resto del grupo, incluyendo al hermano, empiezan a abuchear.
- ¿Y tú quién eres? – pregunta clavando sus ojos en mí.
- No te conviene saber quién soy, así que devuélvele el libro – amenazo.
- Anda, quita niñata – frunzo el ceño cuándo me aparta riendo y vuelve a ponerse delante de Rubén.
- ¿Niñata? – Susurro – Bien, pues voy a ser una niñata de verdad.
Salto sobre su espalda, enrollando mis piernas a su cintura tratando de quitarle el libro, pero moviendo su brazo hacía atrás consigue cogerme de la cintura y cargarme sobre su hombro, haciendo así que el libro caiga al suelo.
- ¡No Amber! – grita Rubén.
- ¡Cógelo Rubén! – Grito sobre el hombro de este imbécil – ¡Y tú suéltame! – pataleo.
- ¿No hace mucho calor aquí? – se aproxima a la piscina y empiezo a sentir pánico – Quizás te vendría bien un chapuzón, para entender que hay cosas que no debes hacer, ¿no crees Amber?
- ¡No! ¡Suéltame joder! – forcejeo en su hombro, pero cuando quiero darme cuenta, estoy cayendo al agua con él.
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Wood.
FanfictionAmber Wood. Dieciséis años. Una novela que te mostrará la razón de ese refrán tan famoso; "Del amor al odio, sólo hay un paso"