Capítulo 7

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Pov Hyukjae

Apoyé la cabeza en el marco de la puerta. Anna me sonreía feliz, sus ojos brillaban bajo la luz de la vela y estaba hermosa con el camisón que mamá le había cosido como regalo de bodas. Frunció los labios y dejé escapar una pequeña risa.

- Ayúdame.

Se puso de puntillas, con el cuadro en la mano, intentando colgarlo. Pero era demasiado baja para hacerlo. Corrí hacia ella y la tomé de las caderas, alzándola.

- Ten cuidado -lo colgó y aplaudió feliz. La dejé en el suelo y ella dio la vuelta.

Donghae levantó los brazos, rodeando mi cuello, besándome. Lo atraje hacia mí. El corazón se me aceleró como solo me había pasado con ella.

No sabía que me pasaba, no me importaba ya lo ocurrido hacía más de mil años. Seguía sintiendo rabia, pero era tan mínima que no me había sentido culpable por casi tomar a Donghae delante del cuadro.

Y cuando sus labios se separaron de los míos, desapareció. El cuadro volvió a tener marco de bronce, volvió a estar roto, y yo seguía sin arrepentirme.

Me froté la cabeza, mirando los ojos de Anna, llevando una mano a su mejilla y preguntándome porque había comenzado como un recuerdo y había terminado con Donghae.

- ¿Qué me está pasando?

El viento entró de pronto, fuerte y furioso, sacudió el cuadro y di un paso atrás. Cayó, golpeando el suelo con un ruido sordo, rompiéndose aún más.

Me agaché y le di la vuelta. Mi cara estaba completamente borrada y ella tenía una raja que la partía por la mitad. Fruncí el ceño, ¿quería decirme algo con eso?

- Anna -le acaricié la cara otra vez. Me puse aún más pálido al ver como el papel se rompía y su cara quedaba como la mía- ¿por qué?

“Si algún día me pasa algo -me dijo, aquella vez cuando la Peste azotó la ciudad y tuvimos que mudarnos aquí- quiero que me olvides.”

Eso era lo que ella quería, eso era lo que yo no había llegado a hacer nunca del todo. Siempre guardando este cuadro, pensando en la rabia, en que no iba a enamorarme nunca como lo había hecho de ella.

Cogí aire innecesario y me levanté. Iba a hacerlo, tenía que hacerlo para sentirme irónicamente vivo de nuevo. Miré el cuadro por última vez y me lo guardé bajo el brazo.

Bajé las escaleras, crucé el comedor y puse la mano en el pomo de la puerta. Abrí lentamente, decidido pero deseando tener corazón para sentirlo latiendo con velocidad. Igualmente me llevé la mano al pecho.

¿Cómo se estaría sintiendo Donghae? Ayer aún le latía, aún respiraba algo, aún no le molestaba el sol. Me dio mucha rabia que alguien como él tuviera que dejar su vida para siempre por mi culpa. Porque yo quise dominarlo, porque yo quise marcarlo, porque yo me empeñé en que fuera mío, ahora ya no es ni siquiera de sí mismo.

Cuando llegué a la ciudad era la tercera vez que me lamía el labio, por habérmelo mordido con ira. Solo podía disculparme, ¡no quería solo disculparme! Quería ir, cogerlo del brazo y decirle que podía tomar el sol, comerse una hamburguesa, caerse de la bicicleta y rasparse la rodilla tanto que le harían falta puntos. Pero sería mentira ¡y todo por mi maldita culpa!

Llegué a un contenedor apartado de la gente, rodeado solo por un par de árboles y la oscuridad de la noche. Los molestos grillos eran como chillidos en mis oídos, y traté de controlarme para no espantarlos a todos de una patada.

Cerré los ojos y besé el cuadro antes de dejarlo caer dentro.

- Adiós, Anna. -una lágrima escapó de mis ojos y me la limpié enseguida- ¿qué debo hacer ahora?

RH+ [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora