Tres días. Habían pasado ya más de 72 horas y no lo había vuelto a ver. Era consciente de que solo podíamos vernos por la noche y yo me veía obligado a dormir en el hospital con el pequeño hasta que se encontrara bien o al menos dejar de querer que solo yo lo cuidara. Me encantaba y halagaba aquello, pero mi mente solo estaba ocupada con Hyukjae desde que desapareció sin...sin...besarme.
Tal y como me estaba ocurriendo en ese momento, mientras me sentaba y miraba el cuerpecito durmiente, el sonido del mar llego de repente a mis oídos. Era raro, porque estábamos muy lejos de él. Sacudí la cabeza y el golpeteo uniforme de un tambor se unió al mar. No era la primera vez que me pasaba, y a esto encima se le sumaban sueños que no recordaba y me hacían despertarme cubierto en sudor.
- ¡Hae, despierta!
Me desperté de golpe, con el corazón tan acelerado que me latía en la cabeza y jadeando como si acabara de correr una maratón. Amber pasó una mano por mi frente y frunció el ceño. Pude oír como el mar corría ¿por sus venas? Abrí la boca y la miré a los ojos; no podía estar escuchándole la sangre.
- Que raro...-murmuró y supe que estaba pálido porque me veía reflejado en sus ojos- estás helado, pero sudas como un cerdo.
- Yo...-en mi cabeza comenzaba a formarse una solución y no me gustaba para nada- debería irme a casa.
Amber asintió y dejó que cogiera mis cosas y me levantara. Corrí escaleras abajo hasta coger mi bicicleta y pedalear bajo el sol que comenzaba a salir. El corazón me latía tan rápido como pedaleaba y yo jamás había pedaleado tan rápido. Podía oír miles de tambores tranquilos y agotados, palabras sueltas y susurradas en mi oído, el masticar incordiante de algunas personas, e incluso ladridos de perro. Lo peor era que estaba yo solo en la calle. Llegando a mi casa y con las manos temblando conseguí abrir la puerta.
Cerré de un portazo y fui veloz hacia mi habitación. Saqué un caja de debajo de la cama, donde guardaba los libros y que se me había olvidado por completo. Los había leído muchas veces, pero necesitaba asegurarme. Comencé a buscar lo que me interesaba, mientras oía todo lo que sucedía en la casa contigua a los vecinos.
Ahí estaban, síntomas de que te estás convirtiendo en vampiro. Tragué saliva y comencé a leer.
Sentidos hiperdesarrollados.
Boca seca.
Velocidad inhumana.
Deseo por la carne cruda y/o la sangre (primeros días)
Cuerpo helado.
Defensas del cuerpo exageradamente alborotadas.
Lo leí dos o tres veces más. Todo parecía concordar con mis síntomas y solo pensarlo me daba taquicardia. No quería ser un vampiro, sabía lo que significaba, y no quería ver morir a mis seres queridos mientras yo vivía para siempre, sólo.
¿Solo?
Hyukjae estaba solo. Hyukjae había vivido todo lo que yo temía.
Cerré el libro y lo guardé apresuradamente. Corriendo otra vez hacia la bicicleta, repasé los síntomas. Tenía los sentidos tan desarrollados que oía el correr de la sangre en las venas ajenas, la boca tan seca que me había bebido tres botellas de agua esa mañana, pedaleaba como si fuera al campeonato mundial, y Amber ya me había dicho que estaba helado.
Sin duda lo peor había sido cuando tuve que ponerle una transfusión al pequeño; yo solo, ahí dentro, rodeado de sangre, ¿era eso lo que sintió Hyukjae cuando lo llevé allí?
Me ruboricé, sintiendo al fin una parte de la cara y las orejas calientes. Aquel almacén también me recordaba a sus manos, a su cuerpo, a su boca...a todo él. Y no podía dejar de pensar en él, en los vampiros, en cómo podía haberme convertido.
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RH+ [EunHae +18]
FanfictionHyukjae es un vampiro, aburrido de chupar la sangre de humanos estúpidos. Cuando lo hace, lame la marca de sus colmillos de inmediato, haciendo que cure y no quede señal alguna de su mordisco. Un día le llega una bolsa de sangre de un hospital. Diec...