Je te aime

Capitulo 4: las paredes tienen historia

Los pies de Mara se movían nuevamente por una inercia, Las paredes que se encontraban a su alrededor tenían demasiado historia para ser realidad, observo de reojo como humanos, pasaban por al lado suyo en masa que se dirigían hacia el gran salón de donde estaban saliendo, movió la cabeza en forma de negación sabia perfectamente a lo que iban, al menos debían ser unas diez personas. —los odio— pensó con claridad, Edward voltio lentamente hacia ella y le dedico una sonrisa. Pero lo que se decía a ella misma era para quitarse la imagen de escuchar que se quedarían unos días o si se trataba de distraer para quitarse la idea de que estaba en ese castillo que le traía infinitos recuerdos.

Los autos estaban nuevamente frente a ellos, antes de subir, estaba esa sensación encima, esa sensación de que alguien te observa, volteo para encontrar a lo lejos en uno de los balcones observando a Alec los autos y como el clan marchaba, Alice se percató de esta situación y miro a Alec seriamente con seguramente una mirada poco amistosa.

— Adiós Alec. — Comento con una voz más elevada, no era necesario, ya que él seguramente la escucho, era un vampiro maldita seas alice como no poder escucharla. Miro discretamente a Alice de reojo mientras está la miraba haciéndole una seña con los ojos para que se metiera dentro del auto.

Antes de subirse, observo como Alec desaparecía dentro de las sombras del castillo, bufo ante la situación ¿Acaso se atrevía a molestarla?, puede ser posible después de como desapareció. El viaje fue en silencio, debía alejarse del clan Cullen un tiempo, nuevamente había decepcionado ya a varios como ya se estaba haciendo costumbre y Aro no solo quería mantenernos aquí por ella, era simplemente Renesmee y eso todos lo tenían claro solo que nadie se atrevía a decir una palabra.

Alice estaciono nuevamente para bajar a un hotel bastante lujoso ¿Dinero?, no le hacía falta trabajaba lo justo para mantenerse, sí, tomaba trabajos de camarera o trabajos esporádicos fácil de dejar después de un tiempo para que nadie sospechara de la condición de Vampira. Siempre tenía ahorros aunque claro estos eran para mantener una vida normal no una de lujo como tenían el clan, Mara se acercó a Carlisle y comento con un tono de voz más bajo.

— Podemos charlar — un poco más nerviosa ante las palabras que salían de su boca. — Me iré a un hostal o un hotel distinto, no creo que pueda con este — comento ante la situación algo apenada que se encontraba.

— No — freno Carlisle sus palabras ante que se siguiera comentando algo — Este es una invitación mía — me sonreía para entrar, posiblemente la quería tener vigilada a la vampira no la engañaban, era una chica inteligente y eso lo sabía, pero no daría su brazo a torcer.

— insisto ... —  El paro en seco sus pasos y la miro pero antes de seguir Mara hablo nuevamente — Lo siento, sé que quieres que este acá y los dos sabemos la razón, pero soy una chica grande — termino comentando con una voz más simpática para que no pareciera que no se quería aceptar la situación — Te lo agradezco, pero tengo mi dinero y mi vida afuera, me conoces — le sonrió y miro a algunos del clan que quedaban afuera como Rose.

— Estamos en contacto — prometió, era una de esas promesas que debía cumplir, una nueva promesa, seguramente se pararían en frente a su hotel para vigilarla día y noche y que no estuviera con Alec. Tomo su bolso y camino para doblar por una de las calles y llegar hacia el centro de Volterra, suspiro y sonrió se sentía libre y tranquila, no vigilada por un instante, sin presiones, sin Alec y sin los Cullen sonrió nuevamente ante la sensación de libertad que poseía en ese instante y una libertad que le gustaba tener.

Volteo para asegurarse que nadie la seguía, pero estaba completamente sola. Camino unos pasos para cruzar una de las calles que estaban repletos de humanos, Mara agradecía que ya fuera tarde y el sol ya había caído. Muchos humanos salían a conocer Volterra de noche, paso afuera de unos pubs que se encontraban repletos de gente, suspiro nuevamente, estaba con un gran bolso, si entraba de seguro lo perdía al final de la noche, camino nuevamente otros metros para encontrarse con un edificio mucho menos elegante que el anterior, de hecho solo tenía un pequeño cartel que indicaba que había habitaciones disponibles. Toco el timbre, una vez, pero al pasar unos minutos no pasaba nada, volvió a tocar para encontrarse un joven que le sonreía y le invito a pasar.