Capítulo 9: El Pasado

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Las vueltas por los pasillos parecían interminables en algún momento debía entrar más en profundidad y temía ser descubierta por Demetri, era unos de los mejores rastreadores del mundo, su olfato siempre sirvió en más de alguna misión. Izquierda y derecha y vuelta a derecha Mara conocía ese castillo como la palma de su mano siempre le gusto recorrer cada rincón de él y eso hoy la ayudaba a conocer partes que incluso guardia antigua Vulturi desconocía aún.

Miro hacia atrás para saber que no era seguida ni detectada aun, prosiguió a seguir subiendo unas escaleras conocía la ubicación de la habitación de Alec, pero era un riesgo, ya que debía llegar a la parte más alta de este. Vuelta a Izquierda nuevamente, sus pasos sonaban en el concreto rápidos y veloces estaba apurada y sus botas la estaban delatando. Las puertas de roble frente a ella le quitaron el falso aire de sus pulmones, cerro sus ojos imaginando todas las veces que había estado allí, hoy era una de esas veces que no imaginaba venir a ese lugar nuevamente.   

La cama, su perfecto orden, su oscuridad y sus cortinas tan oscuras como su corazón pertenecían intactas, acaso antes había luz en la habitación que la veía de alguna forma ¿más clara?, hoy parecía más oscura que nunca, como si nada estuviese viviendo allí, ningún ser vivo a pesar de que ellos no estaban vivos, se sentía un frío en ella. Su mirada estaba más cerca, sus manos tocaban la suave tela que muchas veces la había envuelto — y si Alec ya no esta acá — sus pensamientos inundaron su cabeza, su cuerpo se levantó con rapidez y sus pasos se dirigieron a los guardarropas su cuerpo volvió a soltar aire nuevamente, si seguía siendo su habitación después de todos esos siglos, el sonido de la puerta principal la sobresalto y se quedó estática, no se movió ni un centímetro, y ¿Si no era Alec?, no se sentían pasos la persona que había entrado se había quedado quieta, ya la detectaron.

— Alec — Mara susurro con cierto temor, remojo sus labios nerviosa aún tenía actitudes muy humana, levanto su vista para verlo aparecer, sano y salvo, relajado y con una mirada curioso de verla allí entre sus ropas.

— ¿Alguien te vio? — Mara negó rápidamente y se aceró a él para inspeccionarlo, había quedado muy nerviosa desde su último encuentro, recorrer los pasillos del castillo y llegar hasta allí le tenían los pelos de punta a la vampiresa, pero él se mostraba serio solo cerro sus ojos color carmesí cuando ella posó su mano sobre su rostro.

— no tuviste inconvenientes, estaba tan preocupada — ella entendía que esa confesión lograría que Alec abriera sus ojos, con un inminente cercanía el vulturi se alejó unos pasos de ella visiblemente molesto.

— te arriesgaste mucho al venir, te pueden detectar al entrar, han mejorado mucho la seguridad, ¿qué excusas tendrías? — su gruñido, tan molesto le soltó una leve sonrisa a Mara se acercó unos pasos nuevamente  — como esperas tenerte en mi habitación y que ahora te deje salir —

Mara parecía quedarse estática con su confesión, Alec no era la persona más romántica del mundo, aun así parecía ser otro Alec frente a ella.

— No me dejes ir entonces — Alec le gruño un poco, pero no era molestia con ella, era porque sabía que lo vendría después de eso, cumpliría su deseo. La tomo desprevenida acercándola completamente a él y besándola con fuerza, sus labios siempre parecieron uno solo, siempre se movían en sincronía y sus manos parecían tener la misma reacción para los dos, Mara pestañeo para darse cuenta de lo que estaba sucediendo no entendía su forma de actuar, pero tampoco el de ella, por su cabeza pasaban miles de pensamientos, pero un demonio le importaba en ese instante cuando su cuerpo toco las suaves sabanas y sentía el peso de el sobre ella.   

La primera prenda en salir fue la de ella, su vestido algo grueso ya avisaba la llegada del invierno, sentía toda sus emociones explotarían dentro de ella con la mirada de Alec puesta en su cuerpo medio desnudo, se sentía como la primera vez, esa sensación de nerviosismo y ser algo apresurado, actuar como algo tonto, El vampiro la tranquilizaba a toques con sus labios recorriendo todo el cuerpo volviéndose a explorar nuevamente o una vez más simplemente, sus manos se apresuraron en desacerarse la ropa de el como si estuviese apurada de alguna forma quería volver a sentirlo cerca de ella, Alec parecía comérsela con la mirada y bajo él ella se sentía nuevamente algo intimidada.

— ¿No entrarán? — Rompiendo el hechizo entre ellos, Mara se empezaba a traicionar, remojaba sus labios para volver a recibir al vulturi, este decidía contestar de otra manera, o estaba muy interesado en no contestar, sus besos eran rápidos y cambiaban de posición para explorar mejor sus cuerpos, estaban hechos el uno para el otro y aunque mara le costaba admitirlo siempre sería él, sería su Alec. Ella rogó internamente que ninguna persona los fuera a molestar en ese instante y menos se acordó si alguien más existía en ese castillo, solo existían ellos dos en ese momento, en ese preciso momento donde se volvieron uno solo, donde sus besos se volvían más intentos y la falta de aire no era algo que les impidiera seguir, donde disfrutaban envolviéndose y ser uno donde la vampira se revolvía debajo de Alec gimiendo y disfrutando una vez más.

Sus cabellos algo alborotados la delataban su cabeza descansaban y sus cuerpos estaban desnudos aun bajo las finas sabanas ahora la habitación ya no parecía tan oscura, mientras Alec jugaba con uno de sus mechones de pelo y la observaba como si fuera a dejar existir ese momento que estaba a un instante de ocurrir.

— Debo marchar Alec, seguramente me buscan y tu tamb... — sus palabras fueron calladas porque Alec había vuelto a besar sus labios algo revuelto de tantos besos ella le sonrió y se levantó su cama para buscar sus prendas.

— puedes quedarte si quieres — Mara freno en seco, entendía lo que quería expresar, si se unía a la guardia nuevamente, ellos podrían estar juntos libremente, Aro le concedía todos los deseos que quisiera a Alec, era su favorito y por tener a Mara nuevamente le dejaría hacer cualquier cosa dentro de esas paredes.  

— No puedo Alec, lo siento — lo último lo susurro algo apenada, no quería mirar el rostro de él, ya que sabía que no sería una buena opción, solo sintió los pasos de Alec y levantar algunas prendas del suelo, ella lo imito y termino de vestirse rápidamente para pasar las manos por su cabello antes de caminar hacia las puertas de roble, miro para sus ojos color carmesí esperando alguna respuesta, pero su rostro había cambiado y la habitación volvía tener ese sentido de frío.

— No tomes el acceso sur, Arrivederci  — su italiano era mucho mejor que el de ella era puro y simple, pero ella seguía teniendo su orgullo y ego y eso lograba que se volvieran a separar nuevamente. Cuando su cuerpo empezó a desplazarse por los pasillos su culpa y su realidad volvió a golpearla, que rayos acaba de pasar, toda la tarde había desaparecido para estar debajo de las sabanas de su viejo amor, negó una vez más algo molesta con ella misma, sus pasos apresurados giraron muchas veces más de lo que parecía la vez anterior, no era un camino más largo sin embargo parecía eterno esta vez, cuando el aire ingreso a su rostro, sabía que no había vuelta a atrás, estaba fuera de sus muros, fuera de él nuevamente, camino a velocidad sobre natural para frenar de golpe en unos los callejones de la ciudad.

Su oscuridad no le daba miedo, los callejones oscuros de la ciudad le reflejaban su alma en ese minuto, y era un depredador innato, jamás podrían hacerle daño no más del que ella podría ocasionar, su cabeza parecía explotar, Elena, Alec, se supone que el castillo le daría soluciones no dolores de cabeza. Un solo sonido le alerto, y ese depredador salió, esa noche no quería personas, humanos molestando al rededor de ella, una sombra salió de la nada y entendió que era tan peligroso como ella, solo sabia por su olor que no era Alec. 

Su cuerpo tomó una posición más a la defensiva cuando una sombra en el otro extremo, algo que no lograba visualizar, pero le parecía tan familiar a la vez, su olor era algo que sabía que conocía su postura y su silueta camino unos pasos algo temerosa.

— Mara, tanto tiempo ... — su timbre de voz era algo que nunca podría olvidar, podría confundir miles de cosas, pero no ello, Baltazar estaba frente a ella.

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