Capítulo 11 La Fosa

150 10 2
                                    

Ocurrió tres días después...


El Espectro me había encargado que bajara al pueblo para recoger los víveres de la


semana. Casi estaba anocheciendo cuando salí de la casa con el saco vacío, y las


sombras empezaban ya a alargarse.


A poca distancia de la escalerilla de la tapia vi que alguien estaba de pie donde


terminaba el bosque, casi en lo alto del estrecho sendero. Cuando me di cuenta de


que era Alice, mi corazón empezó a palpitar más deprisa. ¿Qué estaba haciendo ahí?


¿Por qué no se había marchado a Pendle? Y si ella se había quedado, ¿qué había


hecho Lizzie?


Ralenticé el paso, pero debía pasar por delante de ella para llegar al pueblo. Podría


haber retrocedido para tomar un camino más largo, pero no quería darle el gusto de


pensar que me asustaba. Sin embargo, después de pasar la tapia, seguí por el lado


izquierdo del sendero, sin separarme del alto seto de espino, y caminé por el mismo


borde de la profunda zanja que lo delimitaba.


Alice aguardaba en la penumbra, y únicamente le asomaba la punta de los zapatos


a la escasa claridad. Me hizo un gesto para que me acercase, pero mantuve la


distancia y permanecí a tres pasos largos de ella. Después de todo lo que había


sucedido, no me fiaba ni un pelo. De todos modos, me alegraba de que no la


hubiesen quemado ni apedreado.


-He venido a decirte adiós -dijo Alice- y a avisarte de que nunca rondes por


Pendle. Nos vamos allí. Lizzie tiene parientes en ese lugar.


-Me alegro de que escapases -contesté yo deteniéndome un instante y


volviéndome para mirarla directamente-. Vi el humo cuando os quemaron la casa.


-Lizzie sabía que iban a venir -repuso Alice-, y nos marchamos con tiempo


suficiente. Pero ella no te olió, ¿a que no? Sabe lo que le hiciste a Madre Malkin, pero


se enteró después de que ocurriera. El hecho de que no te oliera le preocupa, y dijo


que tu sombra tenía un olor raro.
Solté una carcajada. ¡Menudo disparate! ¿Cómo va a tener olor una sombra?


-No tiene gracia -se quejó Alice-. No es para reírse. No notó tu olor hasta que


tu sombra llegó al granero. Yo también la vi, y había algo raro en esa sombra. La luna


reveló quién eres realmente.


De repente dio dos pasos hacia mí, saliendo a la luz, y se inclinó hacia delante para


olisquearme.


-Es cierto que hueles raro -dijo arrugando la nariz. Retrocedió aprisa y, de


pronto, pareció asustada.


Sonreí y adopté un tono conciliador.


-Oye -dije-, no te vayas a Pendle. Estarás mejor sin ellos. Son mala compañía.

El Aprendiz Del EspectroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora