Un pasado. Parte 2

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- Mi verdadero nombre pasó a ser lo único que me quedo de mi antigua vida. Todas las noches el recuerdo de mis padres muertos atormentaba mi cabeza, todas, fortaleciendo la promesa que me había hecho de volverme fuerte para poder luchar contra aquellos que me los arrebataron. Con los años, ese dolor fue disminuyendo de a poco.

En ese último año la pase encerrada en la mansión. Todo el tiempo lo pasaba con Dominic, él era un miembro activo de la milicia y pertenecía a operaciones especiales pero por alguna razón se retiro y trabaja independientemente como parte de un gremio que aun desconozco. Dominic me dijo todo lo que debía saber de mi condición, pero fue hasta que comprobé todo que aterricé. Mi lengua no saboreaba la comida, el sol quemaba mi piel y me causaba ceguera temporal si le veía de frente, y el agua corriente me debilitaba. Aun seguía siendo mitad humana, así que el beber sangre no fue una necesidad, hasta que la probé. Si me preguntan, sí, es deliciosa. Naturalmente todo lo que sea necesario para nuestro cuerpo y nos de placer lo es, pero siempre me ataca el remordimiento aunque Dominic la consigue para mí de un Hospital seguro extraída de los niños o jóvenes que aún eran vírgenes y que murieron tras una circunstancia natural o accidental, por lo que no debería sentirme culpable, pero creo que será por la poca humanidad que me quedaba.

Descubrí que Dominic diseñaba armas, y sus preferidas eran las de cañón largo. No sé si me trataba como si realmente fuese su nieta por órdenes de Drakull o puro sentimentalismo, supe que al igual que yo, no tenía ningún familiar vivo. A pesar de que mi actitud no era de lo más afectiva, él siempre me demostró cariño e intento darme la calidez que por mi frialdad supo que necesitaba, me veía como una simple niña a pesar de ni siquiera seguir siendo humana... medio aceptando lo que era, medio insistiendo que sea una chica normal.

Por otro lado, Drakull siempre me vigilaba y me asesoraba en cuanto a los malestares de mi transformación. Su trato no era especial, no siempre hablaba pero cuando lo hacía era difícil de olvidar. Sus palabras siempre tenían sentido para mí y cada día que pasaba me convertía en ellas, como si se tratase de mi biblia. La mayor parte del tiempo no estaba en la mansión, pero yo siempre lo sentía cerca, como mi sombra.

Mi dolor había aminorado por que comencé a considerarlos mi nueva familia, y ellos abrazaron mi miserable existencia. Entonces, les di mi confianza.

Le pedí a Dominic que me enseñara como usar armas, y me ayudará a adaptarme a mi condición física. Él me enseño las ventajas de la que ahora estaba dotado mi cuerpo, y me sometió a arduos entrenamientos para mejorar mi resistencia y fuerza física a pesar de que había adquirido una fuerza tal que podía levantar tres veces mi tamaño y con el entrenamiento, incluso llegue a cargar 300kg.

Mis ojos eran los de un depredador, fácilmente podía detectar el calor con ellos, o incluso ver más allá de cientos de kilómetros. Además de poder canalizar toda mi energía alrededor de mi cuerpo y percibir cualquier movimiento por más insignificante que fuese.

Las heridas pequeñas sanaban al instante, las profundas demoraban su tiempo. No sentía fatiga, sueño, ni apetito más que el beber sangre, y yo lo repudiaba.

Todo ocurrió tan rápido, como si definitivamente debía pasar. Mientras más me adaptaba a la oscuridad, más perdía mi naturaleza humana, y me di cuenta lo sencillo, de matar.

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1987

- Esta será tu primera lección. – le dijo Drakull.

El viento soplaba empobrecido, y lo único que iluminaba era la luz de luna. Se encontraban en un pequeño pueblo deshabitado. Las arquitecturas estaban destrozadas casi en su totalidad, y la pintura descolorida. El viento levanto algunos mechones del pelo negro de la menor, y una de las ventanas de madera crujió espantando el silencio.

FATE: RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora