Una no-muerta. Parte 1.

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Londres, Inglaterra. 1998

- Traigo el informe de situación, General Richardson – deshizo el saludo marcial. – Invasión de naturaleza vampírica, fábrica de repuestos para barcos en el muelle de Londres, se determina que todos los obreros están muertos. En este momento solo habitan Soldiers en el lugar, y por supuesto, el vampiro líder.

- ¿Se han movilizado?

- No, aun no señor. No han realizado ningún movimiento de ataque hacia nuestras tropas fuera de la fábrica – respondió viendo al hombre incorporarse frente a él. – Antes de nuestra llegada fueron enviados algunos oficiales de la policía local para aprender a los sospechosos, pero no han regresado por lo que suponemos que están muertos. – anunció el Comandante.

Una unidad armada aguardaba frente a la fábrica en la espera de órdenes para ingresar al lugar y exterminar a sus enemigos; todos estaban en posición apuntando sus armas hacia la entrada de la fábrica. Un helicóptero sobrevolaba sobre la arquitectura, y sus reflectores iluminaban las ventanas.

- Nuestras tropas esperan, ¿cuáles son sus órdenes General?

Se dirigía a un hombre castaño con visibles canas y corte al estilo militar, vestía pantalones de camuflaje de un color verde uniforme y una camisa blanca de mangas cortas. Sus ojos tenían un color azul brillante y con su postura firme y torso bien trabajado, lucia imponente. Frugal caló de su cigarrillo, expulso el aire y vio el humo evaporarse como si este le dictara sus siguientes palabras.

- Ordene a sus tropas que se mantengan en posición alerta en caso de que los Soldiers escapen, o quieran tomarnos por sorpresa. No será necesario que ingresen por ahora.

- Entonces, ¿Cuáles serán las medidas a tomar? ¿Realizaran algún ataque aéreo?

- No.

- ¿Qué? ¿Solo aguardaremos a que salgan? – preguntó con incertidumbre.

- Solo hay una manera de resolver estos problemas – se cruzo de brazos observando las tropas. – Hemos solicitado un agente especial, pronto estará todo controlado. – el desconcierto del Comandante se notó aún más en su rostro.

- ¿Solo uno? ¿De qué habla? Dentro habían más de 150 obreros, es decir, es el número que oscila de Soldiers. – el General sonrió.

- Solo uno. – afirmó mirándole con certeza.

La luna iluminaba hermosa en lo alto de la noche, dándole a demostrar a los pequeños destellos que representaban las estrellas que ella dominaba en todo su pálido esplendor.

A la distancia, entre la bruma se fue perfilando alguien, siendo divisado por los soldados quienes inmediatamente apuntaron sus armas a aquel individuo que se acercaba sin temor. Esta persona avanzó calmadamente entre ellos.

Se trataba de una mujer de tez blanca como la porcelana, cabello azabache que largo y lacio danzaba con la fresca brisa nocturna sujeto en una cola de caballo. El soplo permitía levantar su flequillo y divisar unos grandes ojos ambarinos decorados por pobladas pestañas y coronados por gruesas cejas. Mantenía una expresión meditabunda, y sus labios cerezo estaban fruncidos ligeramente.

Llevaba una gabardina negra hasta los codos, y bajo esta una camiseta blanca ajustada a su torso marcando su ejercitado vientre al igual que sus brazos y piernas; unos cortos de la misma tela de la gabardina color negro con pliegue rojo, Timberland negras, gruesos guantes con cubierta de plata en los nudillos y las palabras "Gates of Hell" grabada en el derecho.

Los soldados asumieron que aquel era el agente del que les había hablado el Comandante, y algunos rieron al tratarse de una chica con apariencia máxima de 20 años, mientras que otros la adulaban por su trabajado cuerpo.

FATE: RENACERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora