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Nada más llegar le pago el viaje al señor, y salgo. Gracias a Dios, me ayuda a bajar las maletas y se lo agradezco un montón la verdad.

Me dirijo al interior, con dos maletas y busco el autobús que tendría que salir supuestamente a las nueve, o sea que quedan cuarenta minutos todavía. Decido desayunar por segunda vez en un starbucks que está enfrente de la estación. Demasiado caro, pero por comer, lo que sea. Es una de mis cualidades, como lo que sea, pero nunca subo de peso. Se podría decir que tengo un metabolismo rápido. Entre qué observo a la gente pasar y me tomó el café, me doy cuenta de que ya han pasado ya 15 minutos. Cuando no tengo nada que hacer siempre se pasa el tiempo demasiado despacio. Quedan 25 minutos todavía... Decido quedarme un rato con el móvil, en Twitter y hablando en el grupo de Whatsapp con mi familia. Acaban quedando 10 minutos y decido entrar ya. Cruzo la calle y me dirijo a la gran pantalla donde pone el número de cada autobús y su dirección. Sydney - Brisbane es el que tengo que coger. Va a ser un poco cansado porque son 900Km, lo que lleva a unas diez horas en total. Gracias a dios, hoy a penas he dormido una hora, por las maletas, los nervios y demás, así que llevo el suficiente sueño como para dormir durante el viaje. Llego a una cabina y entrego el billete junto al DNI. Los pasan por una especie de rayo láser rojo y me lo devuelven. Cojo las dos maletas y el bolso y me dirijo al autobús 106. Aún hay poca gente, lo que me resulta más cómodo al tener la capacidad de elegir asiento para un viaje tan largo. Me dirijo a un lateral del exterior del autobús y coloco a un lado mis dos maletas, primero la grande y encima la pequeña. Entro en el vehículo y voy a la parte de atrás, y me siento en la penúltima fila al lado de la ventanilla. Saco del bolso el típico cojín de viajes negro, y me lo pongo alrededor del cuello. Escribo a mi padre que ya estoy acomodada y que voy a apagar el móvil durante unas hora para ahorrar batería, aunque tenga el cargador portátil. Me fijo como se van adentrando chicos y chicas de mi edad, y poco a poco el autobús se llena casi por completo. Una chica rubia se para al lado de mi asiento libre.  <<Mierda. Yo rezando para que me tocase el asiento de al lado libre y aparece esta.>>

-Hola! ¿Está ocupado este asiento? Ya no queda ningún otro y hermano Dylan prefiere sentarse con su amiguito antes que con su hermana pequeña.- dice poniendo los ojos en blanco.

-Tranquila, está libre.

-Muchas gracias- contesta con su amplia sonrisa.

-Me llamo Kayrine. - decido presentarme por no ser descortés. - Siento ser tan lanzada pero como vamos a pasar diez horas juntas, mejor empezar bien. Llámame Kay.

-Yo soy Emily, pero llámame Emma- vuelve a sonreír y se sienta a mi lado antes de estrecharme la mano.

Ya ha arrancado el autobús y Emma cada vez me cae mejor. Llevamos ya una hora de viaje y me he enterado de que se diseña su propia ropa, y la verdad, me encanta lo que lleva ahora mismo. También sé que su padre le abandonó, y me alegra saber que no soy la única que extraña a uno de "sus creadores" . Y ha venido al campamento por la misma razón que yo. Su madre va a trabajar a otro lugar para conseguir dinero extra, otra más. Su hermano Dylan tiene dieciocho años y es adoptado, aunque ella no. Le adoptaron pensando que su madre no era fértil, pero al parecer Emma fue una especie de ''milagro inesperado''.A las dos horas ya nos empieza a entrar sueño a las dos, Así que reclinamos el asiento un poco para atrás y nos dormimos.

Dormir en un autobús es incómodo, sobre todo si tu compañera de viaje lleva media hora con la cabeza sobre tu hombro. Necesito unos minutos más de sueño, pero llevo tanto tiempo consciente que no puedo volver a cerrar los ojos. Me incorporo y me estiro. Miro el reloj del autobús, y resulta que he dormido casi tres horas, así que prácticamente llevo la mitad del viaje. Son las dos de la tarde, así que pronto tendremos que parar a comer en algún restaurante de carretera. Y así es. A los cinco minutos se escucha por el altavoz del conductor que a y media pararemos a almorzar. Despierto a Emma, porque veo que se le está empezando a caer la baba y al abrir los ojos la sorbe. Me empiezo a reír, y le digo que pronto pararemos a comer.

Teen summer lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora