5

76 10 2
                                    

No ha pasado ni un segundo y ya estoy furiosa. En tiempo récord me pongo la toalla y le empiezo a hablar en un tono medio/alto.

- ¿Quién eres? ¿Cuánto tiempo llevas ahí? ¿Por qué no me has dicho nada?

- Primero; Soy TU monitor. ''No puede ser...'' Y segundo, escuché tu dulce voz, y me quedé a oírla. No he avisado, pero llevo desde que te resbalaste y te reíste. - Se toca sus mechones rubios teñidos.

- Vale, ''monitor''... ¿No eres un poco joven para serlo? Y dulce una mierda, eso no es cantar, no soy Beyoncé, solo canto por placer.

-Tengo veinticuatro para veinticinco. Soy lo suficiente adulto, aunque no lo parezca. Y, cantas fatal, pero era divertido.

- ¡Pues si tan adulto eres avisa! Y ahora, déjame intimidad. -digo echándole de los baños con la mano.

-Vale fiera, ya me voy. Por cierto, me llamo Roman, bienvenida.- se presenta, y abandona.

Me acabo de peinar la gran melena que tenía enredada, y me desmaquillo antes de lavarme los dientes. Me pongo una sudadero larga, y debajo unos leggins grises. No tengo pijama, desde que tengo uso de razón, simplemente me pongo para dormir lo primero que veo. Recojo todo y salgo de los baños. Me distraigo con las chanclas mojadas sobre el suelo lleno de hojas secas mientras camino hacia la cabaña. Me quedo un rato observando los últimos segundos de sol que quedan y cuando desaparece, finalmente entro a la casita. Veo a una nueva chica entre nosotras. Es bajita, y tiene el pelo largo y color chocolate, hecho un poco desastre. Está un poco nerviosa por lo que veo, pero me acerco a ella y le doy dos besos.

-Encantada, nueva compañera, soy Kay.

-Yo me llamo, Chloe, pero llámame Lhoe.

Emma, Aria y yo estamos rodeándola, y al darnos cuenta nos alejamos un poco. Es bastante tímida, porque desde que ha llegado solo nos ha dicho que se llama Lhoe y que va a colocar sus cosas en la cómoda. Aprovecho para llamar a mi padre y decirle que ya estoy bien instalada y que el sitio es una pasada. Le cuento las aventuras que he tenido, cuando tuvimos que hacer autoestop y le digo que he conocido a tres chicas y que el director es muy amable. Al fin y al cabo esto no está tan mal. Me explica que su avión a Washington saldrá mañana de madrugada. Siento mucha rabia, por que nunca me contó los motivos de mi madre cuando se fue. Simplemente un día desapareció. Si siguiese con nosotros, mi padre nunca tendría que ir a otros sitios por dinero extra, porque ella también tendría dinero para mantener a la familia. Mi padre es como un héroe para mí. Es periodista, y por eso este verano le mandan a Estados Unidos de corresponsal en las noticias. Pero creo que lo de esa mujer ya lo he superado. Solo necesito una mujer en mi vida, que me enseñe las cosas que ella vivió, como su primera ''menstruación'', o que hacer en una cita. Con esas cosas me las tuve que arreglar yo sola, porque en mi padre no confío en ese sentido. Es un hombre y no entendería esas cosas, aunque es el mejor padre del mundo y en ningún momento se ha derrumbado. Así es él. Siempre nos ha sacado adelante y bueno... Me he quedado embobada mirando al cielo que va pasando de azul claro a oscuro y con estos pensamientos de mi mayor héroe, salgo al porche que está a un lateral de la cabaña. Tiene un columpio con cojines y me siento mientras llamo a Line, que supongo que ya estará en su campamento a las afueras de Sydney. No contesta. Tendrá el móvil apagado, así que decido entrar a la cabaña. Aria dice que ya es la hora de la cena y que nos deberíamos de ir dirigiendo hacia el comedor. Nos da a cada una la llave de nuestro nuevo hogar, cojo el móvil, y salimos todas juntas hacia nuestro destino.

Teen summer lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora