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Me despierto incómoda y unos ojos me observan. Emma, desde su cama, mira como despierto, y al verla desvía los ojos para disimular.

- Te he visto, guapa -. digo, y se ríe a carcajada limpia.

- Buaaaah ¡No valeee! Estaba pensando grabarte mientras dormías con la boca abierta.

Las dos nos echamos a reír y nos incorporamos a la vez. Cogemos el móvil y conecto los datos, ya que aquí no llega la wifi de la cabaña de INFO.

Me llega un mensaje desconocido.

-Hola, Kay

-- ¿Quién eres?

Me entra curiosidad, porque no suelo darle el móvil a nadie.

-Una persona que está cerca tuya ;)

--Bueno, pues si no me vas a decir quién eres, ya te puedes olvidar de mí, bye :)

- Hablaremos pronto pekeña :D

Ya con esa ortografís, me da asco y apago el móvil. Me quedé un poco con la intriga pero, tras unos minutos mirando al techo, decido levantarme.

Observo que Shinna y Lhoe no están en sus camas, y Aria sigue dormida.

Miro hacia Emma y como si me leyera la mente, y nos levantamos para gastarle alguna broma pesada.

-Yo creo que un poco de espuma de depilación vendría bien... -susurra Emma.

Rápidamente coge de su baúl un bote de depilación de marca blanca, y se dirige hacia la cama de Aria conmigo. Le echamos la espuma lentamente. Observo su ''angelical'' cara mientras duerme, y después, acaricio con un pelo mío recién arrancado, su pequeña nariz. Nuestro plan tiene éxito y a los pocos segundos, Aria se rasca la nariz y tras aguantar demasiado, Emma y yo explotamos en un mar de risas, lo que hace despertar a Aria. Se da cuenta enseguida. Se incorpora rápidamente y nos echa una mirada helada. Parece que a ella no le hace gracia, y me lo compensa con una gran mancha de espuma de afeitar en mi pijama.

Esto es la guerra.

Empiezo a manchar a la víctima de ls broma con la espuma de afeitar mientras nos reímos y seguidamente nos dirigimos hacia Emma para atacarla. Ella levanta el bote en su defensa y Aira y yo retrocedemos lentamente. Me fijo en la escena que hemos montado y me echo a reír, contagiando a mis amigas.

El sonido de una llamada de mi móvil interrumpe el gran ambiente que había entre nosotras. Es un número desconocido, pero aún así lo cojo.

-- ¿Hola? - pregunto, con curiosidad.

- Hola Kay, soy Roman, siento no poder haber ido a despertaros, me ha caído de camino, y estoy en la enfermería -. contesta de golpe.

-- Ay, ¿estás bien? - le digo con verdadero interés.

- Sí, tranquila, es un pequeño esguince, no tendré que ir al hospital, pero por precaución iré unos días con muletas -. Asiento como si me pudiera ver.

-- ¿y cómo has conseguido mi móvil? - veo que las chicas me observan con intriga, preguntándose quién será.

- Cuando una persona se inscribe en un lugar, da sus datos personales. Soy vuestro responsable aquí, así que tengo el número de todas. Deberías saber estas cosas, no tienes once años... pero casi -. A través del móvil escucho una risotada y pongo los ojos en blanco.

-- Tengo dieciséis, pero tú tranquilo, que a lo mejor me despisto y te empujo sin querer cuando estés con las muletas -,les espeto, y cuelgo.

No me gusta mucho su actitud, y menos la mía cuando hablo con él, la situación se me suele ir de las manos, algún día, me caerá un castigo. Las chicas ya se están vistiendo, y yo sigo en pijama.

- ¿Quién era? - pregunta Aria sin mucho interés.

- Roman, de camino aquí se ha caído y va a estar en muletas un tiempo, pero sin escayola. -contesto mientras voy escogiendo la ropa. Hoy está bastante despejado, así que decido no abrigarme mucho.

Las chicas se sorprenden, y preocupadas, me dicen que si está bien, y yo les digo que sí.

Una vez listas, salimos fuera y nos dirigimos a los comedores. Me doy cuenta de que hay bastantes niños pequeños, de unos siete años para arriba, pero creo que ellos todavía no han desayunado. Se les ve soñolientos y recién despiertos, entran en los baños infantiles.

Tras desayunar y juntarnos con las demás, nos dirigimos a la cabaña de información, en la que está todo el ''planning'' de la semana. Hoy toca CAMINATA. Nooo... La verdad, me gusta caminar, pero me da bastante pereza. Empieza a las 11:30 y son las 10:47. Bueno, hay tiempo. Tras muchas quejas por parte de Lhoe y Shinna, nos ponemos de camino a la cabaña.

Yo ya estoy lista, sentada en el suelo del porche, observando a los niños pasar, de camino a su querido desayuno. Pero hay una persona en especial en la que me fijo. Es un chico alto y esbelto, rubio y con el pelo rizado, y con una camiseta de fútbol. Gusto para la moda no tiene, pero no es lo que me atrae del todo. Me fijo en uno poni que va detrás suya, y el poni carga a un niño encima. Parece que este chico trabaja aquí pero parece tener unos 17 años, poco más. Creo que es el hijo de algún monitor, o algo así. Desaparece con el poni y el niño, seguidamente, aparece por la puerta de la casita, Lhoe, que se sienta a mi lado. Hablamos un poco de nuestras familias, y nos echamos alguna risas con chistes tontos que me cuenta. Pasa otra vez el chico rubio, y se acerca a una pequeña valla de madera, que hace de ''estacionamiento'' para el animalito. Todo esto, a unos veinte metros de la cabaña. Amarra al poni a un tronco y lo deja bebiendo agua de un cuenco. Lhoe me mira.

- ¿Quién es ese? -pregunta con una voz muy aguda.

-- No lo sé, ni me importa.

- Buenoooo pero qué dices?!? Está bastante bien. Será delgado, pero es guapo. Solo le falta un poco de ''gym''.

-- Ni ''gym'' ni leches. No estoy para chicos ahora. Acabo de pasar por una ruptura, y pienso esperar al menos mes y medio para superarlo.

- Pero, ¿cuánto tiempo llevábais? ¿y hace cuánto lo dejasteis?

- Pues levábamos solo cinco meses, y lo dejamos hace aproximadamente un mes. Si no hay ningún chico que realmente merezca la pena, no tengo porqué ser tan tonta.

Mientras hablamos de mi ruptura con Jake, veo que se empieza a acercar el chico del poni...


Teen summer lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora