Como cada mañana, Nerea salía de su casa y se iba al campo. Era ya una costumbre. Al llegar, fue directa hacia la casa, pero vio algo que la extrañó. Vio algo moverse frente a la casa. Nerea no alcanzó a ver que era. Pensó que podía ser Nuria, pero no tenía sentido, le había dicho que no podía ir hoy porque se iba de viaje. Nerea se acercó a unos arbustos cercanos a la casa y se escondió tras ellos. Se asomó y lo que vio la dejó atónita: vio a una niña de 10 años apróximadamente sentada frente a la puerta de la casa. Lo que la asombró más fue que esa niña era idéntica a la niña que salía en el cuadro de la casa. Nerea decidió salir de su escondite e ir a hablar con la niña.
-Hola - le dijo- ¿Cómo te llamas?
-Beatriz -contestó la niña sin mirarla.
La verdad es que era bastante mona, con el pelo rubio y rizado y los ojos azules.
-¿Y qué haces en mi casa? -preguntó Nerea.
-¿Tu casa? -contestó Beatriz. Y seguidamente soltó una carcajada.
-Niña - le dijo a Nerea- Esta casa nunca será tuya.
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La casa en el campo
TerrorA Nerea siempre le ha gustado aquella casa de campo... esa pequeña y misteriosa casa... esa terrorífica casa...