-¿En serio?? ¿Cómo????
-Bueno. Llevas poco tiempo aquí. Si llevases más tiempo no podrías escapar, ya que los espíritus te considerarían una muerta más. Pero llevas poco tiempo. Aquí nadie te conoce, sólo la tal Beatriz esa. Y yo jaja. Bueno, lo que tienes que hacer es meterte en el océano al que caíste cuando entraste aquí. ¿Caíste en un océano, verdad? Porque yo sí caí.
- Sí, sí que caí.
-Bueno, tienes que sumergirte en el océano y bajar hasta que toques el fondo. No está muy lejos, tranquila. Sólo son tres metros de profundidad. Bueno, cuando toques el fondo, espera unos segundos, una luz te envolverá y aparecerás en el sitio en el que desapareciste. Y fin. Te voy a echar de menos, pequeña.
- Yo también Rosa. Y muchísimas gracias. Me has salvado.
Se abrazaron y Nerea salió corriendo para buscar el océano. No sabía dónde estaría ya que no veía nada. Pero de repente, se cae en él. Nerea vuelve a subir a la superficie, coge aire y se sumerge. Al llegar hasta el fondo, lo tocó. Esperó unos segundos, y notó como una luz la envolvía. Apareció en la casa del campo. No se lo podía creer. ¡Podía ver! ¡Por fin! Salió corriendo y consiguió llegar a su casa. Era de día. Nerea corrió hacia su casa. Al entrar, fue a por sus padres.
-Imposible -dijo su madre- ¡Nerea!
Nerea abrazó a sus padres con fuerza.
-Pensamos que estabas muerta.
-No lo estaba. He estado... perdida. No sé muy bien qué ha pasado.
- Pero has estado tres años fuera.
-Creo que me habían secuestrado -dijo Nerea, que no quería decir lo del mundo de los muertos por si no la creían.
-Debemos denunciarlos -dijo su padre.
-No hace falta. Eran amables. Sólo querían compañía. Y me tenían a mí. Pero quería volver. Y me han dejado volver.
-Qué bien cariño - dijo su madre- Ven, seguro que tienes hambre.
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La casa en el campo
HorrorA Nerea siempre le ha gustado aquella casa de campo... esa pequeña y misteriosa casa... esa terrorífica casa...