Ochet

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Ese no era mi Derek, y esa no era la Katherine verdadera. Me sentía tonta. Tanto que estaba desesperada. Me encerré en mi baño, provocándome el vómito una y otra vez. Finalmente salí y abrí el cajón de mi mesa de noche. Saqué un sacapuntas. Y creo que no es muy difícil averiguar lo que hice. 

Enterré la navaja en mi brazo izquierdo una y otra vez. Lloraba, me dolía, sí. Pero era más el dolor que sentía por dentro. Me hacía sentir más ligera, como si mis problemas desaparecieran por un momento, limpié todo (incluyendo mis heridas) me puse una delgada chaqueta y fui a dormir. Sólo quería morir por un momento.

No sabía qué hacer, mucho menos qué pensar. 

Me dí cuenta de que estaba mirando al vacío, cuando logré enfocar mi mirada, recordé aquello que acababa de suceder y se me estrujó el corazón. Mis ojos se llenaron de lágrimas, las cuales resbalaban por mis mejillas, finalmente las primeras aterrizaban en mi cuello. No sabía qué mierda había hecho, Derek siempre había sido un chico sensible, pero jamás lo había escuchado sollozar ni gemir de dolor.

 Solo quería pensar que, cuando por fin el volviera, todo sería como antes, él me amaría, James no y que Andrea lograría recuperar su vida. Pero claramente, muy a fondo de mi alma, yo sabía que nada volvería a ser lo mismo.

 Él nunca fue rencoroso, pero yo sí, y en esta ocasión, yo lo había mandado todo al carajo, así que yo tendría que pedir disculpas. No negaré que me dolió hasta los huesos que me insultara, o aún más, que que él considerara que ya no lo amaba. Pero tenía sus motivos; su abuela estaba mal, y yo no hacía más que comportarme como una puta.

-¿Qué sucede, cómo te fué?- preguntó Andrea al ver mis lágrimas.
-Ah, él, él y yo... Ahhhh- No lograba articular alguna palabra completa, me sentía una estúpida-De... Derek y yo... Rompimos- susurré-.Ella me abrazó, y aunque por dentro mi alma gritaba, no salió ninguna lágrima de mis ojos.

-¿Por qué no me cuentas lo que sucedió, ah?

-Se... Seguro- tomé el aire y el valor suficiente- él dudó de mi amor, me llamó estúpida y se alteró, es todo.-Ella estaba a punto de decir algo pero la interrumpí continuando con mi charla- Y mis gritos sólo lo empeoraron, así que, me estresé y le grité que se fuera a la... Mierda.-Eso último lo susurré y bajé la mirada-.-Debiste haber pensado tus palabras.-Un tono maternal acompañó aquella frase-.-Lo sé, joder, ¡soyuna idiota! Amo a Derek con todo mi corazón, pero también me hace odiarlo, eneste momento no sé qué siento.-Lágrimas de rabia caían de mis ojos.-Me sientoimpotente y bastante ilusa. ¿Y si Derek armó esto para cortar contigo? ¿Qué talsi él ya me olvidó, ah? Mierda, lo odio, lo odio tanto que en este momento iríahasta Chicago a decirle que lo amo, ¡mierda! Lo amo-. No sabía explicar conexactitud qué me sucedía, yo amaba a Derek, y odiaba hacerlo, odiaba perdonarsus palabras en un instante, odiaba extrañar sus besos, odiaba que con sólorecordar su aroma se erizaran los vellos de mis brazos, odiaba que él nohubiese pedido disculpas, odiaba que yo tuviera la culpa, odiaba esta mierda,odiaba todo el día de hoy.

Eran las 6 de la tarde, el día estaba bastante templado, daba miedo, hace fríodesde que amanece.El claxon de algún automóvil sonó desde la acera, me asomé por el ventanal dela sala, Jason.Salí por la puerta casi corriendo, había pasado los días en mi habitación hastaque Jason logró convencerme a salir e ir a la feria recién inaugurada.El me recibió con un abrazo caliente, pude sentir el afecto que me tenía, mesentí protegida por primera vez desde que Derek se fue.

60 Días soltera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora