Docé.

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Se me había estrujado el corazón y mis manos temblaban. 

Mi celular sonó ocasionando un ligero escalofrío en mí. Mis ojos soltaban lágrimas de coraje, eran fotos, la muy perra y el estúpido de Derek revolcándose. Si el idiota de Derek cree que seré la misma niña idiota de siempre se equivoca. Aparté bruscamente las lágrimas de mi rostro, corrí a mi armario a buscar lo más revelador que pudiera dejar poco a la imaginación. ¡Bingo! Jamás me había gustado tomar decisiones apresuradas, pero unas copas, y un par de besos no le hacen daño a nadie, ¿o me equivoco?



Mis manos buscaron y apartaron cada gancho del tubo que sostenía toda aquella pesada ropa, nunca creí que mi ropa fuera tan...conservadora.
Pude sentir mis pupilas dilatarse, un vestido corto con algunos trozos pequeños de tela en la espalda.
Lo saqué del gancho el vestido y lo metí conmigo al baño junto con unas pequeñas bragas blancas que me encontré en la tienda "sexy" el otro día, realmente no se siquiera porque las compré, ahora me serán de gran ayuda.
Salí de la ducha 10 minutos después de haberme metido con una toalla en el cabello.
No me molesté por secarme bien el cuerpo, tomé las bragas y las deslicé por mis piernas hasta llegar a los huesos de la pelvis (Ya saben, esos que sobre salen de las caderas), me quedaban muy bien, a media nalga.
No me molestaría por ponerme sujetador, apuesto a que les encantarán mis pechos.
Jalé el vestido por última vez hacía abajo tratando de bajarlo un poco más, al menos que alcanzara los 10 dedos debajo del elástico de las bragas, mis glúteos se veían marcados y bien formados en este vestido, de hecho, se ven mas grandes, en la cintura se pegaba bastante denotando el intento de cintura que tengo, se ve bien, y mis pechos, oh mis pechos, se ven gloriosos ahí.
El vestido se veía más grande en el gancho, ya puesto, se ve...diminuto.

El día alcanzó las 9 de la noche y yo ya estaba formada en la fila del centro nocturno, sentía que iba a caerme, nunca me había puesto unos tacones tan altos, nunca pasaba del 9 o del 10, pero siendo una noche...especial, me lo salté.
La voz de una chica me taladró los oídos, volteé de inmediato titubeando, la chica estaba hablando por teléfono <<No, déjame divertirme al menos hasta la 1, llegaré después, ADIOS.>> pobre teléfono.
-Hola.- Sus dientes se asomaron apenas por sus labios pintados de rojo, el cual iba muy de acuerdo a su atuendo... "Si vas al centro, bien putota" resonó la voz de Andrea en mi cabeza, y entonces me di cuenta de dos cosas; La extrañaba, y ahora era yo la "putota".
-Hola.- sonreí de la misma manera.
-¿Pasamos juntas? Es día de dos por uno.-Acomodó su cabello largo castaño y algo despeinado detrás de su oreja, Luego dirigiendo su mirada al frente de la fila indicándome que avanzara.
-Por supuesto.- dejé que se pusiera a un lado mío, increíblemente teníamos la misma estatura (con tacones), el aire se vino corriendo hacia nosotras azotándonos y mi cabello calló en la cara de la chica.
-¡Controla tu cabello!
-Lo siento.- mis manos tomaron en cola mi cabello dejándolo caer por mi cuello y mi espalda casi desnuda.
-¿Cuál es tu nombre?- avanzamos más en la fila y el ruido salió por la puerta cuando la abrieron.
-Katherine, ¿y el tuyo?

-¿Kathene? Soy Deborah.
-Kathy. Es un nombre bastante fuerte.
-¿Kath?
-Suspiré.- Sí, Kath.


-¡Me da otro de esos!- le grité al barman a duras penas, mi lengua se trababa con gran facilidad, y me tambaleaba bastante.
-Hola nena.- un hombre más alto que yo se me acercó.
-Hola.- contesté yo arrastrando cada letra.
-Oh... pero mira lo que ha hecho el alcohol contigo.-sus manos se posaron en mis glúteos atrayéndome mas a él.
-¿No quieres tocar algo más?- le sonreí mientras puse una de mis manos en su miembro y otra en su nuca.
-Kath...oye...- Deborah gritó y luego se dio cuenta, tomó mi celular y marcó algo, luego lo puso donde estaba.- Llamame.
-¿Entonces preciosa?.- Sus manos apretaron fuerte uno de mis glúteos, haciéndome respingar.

Desperté en una habitación extraña con un dolor de cabeza terrible, sentí una mano en mi pecho izquierdo, subí la mirada por el brazo hasta llegar a la cara; el tipo de anoche... ¿Cómo dijo que se llamaba? ¿Santiago?, Pues como sea, lo hizo INCREIBLE.

No iba a bajar la cabeza porque no era una pecadora, después de todo yo era completamente libre de compromisos y era mayor de edad. Soy una mujer maduran que tiene derecho a despertar en la cama de un desconocido, ¿no? Elevé mi cabeza unos centímetros y volví a tomarme con aquel hermoso rostro de Dios griego. Sonreí ante el recuerdo del él tomando mi cuerpo. Aún seguía dormido. Me aproveché de la situación y me dispuse a marcharme, retiré su musculoso brazo de mi cintura y me puse la ropa. Olía delicioso, un aroma mañanero después de hechar un buen polvo. Escribí una nota y besé sus labios brevemente. 

60 Días soltera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora