El principio del fin

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Isabelle era feliz.

Acababa de despertar, después de una noche de fiesta, se levanto de la desordenada cama y salió de su habitación, debia comer algo.

Prendió la televisión y sonrio al ver un comercial donde ella era la protagonista, estaba satisfecha, pero no sabía que en unas horas, la sociedad se derrumbaría.

Tomó el teléfono, extrañaba a su hermano, hace días que no lo veía y también extrañaba a Jace, que era como si fuese su hermano, decidió llamarlo.

Marcó el número y esperó en línea, cuando pensaba que ya no me respondería y debería dejar un mensaje en el buzón de voz, sin embargo le contestó.

-¿isabelle?- preguntó Alec al otro lado del teléfono

-¿Esperabas a alguien más?- le respondió sonriendo

- Por supuesto que no- bufó Alec molesto, se quedó un momento en silencio-Isabelle escucha con mucha atención...no salgas ¿vale?, quedate en tu departamento y no salgas, no es seguro salir ahora...

Isabelle quedó pasmada, ¿se había perdido de algo?, fruncio el ceñoy miro por la ventana, todo se veía igual a excepción de esas ambulancias...

-¿De que hablas Alec?- susurró Isabelle

-¿No has visto el noticiario?...-Alec esperó unos segundos, al ver que no recibía respuesta suguio hablando- Hay un virus, algo que de esta esparciendo rápidamente, ¿recuerdas el virus de Yemen?, es algo así, están obligando a las empresas a dejar salir a sus trabajadores tempranos, cerraron los bares y cancelaron las clases..- Alec se acordó de Max, hoy tenía clases- ¿Isabelle donde esta Max?- preguntó alterado Alec.

Isabelle miro a su alrededor, estaba sola, sus padres trabajaban y Max estaba aún en el colegio...

-No esta aqui- susurró Isabelle pálida, su hermano ahí afuera y ella durmiendo..

Alec trago audiblemente para luego decir- Tranquila, yo iré al colegio ¿esta bien? No salgas, yo iré a buscarlo... Adiós Isabelle.-/dijo para luego cortar el teléfono.

Isabelle no alcanzo a responder, por primera vez se sintió sola, sin embargo no lo demostró

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Clarissa camino por los pasillos, no había nadie, todos se habían ido ya o eso era lo que creía.

Iba pensando en todo lo que le había dicho el director, aún estaba impresionada, sin duda debería ser muy malo para que cancelaran las clases así de rápido.

Salió al estacionamiento y vio a un niño allí.

Era de unos 10 o 12 años, estaba sentado en la acera esperando que alguien viniera por el.

A Clary se le encogió el corazón.

- ¡Oye!- gritó Clary, logrando llamar la atención del niño, le hizo una seña con la mano, el niño se levantó y comenzó a caminar hacia ella.

- ¿Que haces aquí?- preguntó Clary cuando estuvo frente a el - ¿No han venido a buscarte cuerto?

El niño negó con la cabeza.

-Ven, dime donde esta tu casa y yo te lleva....- pero Clary no pudo terminar la frase, por que en ese momento su respiración se cortó al ver el espectáculo frente a ella.

Era el Director o más bien, fue el director, ahora era una cosa horrible.

Y lo peor de todo era que se estaba acercando a ellos.

Clary tomó a Max de la mano y hizo que entrara al auto de un salto, ella también se metió dentro, pero aún estaba pasmada ante tal espectáculo.

Lo que fue el director, comenzó a acercarse al auto, gruñiendo y gimiendo, se acercó a tal punto que Clary pudo ver las venas moradas que le atravesaban la cara, la sangre goteando por la boca y los desorbitados ojos blanquecinos.

El infectado se acercó y puso su mano putrefacta en el parabrisas, dejando una mancha de sangre allí.

Clary comenzó a hiperventilar, y puso las llaven en el contacto, para encender el motor, cuando vio unas luces rojas y azules detrás de el auto.

Luego un disparo derribo lo que alguna vez fue un director.

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Magnus se paso la mano por el pelo molesto.

Hace unos minutos había llegado un comunicado del gobierno ordenando que las personas se fueran temprano a casa producto del virus.

Magnus aun no había visto el noticiario, estaba muy ocupado siendo un empresario exitoso.

Tomó su laptop, su teléfono, cerró su oficina y se dispuso a salir de ahí, quizá descansar unos días no le haría mal.

Bajo hasta el subterráneo y vio su hermoso auto, aburrido le pareció, no tenía colores ni nada llamativo pero así era el mundo. Aburrido.

Se subió a el y lo encendió, dispuesto a ir a casa, ya no había nadie aquí, nadie aparte del guardia nocturno.

Se despidió del trabajo cuando salia de su empresa, pensando en la cama y cuanto dormiría en ella, salió a la calle y le pareció tranquila, pero nada es para siempre...

Condujo tranquilo, nadie parecía asustado o en pánico producto de ese virus, de hecho todo era normal.

Hasta que vio aquello.

Unos para médicos sujetaban algo en la camilla, parecía un animal, se movía bruscamente buscando liberarse y de hecho lo hizo.

Logró morder el hombro de uno de los paramédicos, haciendo brotar una gran cantidad de sangre pero no se detuvo, siguió mordiendo dejando ver los huesos del hombro mientras el hombre gritaba.

Ahora entendía por que era tan grave.

Tenía que salir de ahí

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