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La ya característica asfixia me despierta de una pesadilla. Esto ya lo había sentido antes.

Ya lo había sentido. Veo a mi alrededor y las paredes, antes blancas, ahora están manchadas de sangre. Huellas de manos escarlatas están por todas partes. En el piso hay máculas rojizas. Todo parece una pesadilla. 

Mi pesadilla.

Y esto solo significa algo.

Geneviev.

No puedo pensar en ella ahora. No quiero. Porque solo me inunda el deseo de acabar con ella. No quiero pensar aquello. Pero esto, las alucinaciones son solo el comienzo.

El comienzo del castigo que no quiero cometer.

La maldición de Barba Azul © [Historia corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora