Capitulo 7

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Bajamos del coche y Rex salió disparado para acercarse al río a beber. Ayudamos a Ana a descargar todos los trastos.

-¡Madre mía Ana! ¡has pensado en todo!-le dije yo viendo todas las cosas que había cogido.

-Por supuesto Coral, no nos faltará de nada, estaremos como reyes-dijo sonriendo.

Álex descargó una pequeña mesita plegable y tres banquetas para sentarnos. Dos mantas de algodón enormes para extenderlas sobre la hierba. Una neverita con un montón de hielo y bebida fresca, y dos capazos llenos de comida. Había traído hasta un mantel, una radio...era cierto que íbamos a estar como reyes. Cuando ya lo teníamos todo colocado parecía que aquel lugar era nuestra casa y que habíamos estado viviendo allí mucho tiempo. Por último Álex bajó del coche una pequeña hamaca.

-Toma mamá, sé que te gusta sentarte ahí a leer-le dijo Álex a su madre.

-¡Gracias hijo, pensé que la habíamos olvidado!-dijo Ana mientras la colocaba junto a la mesa.

Abrió la nevera y se sacó un refresco mientras se acomodaba en la hamaca. Luego sacó un libro de una de las bolsas.

-¿Queréis tomar algo niños?-nos preguntó Ana mirándonos sonriente.

Presentí la respuesta de Álex, dijo exactamente lo que yo quería oír.

-No mamá, nos vamos con Rex a dar un paseo por la orilla del río. Dentro de un rato, cuando tengamos hambre ya venimos a beber y a probar todo lo que has estado cocinando. ¿Verdad Coral?-me preguntó.

-Claro, sí Ana. Daremos una vuelta primero, Rex disfrutará correteando por ahí y nosotros también.

-Bueno, como queráis, yo me quedo aquí con mi hamaca, mi refresco y mi libro, ¡qué más se puede pedir! ¿a ti te gusta leer Coral?-me preguntó mientras acariciaba la solapa del libro que tenía sobre sus rodillas.

-La verdad es que no tengo mucho tiempo de leer Ana, siempre tengo algo que estudiar, igual ahora en vacaciones me hago el ánimo de coger algún libro.-le dije ansiosa por acabar la conversación e irme.

-¡Ah! estupendo. Pues te dejaré éste que estoy leyendo, es muy interesante. La escritora es P.Terol, creo que te gustará-dijo sonriendo.

-Vale...perfecto, gracias Ana.-le contesté.

Álex estaba estirándome de la camiseta para que dejara de hablar con su madre. En realidad los dos teníamos prisa por irnos, bueno, los tres, porque Rex no paraba tampoco de ladrarnos.

-¡Hasta luego mamá!-dijo Álex levantando la mano en su habitual gesto de saludo.

-¡Adiós Ana!-dije yo.

-Vale pasadlo bien y tened cuidado. ¡Y no tardéis!-dijo Ana con un "psssssiiiiiit" al abrir su refresco.

Por fin solos, los tres, Álex, Rex y yo. Caminábamos por la orilla del río mientras Álex le lanzaba al perro una pelota y éste corría a por ella para devolvérsela. En una de esas veces la pelota cayó en el río, pero eso no fue impedimento para el animal, el cual nadó hasta ella para recuperarla y la trajo de vuelta, teniendo el detalle de sacudirse el agua justo delante de nosotros, con lo que nos obsequió ¡con una buena ducha! Todavía no era verano, pero hacía un día primaveral espléndido, así que poco nos importó. Al contrario, nos hartamos de reír. Yo estaba feliz y jamás había visto a Álex reír de esa manera. Todo era perfecto.

Entonces se puso frente a mí cortándome el paso. Sus labios me sonreían y su mirada penetraba la pupila y la córnea de mis ojos hasta dentro de mi cabeza. Puso sus manos sobre mis hombros y me zarandeó suavemente mientras me preguntaba:

Coral y las siete leyes | #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora