El tiempo se pasó rápido, a pesar que el tráfico estaba de lo peor. Llegué a la estación, en donde estaría Jaqueline esperándome; no podía dejar de temblar, estaba nerviosa y contenta a la vez. Me bajé y la miré de lejos, tan bonita, nos acercamos casi corriendo y nos abrazamos, jamás había sentido un abrazo tan puro como ese. Entre lágrimas estábamos sonriendo y viéndonos directo a los ojos, se acercó aún más y me dio un beso. Quizás esté exagerando todo, pero para mí fue el mejor beso de mi vida.
*Cabe mencionar que fue muy satisfactorio confirmar que es real, hacer este tipo de cosas es muy peligroso y me arriesgué demasiado pero es bueno saber que sí existe y que no se trataba de ningún tipo mayor de 40 años queriendo secuestrarme o algo por el estilo; si mis padres se enteraran, me matarían.*
¿Era todo esto real? ¿estoy soñando? Felizmente puedo decir que no, pues realmente estoy frente a la chica que me cambió la vida. Su sonrisa me transmite paz, alegría, serenidad.
Nos quedamos calladas por unos segundos, no habían palabras que pudieran expresar lo feliz que estaba de tenerla ahí, en mis brazos; finalmente escuché que dijo -casi murmurando- "me alegra que estés acá, bonita, estos días te cuido yo" y nunca me había sentido tan segura.
Rápidamente nos subimos al auto de su tío, Pedro, quien era muy amable y risueño. Antes de llegar a la casa nos llevó a un restaurante, me hizo sentir muy cómoda. Yo estaba nerviosa, no sabía cómo actuar, me sentía tonta. No podía desperdiciar la comida, no debía ser mal educada, por lo que procedí a comer todo lo que había en el plato, como si no tuviera problema haciéndolo; debo admitir que me costó demasiado.
Finalmente llegamos a su casa, conocí al resto de su familia, quienes se ven muy cariñosos; subimos a su habitación, donde me quedaría a dormir, con ella. Luego de acomodar mis cosas, nos sentamos en la cama. No podía dejar de admirar su belleza, su nariz tan fina, sus ojos pequeños, su cabello corto, tan liso, tan bonito...ella, tan bonita. Tomó mi mano y empezó a besarme, me perdí en ella, en sus besos, en su delicadeza.
Horas más tarde, mientras dormíamos, me levanté y reaccioné de una manera impulsiva, corrí al baño y empecé a vomitar, como si fuera involuntario, yo no lo había provocado, no entendía. Jaqueline enseguida estaba detrás de mí ayudándome y notó que ya estaba en ese punto en el que tiraba sangre, no pude soportar verla así, tan preocupada, casi llorando...todo por mí.
Su mamá tocó la puerta para preguntar si estábamos bien, pues al parecer el ruido que provoqué la despertó.
-Sí, mamá, es sólo que la comida le hizo daño a Carol, pero no te preocupes. -le contestó Jaqueline.-Por favor avísame si necesitan ayuda, estaré despierta. -respondió.
Jaqueline se dirigió hacia mí.
-¿Cuándo ibas a decirme que estabas empeorando?
-No quería preocuparte, pensé que era cosa de una vez.
-Me duele que no me hayas dicho, yo sólo quiero apoyarte, hacerte sentir bien, cómoda, tranquila.
-Me siento bien cuando estoy contigo y no quiero que mis problemas afecten esta relación.
-Sabes que esto empezó por nuestros problemas, porque ambas nos tenemos para solucionarlos, por favor no me ocultes nada, es peor.
Terminé de lavarme la cara y la boca y luego nos fuimos a acostar de nuevo.
Amaneció, ¡qué bello despertar a su lado! Ya me sentía mejor, por lo tanto bajamos a desayunar, su familia me trata demasiado bien, me preguntaron por mi salud y me hicieron sentir cómoda.
Pasamos la tarde en un parque, me parecía todo tan tipo película, ella mejoraba mi panorama, tan sólo quiero que esto dure para siempre, quizás sea una ilusa por creer que ella estará el resto de mi vida conmigo pero ¡cuánto daría por tenerla a mi lado! Estando con ella no hay cosa más importante, es mi prioridad.
Estábamos a punto de besarnos cuando mi teléfono vibró y ¡RECORDÉ QUE NO HABÍA LLAMADO A MI PADRE! Le respondí la llamada y estaba algo molesto pero primeramente preocupado por mí, lo calmé diciéndole que mi celular estaba descargado y por eso no había podido llamarle, inmediatamente me recordó que tengo que visitar a mi madre después. Luego de un sinnúmero de indicaciones y advertencias, me despedí de él muy sonriente, le pedí que saludara al resto de la familia de mi parte, tengo que admitir que también quería volver a verlos pronto.
Jaqueline y yo continuamos con el beso.