Capítulo #27 - Me tiene loco... ¿Qué me hiciste?

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NARRA JARED.

Esa mañana que Flavia me fue a buscar me la pasé todo el día con ella; fuimos a comer, a la playa, y luego a su casa, donde termine haciéndole el amor... Esta vez fue distinto, nunca se lo había hecho de esa manera, creo que más que hacerle el amor, fue sexo lo que tuve con ella esa tarde... en mi mente solo estaba Helena, Dios si hasta sentí temor de exclamar su nombre mientras llegaba al orgasmo, ¡¡ME TIENE LOCO!!

Cada caricia, cada beso que le daba a Flavia imaginaba que era Lena quien estaba bajo mi cuerpo, sudada y excitada de tanto placer que le provocaba mi miembro en su interior, pero al abrir mis ojos aterrizaba y volvía a ser el rostro de mi novia el que veía. No sé qué me pasa, o más bien si lo sé, pero... es imposible no puedo estar flechado así con alguien que solo conozco hace unos días; es demasiado irreal, pero es la verdad, la quiero... la quiero para mí, la quiero en mi cama, quiero sus besos, su cuerpo, quiero todo y de todo con ella. ¡Ay, Helena! ¿Qué me hiciste?

Hay algo en ti que me obliga a querer tenerte a cada segundo cerca, de contemplar tu hermoso rostro, y esos profundos ojos oscuros que me hipnotizan. Volteé mi rostro y estaba ella, la mujer con quien hace menos de una semana pretendía pasar mi vida entera, estaba de espaldas y desnuda ante mí, me he estado quedando en su casa para ver si este tipo de obsesión que siento hacia Helena se calma pero ha sido inútil. Desde ese amanecer que no sé nada de ella, la llamo a su celular pero no contesta, fui a su casa y su padre sólo me dijo que ingresó a la universidad; por la mierda, estaba desesperado ¿Por qué no puedo pensar sólo en la mujer que yace en mi cama? ¡Maldición! Tenía que despejar mi mente... Giré sobre la cama y comencé a darle leves besos a Flavia en la espalda, ella poco a poco abrió sus ojos y volteó para quedar frente a frente... La besé con lujuria, solo quería recordar que ella era mi mujer, la dueña de mis caricias y no Lena.

Me monté sobre ella y comencé a hacerle el amor otra vez...

-F: ¡Ahh! Jared... ve más lento... –Decía Flavia entre jadeos.

-J: Dale, amor, no me pidas que me detenga. –Respondí sin dejar de moverme.

-F: No, amor, no quiero detenerte pero... ahh –gimió, sabía que le gustaba que se lo hiciera de esta forma; mayoritariamente era tierno con ella, pero en ese momento estaba hecho un animal-. ¡Jared!  ¡Oh dios mío!

-J: Eso es nena, grita, grita para mí... No dejes de hacerlo, amor...

-F: No... No... No te detengas –Sus gemidos me encantaban, por un momento volvimos a ser sólo ella y yo en aquella cama que tantas veces ha sido la cómplice en nuestras noches lujuriosas. Seguía embistiendo rápido dentro de ella, nuestras respiraciones se agitaban más en cada segundo y nuestros gemidos aumentaban de volumen, ni siquiera nos importó si sus padres estaban en casa... Nada aparte de consumar lo que sentíamos en ese momento importaba.

Terminamos casi al mismo tiempo con un orgasmo desgarrador, me salí lentamente de ella y la acurruqué a mi lado, estábamos exhaustos...

-F: Nunca me habías tratado de esta manera en la cama. –Comentó mientras apoyaba su cabeza en mi pecho.

-J: Lo sé, amor y lo siento. ¿Fui muy brusco?

-F: Si, un poco.

-J: Perdóname, es solo que te deseaba demasiado.

-F: No te disculpes, lo disfruté, yo igual te deseaba demasiado. Es sólo que...

-J: ¿Qué sucede? –Pregunté incrédulo-. ¿Te lastime verdad?

-F: No, tontito, no es sólo.

-J: ¿Entonces?

-F: Es que cuando comenzaste a besarme y a hacerme el amor... no eras tú.

-J: ¿Qué quieres decir con eso?

-F: Eso, Jared, que al principio parecía que sólo estabas teniendo sexo y era como si yo le estaba haciendo el amor a un desconocido... El hombre que me poseyó los primeros minutos no era mi novio, sino que un extraño.

-J: ¿Te hice sentir incomoda?

-F: De primera sí, después ya volviste a ser tú y empezaste a hacerme el amor como antes... Tierno.

-J: Lo siento, amor.

-F: No lo hagas, lo disfruté igual... todo tú, tus caricias, tu cuerpo... es imposible no disfrutar de estar en tus brazos. –Se acurrucó más a mí y escondió su rostro entre mi cuello y la almohada-. Te amo, Joseph.

-J: Descansa, mi nena. –Besé dulcemente su frente y se quedó profundamente dormida una vez más.

No sé cuánto tiempo transcurrió desde que se durmió Flavia, al parecer yo también me quede dormido a su lado, me despertó el sonido de mi celular y me levanté cuidadosamente ya que mi mujer dormía plácidamente al lado mío. Contesté y era Arthur que me necesitaba en la universidad con urgencia; me metí a bañar, me vestí, le deje una nota a Flavia y salí rumbo para allá.

Tendré que comprarme un auto, ni ganas tengo de ir a casa y pedirles las llaves a Shannon, en realidad no quiero ni verlo, y el auto de la pelirroja está descompuesto aún de lo contrario se lo pediría a ella. Estaba tan sumido en mis pensamientos que ni cuenta me di de que cruzaba la calle, solo me di cuenta porque sentí un fuerte frenazo y bocinazo y un auto golpeo mi muslo derecho.

-X: ¿Estás bien?

-J: Sí, no te preocupes, fue leve el golpe.

-X: Lo siento, venia demasiado distraída, no te vi pasar.

-J: No, tranquila, el despistado fui yo. –Comenté aun sin levantar el rostro para ver quién era. Sentí como se bajo del auto y se posó a un lado de mi, supongo que para cerciorarse de que estaba bien. Alcé mi rostro y no lo podía creer-. Helena...

-H: Jared. Shit ¿cómo estás? Lo siento, te atropellé, quieres que te lleve al hospital o no sé si gustas puedo...

-J: No, Lena, no te preocupes. –La interrumpí-. No es necesario, estoy bien.

-H: ¿Seguro? –Estaba preocupada, se le notó en su rostro-. No tengo problema en llevarte a donde quieras.

-J: Estoy seguro.

-H: Si quieres puedo llevarte a donde sea que te dirijas. –Miró fijamente mis ojos. Oh god, me estaba matando con esa dulce mirada.

-J: No quiero molestarte, Lena, a lo mejor y hasta vas apurada.

-H: Nada de eso vamos súbete. –Me subí de copiloto, le di la dirección y nos encaminamos a la Universidad.

Amor: Pasión y música. (FanFic- 30STM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora