NARRA HELENA.
Al momento de cortar la llamada con Adrianne, no me había percatado hasta entonces que ya estaba en casa; subí a mi cuarto, me recosté en la cama y lo recordé a él.
-Ese chico es realmente hermoso y su nombre es poco común, Jared. -Susurré.
No pude evitar darme cuenta del parecido que tenía con Caleb; ambos eran delgado y de ojos azules, sólo que Caleb era rubio y con un estilo más fashionista, en cambio Jared... Bueno Jared tenía su cabello castaño y su estilo era completamente distinto; roquero para ser exacta, cosa que fue lo primero en llamar mi atención.
-Qué extraño. -Me dije a mí misma en voz alta.- Jamás un chico había llamado mi atención de forma inmediata, y éste en un par de segundos se quedo clavado en mi cabeza. ¿Qué hará?, ¿Estudiará?, a lo mejor me lo encuentro en la universidad. ¡NO, QUE VERGUENZA! Nuestro encuentro fue tan raro; tropezamos, ¿Quién se conoce de esa manera? ¡NADIE!.
Tal vez... Tal vez podría usarlo, jugar con él un poco, así me ayudaría a olvidar a Caleb.
¡Ay Caleb!, si no me hubieras engañado. -Mis ojos comenzaron a cristalizarse de forma inmediata.- No estaría aquí en este momento; estaríamos casados, viviendo en Italia como habíamos planeado tantos años. ¿Por qué lo hiciste?, ¿Por qué tuviste que serme infiel con April? -Con voz de odio pronuncio ese nombre.- ¿Cómo pudieron hacerme esto? yo lo amaba y a ella le había entregado toda mi confianza; era mi mejor amiga, jamás se me pasó por la mente que ellos dos tenían algo.
Necesito olvidar todo esto, ellos no valen nada como para recordarlos. Debo encontrar a alguien más. -En ese instante volví a recordar a ese tan atractivo chico.- ¿Y si uso a Jared para lograrlo?, es lindo y con el estilo que tiene de seguro nos la pasaríamos bien, no creo que me cueste mucho enredarlo, además ya me dijo que era una chica especial. -Me sonrojé al recordar ese momento.
-No, no puedo, no debo jugar con él, Jared no tiene la culpa de mi despecho. A lo mejor y hasta tiene novia. Espero que no. -Dije al recordar esos profundos y hermosos ojos azules que miraron hace un momento atrás.- Me encantaría poder conocerlo más, volver a verlo.
No puede ser que yo haya dicho eso, ni yo misma me lo creía, le estaba dando demasiada importancia a Jared. -Mis ojos se iluminaban cada vez que pronunciaba su nombre.- Lo acabo de conocer, se supone que estos sentimientos que fluyen a primera vista sólo ocurren en esas películas cursis que les gustaba ver a mis padres, no en la vida real.
Debo dejar de pensar en él, necesito distraerme. -Tomé mi diario del velador, me volví a recostar en la cama y comencé a escribir. ¿Recuerdan que les comenté que era escritora?, bueno escribo hace 10 años por si se lo preguntan, no sé a quién habré salido porque de mi familia nadie escribe ni una receta de cocina; en serio.- Estaba a punto de comenzar a inventar palabras cuando Adrianne me envía un mensaje de texto.
"Lena: Cuando estés sola en tu cuarto, (y sé que lo estás en este momento porque te conozco) trata de escribir música, ahora tienes tiempo y motivo para hacerlo. Yo llego en dos semanas y espero, al menos, poder escuchar una canción tuya... Te quiero, hablamos mañana, un beso. Adiós".
Pero que buena idea tiene Adrianne, además tiene mucha razón. -Me levante de la cama y me dirigí al sillón rojo donde descansaba el amor de mi vida, mi guitarra. La saco de su funda, la poso en mis piernas y paso lentamente mis dedos por cada una de sus cuerdas. "Vaya mi belleza, por poco y te dejo olvidada. Hubiera muerto sabes, hemos pasado tantas aventuras juntas y por poco te pierdes de ésta".
Cerré mis ojos y trate de tocar acordes, poco a poco fui creando melodía y me decidí por acompañarla por fin de una letra; volví a tomar mi diario, una pluma y comencé a escribir...
