Anna
''La muerte es tan segura que te da una vida de ventaja''.
Analicé la frase, leyéndola una y otra vez, pero nada productivo llegaba a mi mente, nada positivo.
Me aburrí y me fui.
Mi casa aún estaba rodeada de esas cintas amarillas con grandes letras negras que dicen: ''Prohibido el paso, zona restringida''.
Obviamente, luego de los sucesos de esa noche y las declaraciones, no hay nada que pueda incriminarme de ninguna manera remota. Sin embargo, no estaba satisfecha, no tenía paz y aunque está lejos de mi alcance, es lo único que deseo.
Pero, ¿cómo consigo obtener paz si cargo conmigo una culpa tan grande?
Entré a la casa, observé la sala y el pasillo que lleva a la cocina -territorio marcado como ''escena del crimen''- y sentí mis ojos cristalizarse. Pestañeé varias veces para alejar el ardor.
Me sentía tan vacía, tan sola.
Subí las escaleras lentamente y sin prisa alguna. Cuando llegué al segundo piso miré con detenimiento las puertas del pasillo. Caminé hasta mi objetivo: la habitación de Maddie.
Al entrar pude sentir su esencia al instante. Era tan pura y delicada. Con su estilo de chica aplicada pero demasiado sociable y confianzuda; muy intelectual y madura, pero tan ingenua a veces; con estanterías llenas de libros y complejo de novelista experta, pero de la vida real no tenía ni la menor idea. Su aroma estaba impregnado en el aire, una combinación de cítricos y miel, una fragancia sutil y algo empalagosa. Tan ella, tan Maddie.
La extraño tanto.
Un sollozo se escapó de mis labios y nuevamente las lágrimas amenazaron con salir. Me sentía tan enojada y molesta conmigo misma.
-Todo es tu culpa.
-Lo sé.
Caminé a través de su cuarto y me detuve en su closet, lo abrí y toda su ropa y zapatos estaban en su respectivo lugar.
Ella era tan ordenada.
Giré sobre mis talones y caminé hasta la esquina de la habitación, donde se encontraba su pequeño escritorio. Tenía muchos papeles y artículos de oficina.
¿Para qué necesitaba todo eso?
Seguí observando folders y manuscritos hasta que algo llamó mi atención en particular: su diario.
Lo tomé y contemplé por unos momentos antes de abrirlo. Es extraño, pero sentía que, si lo conservaba, era como tenerla aún conmigo.
Lo abrí en una página al azar y lo que leí me sorprendió... bastante:
''Tragedia''
19 de junio, 2012.
Reservada. Esa es la única palabra capaz de describir a mi hermana mayor. Siempre está sola, aunque tengo la sutil sensación de que en realidad no le gusta estarlo, pero esa sensación se va cuando recuerdo que a ella no le gusta estar conmigo. De hecho, dice detestarme, pero sinceramente creo que miente. A ella no le gusta -por una extraña razón- que entre a su habitación, -siempre he creído que oculta algo-. Tampoco le gusta jugar conmigo y mucho menos acompañarnos a mí y a nuestra prima, Ashley, a hacer, lo que sea que hagamos.
Pero vamos a comenzar con las razones por las cuales le temo a mi hermana:
Indicios: pequeñas cosas y detalles que nos llevan a un gran descubrimiento.
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Mi hermana es una psicópata ©
Horror| Libro I de la trilogía "Ojos Oscuros" 🔪| El odio, la envidia y el rencor son la fórmula perfecta para el desastre. Estos oscuros sentimientos transformaron a una adolescente en una asesina sedienta de venganza hacia quién menos te lo imaginas. Y...