1. Ashley

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Maddie

- Mamá, es tía Cecilia... –dije tendiéndole el teléfono- ... dice  que si puedes ir al hospital. –mi madre se puso pálida y me arrebató el aparato siguiendo la llamada y dejándome con la curiosidad.

- Sí, entiendo –dijo con preocupación en su voz, mientras pasaba su mano libre por su largo  cabello negro– No hay problema, ella puede quedarse todo el tiempo que necesite... –hizo una pausa– Muy bien, ya voy para allá, adiós –colgó la llamada y me miró preocupada– Maddie querida, debo ir al hospital ahora. Dile a Anna que volveré en cuanto vea que todo está en orden, ¿si, cariño? –dijo esperando respuesta alguna de mi parte. Pero, ¿cómo podía decir algo sin saber que estaba ocurriendo? Pareció darse cuenta  de que no contestaría, ya que se dio la vuelta para marcharse pero, la detuve tomándole del brazo para que no se fuera.

- ¿Qué pasó? -dije encontrando mi voz al fin y esperando lo peor. Ella suspiró rendida, como si tuviese una guerra interior entre decirme o no. Decidida de que debía enterarme -y que lo haría de todos modos- me miró a los ojos y dijo la peor noticia que he escuchado, claro después de la noticia de que mi padre nos dejó.

- Ashley tuvo un accidente.

- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Está bien? –balbuceé, mi cerebro parecía no querer procesar ni entender la nueva información.

- No, no está bien, pero lo estará. Debo irme, amor, Cecilia me necesita. –se soltó de mi agarre y salió corriendo por la puerta.

¿Qué quiso decir con que "puede quedarse todo el tiempo que necesite"? ¿Ashley se quedará aquí?

¡Oh, no!

A Anna no le agradará la idea.

- ¿Por qué parece que viste un fantasma? –hablando de la reina de Roma.

- Porque Ashley está en el hospital... –no me dejó terminar la frase.

- ¿Qué? –no parecía triste, ni preocupada, sino, más bien, curiosa.

- Ashley está en el hospital, tuvo un accidente. –sonrió y siguió haciendo preguntas.

- ¿En serio? ¿Cuándo? ¿Está bien? –si es posible su curiosidad pareció aumentar por su tono de voz.

- Sí, es en serio. -dije algo irritada por su actitud tan fea. Puede que tenga trece años, pero no soy tonta– Y aún no sé cómo está ni cuándo ocurrió.

- ¿Dónde está mamá? –preguntó.

- Se acaba de ir al hospital para acompañar a tía Cecilia.

- Ok, me voy. –se levantó del sillón y caminó en dirección a las escaleras.

- ¿A dónde vas?  -pregunté esperanzada.

- A mi habitación, mocosa. –dijo fastidiada.

- ¿Puedo ir contigo? –puse ojos de cachorrito abandonado– No quiero estar sola.

- No –dijo seca y giró sobre sus talones para subir las escaleras. Segundos después escuché la puerta de su habitación cerrarse.

No me inmuté. Ella siempre es así. Ya me había acostumbrado a sus rechazos. Sin embargo, no podía sacarme su sonrisa siniestra de mi cabeza cuando le dije del accidente de Ashley... Aún no puedo creer que Anna se alegrara por eso.




Mi hermana es una psicópata ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora