Cuando decidí volver del paraíso a la tierra, pude percibir que nos encontrábamos en un patio vacío, nadie estaba allí para presenciar nuestra romántica escena, nadie. Estaba muy segura de que apenas los ojos de Jannies se fijaron en mi figura sumada a la de Rubén, había desaparecido de inmediato, los celos corroían por su cuerpo y no de eso cabía duda, muy buen, así Rubén cantaba victoria.
-Felicitaciones Rubén, hiciste que una pobre chica se sintiera desgraciada -Musité de lo más normal, la verdad es que el estado de la chica no me importaba en lo más mínimo.
-Y eso es justo lo que me traigo entre manos. Pensarás que tengo el corazón de piedra, pero tu sabes, solo quiero que ella vuelva conmigo -Me sonrió con dulzura y besó mi frente en un gesto de agradecimiento por mi ayuda.
Ya era hora de que dejara de repetir todo el tiempo que quería volver a estar junto a su esquelética noviecita, me hacía sentir fracasada. Me sentía absurda, patética sintiendo cosas en lo que solo era actuación.
Inquirimos que no hacíamos nada más que ocupar espacio bajo un árbol del colegio, estábamos solos y parte del teatro había finalizado... por ahora.
El transcurso del día fue siempre lo mismo: besos, besos y más besos eufóricos que hacían de Jannies la chica más infeliz de la preparatoria, a Rubén; el chico más victorioso y ganador... y a mí, la chica más feliz y complacida del universo.
Pobre, Rubén nunca se enteraría de las mil y un cosas que me hacía sentir cuando me tomaba de los brazos, acercaba pacíficamente su rostro al mío y por fin capturaba mis labios entre los suyos.
Llegamos a casa a eso de las cinco con veinte y cinco minutos, la hora perfecta para charlar cómodamente en mi departamento, pues no había nadie que se atreviese a emitir algún comentario burlesco acerca nuestra relación y no me refiero solo a Daphne, sino a toda mi familia en general, al parecer todos estaban en mi contra .
- ¿Quieres entrar? Tengo la clase de comida que te gusta-Sonreí simpática.
-Bien. Mientras más me retrases para llegar a casa, me haces otro gran favor -Carcajeó, lo que fueron molestas y cosquillosas mariposas revoloteando por mi estómago.
Adoraba mi casa en silencio, era la hora en que era solamente habitaba Rubén y yo, mi espacio de tiempo favorito.
Como era ya de costumbre, Rubén corrió hacia mi habitación para acomodarse frente a la televisión, buscar uno de esos programas tontos que a la vez solían ser los más cómicos, quitarse los zapatos, tirarlos por algún lugar y esperar a que yo apareciera con comida chatarra y algo de beber.
Preparé comida rápida. Solía haber en cantidad en la casa, a mamá le recordaba a mi hermano, es una lástima que su novia lo amarrara hasta Australia... ¡Que va! Eso no es una lástima, aunque alguna de esas veces lo extrañaba... disfrutaba como nunca su ausencia, nada más de apodos vergonzosos e hirientes, nada más de ropas asquerosas esparcidas por todas partes, nada más de desorden.
Preparé de esas papas fritas que en un par de minutos se encuentran ricas y crujientes en el plato, dos hamburguesas y dos vasos llenos de ese líquido dulce adictivo: Coca - cola.
La bandeja era enorme y pesaba más de lo normal, sabía que se veía asqueroso en una chica, que comiera tanto, pero ¿Y qué? Estaba más que acostumbrada a comer como hambrienta frente a Rubén.
- ¡_____! -Exclamó al verme aparecer por la puesta de mi habitación, por sus ojos brillantes, por su sonrisa tan expandida, supuse que no anhelaba más que devorar los alimentos que había preparado- ¡Por Dios! ¡Eres el ángel de la comida asquerosa!
- ¿Eso era... un cumplido o se suponía que debía ofenderme?
Enarqué una ceja, Rubén despejó el velador que luego se vio ocupado por la bandeja.
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Estoy Enamorada De Mi Mejor Amigo
RomansaEl punto es que el necesita de mi ayuda porque dice que se ha peleado con su lindísima novia Jannies, y por eso quiere que me haga pasar por su novia para que ella tenga celos de mi y vuelva con el, pero yo a la vez no quiero ser parte de ese plan q...